La República Argentina, conocida simplemente como Argentina, es un país soberano de América del Sur, ubicado en el extremo sur y sudeste de dicho subcontinente y organizado de modo republicano, representativo y federal.
Situación[]
A finales del siglo XIX el comercio de la producción del sector agropecuario, como la carne, el cuero, la lana y el trigo, enriqueció grandemente a las familias estancieras, a los frigoríficos y a otros comerciantes que comenzaron a adoptar las formas de vida de los sectores sociales altos de Europa y Estados Unidos de la belle époque.
El modelo agroexportador estaba en pleno apogeo, la Guerra Civil argentina había terminado décadas atrás, los límites nacionales habían sido demarcados definitivamente, y ya se habían organizado y consolidado el Estado nacional e instituciones como el ejército, el servicio de correo o el sistema educativo.
Entre 1906 y 1910 llegaron a estas tierras, atraídos por las bondades que ella ofrecía, alrededor de 84.000 europeos.
En la celebración del Centenario de la Revolución de Mayo las élites mostraron al mundo una imagen de progreso, prosperidad y grandeza del país.
Antecedentes[]
Desde 1902 hasta 1910 se decretó cinco veces el estado de sitio, con una duración total de 18 meses. La despreocupación de los primeros tiempos, fue tornándose en intranquilidad y represión, cuando se afectaba el normal funcionamiento de las actividades agroexportadoras.
Semana Roja[]
Se conocen como la Semana Roja a los acontecimientos represivos que comenzaron durante la conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores en la Plaza Lorea de Buenos Aires de 1909 en el que murieron y quedaron heridos decenas de personas a manos de la policía, que disparó indiscriminadamente contra la multitud cuando ésta se estaba dispersando, junto con la huelga general que se produjo como consecuencia de la matanza y que fue la más exitosa hasta la época. El 1° de Mayo, una vez acabado el discurso de un orador anarquista ante un público de aproximadamente 1500 personas (hombres, mujeres y niños), estando el Coronel Ramón L. Falcón presente junto a su estado mayor, la multitud, que se estaba dispersando ya, fue atacada por varias cargas de fusilería por parte de un batallón de un centenar de uniformados a caballo. El tiroteo duró varios minutos, hasta que finalmente la Avenida de Mayo quedó despejada de público, el cual había huido por las calles laterales. El ataque dejó 80 muertos y 104 heridos. Estalló entonces una huelga general. Ante la huelga general y la decisión sindical de mantenerla hasta que Ramón L. Falcón renunciara, éste dio nuevamente órdenes de dispersar a tiros la columna de 60.000 personas que acompañaba los féretros de los obreros asesinados hacia el cementerio de la Chacarita. La policía arrebató los féretros a la multitud para evitar el cortejo, y rechazó a balazos a los 4000 manifestantes que llegaron por sus propios medios a Chacarita para rendir homenaje. Se clausuraron también los locales de sindicatos de todo signo, anarcosindicalistas y socialistas por igual, así como los órganos de prensa La Vanguardia (socialista) y La Protesta (anarquista); grupos de civiles y policías disfrazados de civiles, al grito de «Viva la Patria», incendiaron las imprentas de estos últimos y otros locales.
Después de intensas negociaciones con el gobierno del presidente José Figueroa Alcorta —a través del vicepresidente provisional— la huelga general fue levantada. Algunas peticiones de los sindicatos fueron aceptadas, entre ellas la petición de liberación de los detenidos el 1 de mayo, aunque no todas. Ningún responsable o ejecutor de la matanza tuvo que responder judicialmente por sus actos.
El asesinato de Ramón Falcón[]
El 15 de noviembre de 1909 (seis meses después de los acontecimientos de la Semana Roja), un militante anarquista, Simon Radowitzky, asesinó al comisario Ramón Falcón al atacarlo exitosamente con una bomba de fabricación casera en el cruce de las avenidas Callao y Quintana. El asesinato de Falcón produjo una nueva oleada represiva que se vio teñida por episodios de violencia antisemita y xenófoba, producidos después del fallo condenatorio; además del saqueo y quema de diversos periódicos, bibliotecas e instituciones socialistas y anarquistas, también instituciones como la Biblioteca Rusa o la Poale Sión.
