Antonio Barceló y Pont de la Terra (Palma de Mallorca, 1 de enero de 1717-ibídem, 25 de enero de 1797) fue un destacado marino y militar español, Almirante de la Real Armada Española.
De simple marinero ascendió a los más altos grados de la Armada debido a sus méritos de guerra, distinguiéndose en la marina sutil, con pequeñas embarcaciones. Inventó las barcas cañoneras usadas durante el Sitio de Gibraltar de 1779-1780, que culminó con la captura del peñón.
Sus hazañas en la mar le dieron fama legendaria. Aún circula por Andalucía un dicho que pondera a Barceló, el «ser más valiente» (o «tener más fama») «que Barceló ni en la mar». Un modesto patrón mallorquín, de familia humilde y plebeya que, cuando se exigía la hidalguía para ser oficial en la Armada o en el Ejército, de escasa formación académica e intelectual, logró entrar por méritos propios en esa elitista Armada y llegar nada menos que a Teniente General de ella, cuando todo en la sociedad, leyes y costumbres de la época se oponía frontalmente a tan alto encumbramiento. Cambió la manera de combatir en el Mediterráneo con la mismas armas y tácticas que sus enemigos piratas.
Inicios[]
En cuanto tuvo la altura suficiente, el joven Antonio se embarcó en la nave de su padre, primero como simple grumete, luego como marinero y, finalmente, piloto. Cuando tenía 18 años murió su padre con lo que el joven Barceló tomó el mando del jabeque familiar. A los 19 años, haciendo la ruta de Palma de Mallorca-Barcelona comandó su primer y exitoso combate contra los piratas berberiscos que infectaban las costas del Levante español.
Su fama de valentía fue en aumento entre las gentes de la mar, y se acrecentó con un combate que sostuvo con dos galeotas argelinas. Su heroica actuación llegó hasta oídos de la misma Corte, tal que a los 21 años Felipe V se dignó nombrarle alférez de fragata el 6 de noviembre de 1738, aunque con carácter de graduado y sin derecho a goce de sueldo alguno.
Contra los piratas[]
Entre 1748 y 1769 se dedicó a combatir a los piratas berberiscos en el Mediterráneo. Solo entre 1760 y 1769 echó a pique 19 buques piratas y corsarios, hizo 1.600 prisioneros y liberó a más de un millar de prisioneros cristianos. Como recompensa a tan distinguidos servicios, Barceló fue ascendido a capitán de navío, por Real patente del 16 de marzo de 1769.
La primera expedición contra Argel[]
El mismo año 1775, Carlos III organizó una campaña para conquistar Argel, el foco central de toda la piratería mora.
Barceló protegió el desembarco acercándose con sus naves de poco calado lo máximo posible a la costa, para que su artillería fuera efectiva.
Si bien la campaña fracasó, su acción le dio gran crédito entre los altos mandos de la Armada, y no sólo a ellos, sino que el rey le ascendió al grado de brigadier en el mismo año de 1775.
Gibraltar[]
El 16 de junio de 1779 había estallado de nuevo la guerra con Inglaterra (Guerra de independencia de EE.UU.). El 24 de agosto Barceló fue ascendido a Jefe de Escuadra y nombrado Almirante-Comandante de las fuerzas navales destinadas al sitio de Gibraltar. Su fuerza la componían un navío de línea, una fragata, tres jabeques, cinco jabequillos, doce galeotas y veinte embarcaciones menores. Por tierra debía efectuar el ataque el general Martín Álvarez de Sotomayor.
Afortunadamente, en el tiempo preciso, Barceló obtiene permiso de Madrid para la construcción de sus famosas lanchas cañoneras, de invención propia, y así poder bombardear la plaza con más potencia. Ideó Barceló armarlas con una pieza de a 24 o con un mortero, y grandes botes de remos. Para proteger a la dotación se las dotó de un parapeto plegable forrado por dentro y fuera de una capa de corcho. Medían 56 pies de quilla, 18 de manga y 6 de puntal, con 14 remos por banda, llevaban la pieza mencionada giratoria, con una gran vela latina, siendo su dotación de una treintena de hombres. El éxito de la prueba fue tal que se armaron muchas más de estas lanchas y empezaron sus correrías nocturnas.
Según el capitán inglés Sayer: La primera vez que la armada inglesa vieron los "nuevos" buques de construcción (Barceló), causaron risa; mas no transcurrió mucho tiempo sin que se reconociese que constituían el enemigo más temible que hasta entonces se había presentado frente a la Armada inglesa "la invencible", porque Barceló atacaba de noche y él siempre elegía las más oscuras; era imposible apuntar al pequeño bulto de sus barquitos. Noche tras noche Barceló enviaba sus proyectiles por todos lados de la plaza. Este bombardeo nocturno fatigaba mucho más a los ingleses, que el servicio de día. Primeramente trataron las baterías de deshacerse de las cañoneras de Barceló, disparando al resplandor de su fuego; finalmente los ingleses se dieron cuenta de que se gastaban inútilmente sus propias municiones.
La segunda expedición contra Argel[]
A principios de agosto de 1783 la escuadra bajo el mando del teniente general don Antonio Barceló atacó la plaza de Argel.
Se le confirió el mando de una escuadra que se reunió en Cartagena, compuesta por 4 navíos (con insignia en el Terrible) de 70 cañones, 4 fragatas, 9 jabeques, 3 bergantines, 16 buques menores, 19 cañoneras con cañones de a 24, 20 bombarderas con morteros y 10 lanchas de abordaje.
La expedición concluyó en un total triunfo. La alegría en España por tan favorable resultado fue enorme, y por real título del 13 de agosto de 1783 fue ascendido a teniente general.
La tercera expedición contra Argel[]
A pesar de los grandes daños sufridos, los argelinos no se rindieron. El segundo bombardeo de Argel tuvo lugar entre el 12 y el 21 de julio de 1784.
A la vista del castigo sufrido y ante la eventualidad de la nueva expedición que ya estaba preparando Barceló, el Bey de Argel, se avino a entablar negociaciones con España, que culminaron en el Tratado que se firmó el 14 de junio de 1786, signado por José de Mazarredo. También Túnez prefirió llegar a un acuerdo con España, con lo que, en lo que a esta nación respecta, se pudo dar por acabada definitivamente la piratería berberisca en el Mediterráneo. El rey se sirvió conceder a Barceló el sueldo de almirante, que era el que debía estar cobrando, siendo nombrado además caballero de la Orden de Carlos III.
Final[]
Ya en su retiro de Palma de Mallorca, inducido por las ya comentadas envidias y acusaciones que sobre él circulaban, falleció a los 80 años de edad.
Vea también[]
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