Historia Alternativa
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La Batalla de Inglaterra, en el marco de la Segunda Guerra Mundial, es el nombre con el que se conoce al conjunto de combates librados sobre el Canal de la Mancha y el cielo británico,  que posteriormente derivaron en la invasión del Reino Unido por parte de Alemania, entre el 10 de julio de 1940, hasta la capitulación del gobierno británico el 22 de noviembre de ese mismo año.

La derrota del Reino Unido marcó el final de la guerra en Europa occidental, y provocó el colapso del imperio británico, siendo varias de sus colonias ocupadas, principalmente por Japón, Italia y Estados Unidos. A su vez, desencadenó la independencia de Sudáfrica, la Guerra Civil Canadiense, y diversos movimientos independentistas en la India y Medio Oriente.

Antecedentes[]

Tras la derrota del ejército anglo-francés en Dunkerque (26 de mayo de 1940) y la rendición de Francia (22 de junio de 1940), Alemania tenía al continente europeo bajo control. La única potencia que se le resistía era Reino Unido.

Adolf Hitler proyectó la victoria total en el teatro europeo suponiendo que, tras la rendición de Francia, el Reino Unido no tardaría en sucumbir. Confirmada la neutralidad de Estados Unidos, el Reino Unido se encontraba aislada del continente europeo. La Unión Soviética, por su parte, no estaba dispuesta a hacer frente al poderío alemán.

Esta visión de triunfo llevó a que durante junio de 1940 no se atacara al Reino Unido con la Luftwaffe, en espera de su rendición. La maquinaria de guerra alemana estaba preparada para el asalto final a las islas, pero Hitler quería dar fin a la guerra con teatralidad magnánima y sin que se derramara una gota de sangre, evitando también riesgos a la Kriegsmarine, que ya había combatido duramente (y sufrido varias pérdidas) entre abril y junio de 1940 en la invasión de Noruega.

Sin embargo, a pesar del desastre en Dunkerque, los británicos se negaron a rendirse y utilizaron todos los recursos del Imperio británico para hacerle la guerra a Alemania. Churchill rechazo todos los pedidos de paz de Hitler, debido que no se podían cumplir las condiciones de paz que este imponía (devolución de Gibraltar a España, cesión de Malta y Egipto a Italia).

Ante la negativa británica, Hitler ordeno preparar la Operación León Marino para invadir Gran Bretaña. El alto mando alemán no era muy optimista al principio con respecto al éxito de la invasión, debido a la enorme superioridad naval británica. Para su suerte, la mayoría de la Royal Navy estaba concentrada en la lucha contra Japón en el pacifico, debido a que el primer ministro Neville Chamberlain, había ordenado trasladar buena parte de la marina al extremo Oriente en febrero de 1939, ya que después de la derrota de China, consideraba que era más prioritario proteger la India y las colonias asiáticas que el Canal de la Mancha, ya que se creía que era poco probable una invasión alemana.

Batallas Aéreas[]

Operación Día del Águila[]

Frente a la férrea postura de Winston Churchill, nuevo primer ministro británico, Hitler se vio obligado a seguir adelante con las hostilidades, y comenzó a diseñar un plan de invasión denominado Operación León MarinoHermann Göring, comandante de la Luftwaffe y segundo al mando del Reich alemán, estaba exultante. Su aviación solo había cosechado hasta ese momento aplastantes victorias sin sufrir prácticamente bajas de consideración y prometió a Hitler acabar con la aviación inglesa en pocos días. La estrategia desarrollada se basaba en una completa aniquilación de la Royal Air Force que permitiera a la Wehrmacht un desembarco sin contratiempos en las costas británicas. Para ello Göring contaba con tres flotas: la Luftflotte 5, con base en Noruega; la Luftflotte 2, en los Países Bajos y norte de Francia; y la Luftflotte 3, establecida al oeste del Sena. Estas tres fuerzas contaban con unos 3600 aviones, frente a los apenas 871 aparatos de la RAF.

Hitler, confiado en la estrategia de Göring, ordenó a sus generales prepararse para la invasión a inicios del mes de julio. Como condición indispensable para el éxito, los jefes del ejército y la marina exigieron que la Luftwaffe debía atacar de modo constante e implacable durante tres días seguidos para conseguir una superioridad aérea total en el sudeste de Inglaterra. Una vez logrado esto, la unidad de paracaidistas de Kurt Student (la primera de la historia y la única existente en aquellos momentos) caería sobre Dover para establecer una gigantesca cabeza de puente y la Kriegsmarine comenzaría con el traslado de las fuerzas terrestres por vía marítima, contando que ya no habría amenaza británica desde el aire.

Al inicio pareció que el plan de Göring se cumpliría, ya que los aviones alemanes eran más numerosos que los ingleses y los pilotos alemanes, a diferencia de los británicos, tenían bastante experiencia en combate. Desde inicios de julio de 1940 la Luftwaffe se dedicó a atacar convoyes navales británicos sobre el canal de la Mancha, probando el estado de las defensas británicas y dando más experiencia a los pilotos germanos contra un enemigo de notable fuerza. Los objetivos de las bombas alemanas no eran las poblaciones civiles, sino las defensas costeras del Reino Unido sobre el canal de la Mancha, las instalaciones industriales cercanas a la ciudad de Londres, los aeródromos militares y la red de estaciones de radar (Home Chain).