Elecciones[]
Las elecciones presidenciales de Argentina de 1910 se llevaron a cabo el 13 de marzo, para designar el sucesor del Presidente José Figueroa Alcorta. Resultó electo Roque Sáenz Peña, prácticamente sin oposición. Otros conservadores prominentes, como el editor de La Nación Emilio Mitre y el gobernador de Buenos Aires Marcelino Ugarte presentaron candidaturas simbólicas. Su vicepresidente fue Victorino de la Plaza.
Festejos[]
Sin embargo, en el Centenario de la Revolución de Mayo, los trabajadores no tenían nada que festejar. El país de las clases poderosas no ha sido nunca el país de los trabajadores y oprimidos. La oligarquía pretendía exponer una Argentina próspera, el movimiento obrero se propuso mostrar el país real.
En 1910, cuando las clases dominantes quisieron festejar por todo lo alto el Centenario de la Revolución que declaró la libertad de la dominación del rey de España, lo hicieron en medio de la detención de cientos de trabajadores y dirigentes obreros. La fiesta que tenía organizada dejaba afuera a quienes construían los monumentos y los edificios con los que la oligarquía quería homenajear a los representantes extranjeros, entre ellos, los de la monarquía española.
En la semana de mayo de 1910 la oligarquía pretendía celebrar los 100 años de la Revolución con un despliegue que mostrara al mundo un país que crecía vertiginosamente, el país del “orden” y del “progreso”. Se transformó a la ciudad de Buenos Aires en el escenario para recibir a las comitivas de los principales países del mundo exponiendo el progreso indefinido que emergía en la forma de monumentos y majestuosos edificios y se expresaba en obras de teatro y ceremonias religiosas.
Huelga y lucha[]
El movimiento obrero se propuso aprovechar los actos del Centenario para exponer la situación de la clase trabajadora e iniciar movimientos huelguísticos reclamando la derogación de la Ley de Residencia (1) y la libertad a los presos sociales y políticos. Estas demandas respondían a la represión que los trabajadores y sus dirigentes venían sufriendo como respuesta a luchas, como las de la Semana Roja, un año antes, contra las condiciones brutales de explotación que vivían.
El 1° de Mayo de 1910 la FORA (2) reunía 70.000 trabajadores en la plaza Colón. Se lanzó la huelga general por tiempo indeterminado para el 18 de mayo.
En vísperas del Centenario la acción programada por las centrales obreras significaba una amenaza abierta para la oligarquía. Desde el día 13 comenzaron las detenciones en masa, y fueron apresados dirigentes obreros y los redactores de los diarios anarquistas La Protesta y La Batalla.
Estado de sitio[]
Se decretó el estado de sitio, mientras grupos de civiles nacionalistas organizaban marchas antiobreras, incendiaban el local de La Protesta, destruían el de La Vanguardia y se quemaban bibliotecas de locales obreros. Los grupos nacionalistas, integrados por hijos de los ricos, diputados conservadores, funcionarios del gobierno, policías y militares, comenzaban a actuar al grito de “muera el anarquismo”, “abajo la huelga”, “mueran los obreros”, “viva la burguesía”, “mueran los enemigos de la patria” y “viva la patria”.
Se extiende la huelga[]
La huelga general se extendió a los barrios populares, sobre todo la Boca y Barracas, y a gremios claves en la época como portuarios, ferroviarios, conductores de carros y obreros de la construcción. Esto afectó los trabajos de la exposición internacional que la oligarquía preparaba.
El día 14 la huelga se extiende por toda la ciudad de Buenos Aires y el sur de la misma (Avellaneda, Dock Sud, Quilmes y Lanús).
Barracas[]
Se producen enfrentamientos entre anaquistas [con una gran composición de inmigrantes españoles (gallegos y cántabros), italianos (genoveses)] y los grupos conservadores en Barracas, principalmente en la avenida Caseros y la zona del puente Ituzaingó. El saldo es de tres anarquistas y dos nacionalistas muertos.
Puente Alsina[]
Un grupo de obreros bloquea el Puente Alsina, en el barrio de Nueva Pompeya. Interviene la policía montada (popularmente llamados "cosacos") pero los obreros logran repelerlos. El jefe de la Policía de la Capital, Comisario General Coronel Luis Dellepiane (quién reemplazó a Ramón Falcón) decide enviar 50 agentes armados con fusiles y ametralladoras, que disparan a mansalva causando 40 muertos, decenas de heridos y varios detenidos.
La Boca[]
También se producen escaramuzas en La Boca (barrio con fama de «difícil» y «marginal»). Allí era fuerte el Partido Socialista, encabezado por el joven abogado Alfredo L. Palacios, el primer legislador socialista de América Latina. Hubo un intento de detener a Palacios, pero su condición de diputado lo salvó. No tuvieron tanta suerte media docena de dirigentes, pero la policía se vio rodeada por la multitud, y a pesar de los disparos intimidatorios, debieron liberarlos al ser superados ampliamente en número. Una vez recibidos refuerzos, la policía, junto a civiles armados, efectúan razzias y atacan conventillos y tiendas.
Avellaneda[]
Al sur de la ciudad de Buenos Aires, grupo de obreros toman algunas fábricas (Ferrum, Compañía General de Fósforos, Fósforos San Martín y la textil Masllorens) pero la policía los reprime y expulsa de las mismas.
Quilmes[]
Los obreros también tomaron la Highland Scot Canning Company Limited, procesadora de carne de capitales británicos. Luego de una negociación (que incluía la instalación de letrinas y lavabos), la toma fue levantada pacíficamente.
Final[]
Para el día 17, la ciudad se encontraba en paz, aunque fuertemente militarizada, justo a tiempo para recibir a las delegaciones extranjeras. Así la infanta Isabel de Borbón y Borbón arribó en Buenos Aires el 18 de mayo y residió allí durante dos semanas. El ambiente de recibimiento se preveía hostil. El gobierno argentino había decretado el estado de sitio. La alta sociedad argentina formó grupos de voluntarios para proteger a Doña Isabel y a los otros dignatarios. Arribaron también mandatarios de países limítrofes como Pedro Montt, presidente de Chile y Eugenio Larraburu, vicepresidente del Perú.
Gran Bretaña excusó su inasistencia debido al fallecimiento del Rey Eduardo VII. Precisamente, su funeral se produjo dos semanas después, el viernes 20 de mayo...
Los festejos comenzaron el 21 de mayo de 1910. Recién al otro día se recibieron las noticias del Atentado de Londres y las fuerzas de la oligarquía vieron una nueva oportunidad para reprimir a anarquistas, socialistas y "disconformes" en general..
Consecuencias[]
El 27 de junio de 1910 el Congreso Nacional votó una nueva ley reaccionaria: la Ley de Defensa Social, más represiva aún que la Ley de Residencia. Incluía penas de varios años de prisión al que hiciera propaganda a favor de una huelga, a los que difundieran ideas anarquistas, a los que insultaran a la Constitución Nacional o los símbolos patrios; prohibía la utilización de emblemas considerados ofensivos a la patria, como las banderas rojas, y la realización de reuniones sin previa autorización, así como el ingreso al país de quienes estuvieran asociados al anarquismo, entre otras cosas, todas punibles con varios años de prisión o la deportación.
1 Se conoce como Ley de Residencia o Ley Cané a la ley 4.144 de Residencia sancionada por el Congreso de la Nación Argentina en 1902 que permitió al gobierno a expulsar a inmigrantes sin juicio previo.
2 La Federación Obrera Regional Argentina es una federación obrera argentina fundada el 25 de mayo de 1901 que aprobó y recomendó a todos sus adherentes, la propaganda e ilustración acerca de los principios económicos y filosóficos del comunismo anárquico desde 1905.
Vea También[]
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