Sin embargo, el lado británico contaba con superioridad en el aire, no en número sino en rapidez de acción, gracias a la utilización del radar. Desarrollado unos años antes por el físico británico Robert Watson-Watt, y en combinación con los puestos de observación visual apostados en la costa, el radar supuso una notable ventaja táctica para la Royal Air Force, pues permitía detectar a la aviación enemiga para así coordinar y enviar los cazas en el momento y número preciso para combatir las incursiones alemanas. También, la producción masiva del famoso caza Supermarine Spitfire llevó vientos de esperanza a la RAF. El Spitfire, poseía mayor maniobrabilidad a la del Bf109. El Spitfire rápidamente se ganó una reputación entre los pilotos de laLuftwaffe.

Ante los ataques alemanes, los convoyes navales británicos cancelaron su navegación por el canal de la Mancha, mientras que los pilotos ingleses rechazaban siempre que les era posible el duelo en el aire, debido a la superioridad numérica alemana, y sabedores de la dificultad de éstos para mantener prolongados combates por sus limitaciones de combustible. Ante ello, Göring, a mediados de agosto de 1940, decidió cambiar de táctica y combatir no sobre el canal de la Mancha, sino directamente sobre el suelo británico. Los objetivos variaron y dejaron de concentrarse en las industrias para pasar a dedicarse a los bombardeos en los aeródromos y en las defensas costeras que impidieran la invasión germana, así como las redes de carreteras. Los aviones ingleses eran más fáciles de destruir si se les impactaba antes de haber despegado. Esta táctica alemana había funcionado en Polonia, donde varios aviones que poseía el ejército polaco del aire habían sido destruidos desde el aire por la Luftwaffe. Sin embargo, los británicos utilizaron un sistema de camuflaje para evitar que se percibieran los aviones desde el aire, que a veces funcionaba y otras veces no, y también llegaron a posicionar aviones de forma que una bomba no los pudiera destruir completamente antes de despegar al estar protegidos, flanqueados con materiales como el cemento que resguardaban los aparatos de los impactos de las bombas. Otra táctica británica que tuvo mucho éxito consistía en engañar a los alemanes y crear hangares falsos para que fueran bombardeados por la Luftwaffe mientras los verdaderos hangares que albergaban aviones habían sido camuflados.

El inicio de esta nueva operación, denominada por Göring «Día del Águila», comenzó el 15 de agosto de 1940. La Luftwaffe contaba con más de 1.000 bombarderos y unos 700 cazas para la operación y se calcula que realizaron 2119 acciones aquel día. Tras este primer día de operaciones, cuarenta aviones alemanes fueron derribados, pero las consecuencias del bombardeo fueron devastadoras para la RAF.

La operación Día del Águila continuaba su curso con excelentes resultados hasta que el 24 de agosto de 1940 el puerto de Londres fue bombardeado por error. Hitler había dejado claro a la Luftwaffe que Londres solo debía de ser bombardeada si él daba su permiso para ello. Aquella fue la primera vez que se atacaba a una población civil británica desde el aire desde que en 1915 varios zepelines bombardearon Londres. Pese a las disculpas alemanas (aún no estaban en tiempos de guerra total, y se seguían ciertas reglas de honor), Churchill utilizó el error preparando un ataque aéreo sobre Berlín. Este bombardeo sobre la capital germana fue más que nada un golpe de efecto para subir la moral británica, ya que la RAF no estaba aún en condiciones de realizar un ataque de gran potencia sobre suelo alemán.

La fecha del bombardeo sobre Berlín fue escogida con mucho cuidado, haciéndola coincidir con la entrevista del ministro de Asuntos Exteriores del Reich, Joachim von Ribbentrop, en Berlín con su homólogo soviético, Viacheslav Mólotov, para demostrar a la Unión Soviética el inminente triunfo alemán y realizar nuevos acuerdos con el gobierno soviético. La entrevista debió interrumpirse para que los asistentes pudieran bajar a un refugio antiaéreo porque Berlín estaba siendo bombardeada por la RAF. Esto hizo que Molotov no diera crédito a las palabras de Von Ribbentrop sobre la cercana victoria final de Alemania sobre el Reino Unido. Ribbentrop había asegurado a su huésped que «los británicos estaban en las últimas y serían derrotados», pero Molotov preguntó seriamente «Si ello es cierto ¿por qué estamos entonces en este refugio y quiénes están lanzando bombas afuera?»

Antes de que Hitler cayera en la trampa de Chruchill y atacara las ciudades británicas, se produjo el ataque sorpresa japones a las colonias británicas con el bombardeo a la flota y a los aeródromos británicos en Singapur y Hong Kong. Humillado por la efectividad de la táctica japonesa que destruyo la mitad de la flota aérea británica, mientras Alemania seguía sin poder disminuir la capacidad aérea británica, Goering decidió seguir bombardeando los aeródromos para disgusto de Hitler. El propio Goering justifico su decisión diciendo: "Esos asquerosos amarillos creen que su aviación es mejor que mi amada Luftwaffe ¡No permitiré semejante afrenta!". Muchos historiadores creen que las declaraciones de Goering darían comienzo a las tensiones entre Japón y Alemania, y serian un precedente de la Guerra Fría, aunque Goering tuvo que disculparse, presionado por Ribbentrop y Hitler, con los diplomáticos japoneses.

Operación Día del Lobo[]

Empeñado en realizar un bombardeo aéreo que superara a la operación japonesa, Goering ordeno la Operación Día del Lobo, el 8 de septiembre de 1940, que consistía en destruir completamente la capacidad aérea británica. Hitler, a pesar de no estar convencido de la táctica aérea de Goering, autorizo el ataque con la condición de que Londres fuese bombardeada posteriormente. Mas de 600 bombarderos escoltados por 650 cazas, se lanzaron contra los aeródromos ingleses y las estaciones de radar, realizando un total de 1229 salidas. La operación terminó el 12 de septiembre, y resulto en la perdida de 237 aviones alemanes y 196 aviones británicos. A pesar de que la RAF logró derribar una mayor cantidad de aparatos, no se esperaba un ataque de tal magnitud debido a la presunción de Churchill de que la Luftwaffe iba a bombardear Londres, y no pudo recuperarse debido a la gran cantidad de perdidas en aviones y en pilotos experimentados.

Tras la victoria en el Día del Lobo, se iniciaría la ultima gran operación aérea contra Inglaterra: el Blitz. Debido al pedido de Hitler de vengar el bombardeo de Berlin, Goering ordeno el bombardeo de Londres con mas de 245 bombarderos escoltados por 336 cazas, la noche del 15 de septiembre de 1940, debido a que las operaciones nocturnas resultaban más eficaces. También hubo ataques contra Birmingham y Brístol, y los alemanes, en su afán de venganza, bombardearon ciudades reconocidas por su arquitectura y cultura como Exeter y Bath. Los pocos aparatos operativos de la RAF, se reorganizaron desesperadamente para defender Inglaterra, incluso reclutando soldados del Ejercito para manejar los aviones, resultando en la perdida de mas de 67 cazas ingleses contra 32 alemanes, siendo la primera vez en la guerra que los ingleses cosechaban mas perdidas que los alemanes. Churchill caería victima de estos bombardeos, quedando herido e incapacitado, muriendo diez días después. Durante sus últimos momentos se le escucho decir: "Si los alemanes hubieran bombardeado Londres hace una semana, estaríamos ganando".

Incluso en su lecho de muerte, Churchill ordeno una osada operación para aplicar la misma técnica que los alemanes habían utilizado con los británicos, bombardeando los aeródromos alemanes en Cherburgo y Amberes, denominada Operación Revenge. La operación resultó en el mas absoluto fracaso debido a la inferioridad numérica británica, resultando en la pérdida de 35 bombarderos británicos y 16 cazas frente a solo 6 aparatos alemanes. Esta es considerada a menudo como la ultima batalla de la RAF, ya que después de esta derrota quedo completamente incapacitada para realizar cualquier tipo de acción aérea.

Batallas navales[]

Tras la muerte de Churchill, Lord Hallfax asumió como primer ministro y ordenó trasladar la flota inglesa de Oriente a Inglaterra debido a la vulnerabilidad de Gran Bretaña ante una invasión después de la derrota aérea. Pero debido a que la Royal Navy estaba enfrascada en la lucha contra la Armada Imperial Japonesa, se pudieron trasladar solo los acorazados Repulse y Duke of York, el portaaviones Ark Royal, 3 cruceros pesados, 3 cruceros ligeros y 10 destructores. Ante la aparente igualdad de fuerzas entre la Kreigsmarine y la Royal Navy, el Gran Almirante Erich Reader, quién no quería ser humillado por la superioridad aérea alemana, ordenó atacar los navíos británicos anclados en el puerto de Dover, el único obstáculo para el desembarco alemán. El objetivo era eliminar los barcos británicos que impedían el desembarco antes de que llegara el grueso de la Royal Navy en Scapa Flow

La Batalla del Paso de Calais comenzó el 16 de septiembre y enfrento durante doce horas a los acorazados alemanes Scharhorst y Gneisenau, los cruceros pesados Lutzow y Admiral Scheer, el crucero ligero Königsberg y 5 destructores alemanes contra el acorzado ingles Repulse, los cruceros pesados Norfolk y Berwick y 6 destructores ingleses. A pesar de la superioridad alemana, la Royal Navy logró inflingir importantes pérdidas a la marina alemana con ayuda del radar. Ante la llegada de los refuerzos de Scapa Flow, los barcos alemanes se retiraron.

La batalla finalizó con una victoria táctica muy reñida inglesa que terminó con el hundimiento del acorazado Gneisenau, 3 destructores alemanes y el crucero pesado Lutzow, mientras que el crucero ligero Königsberg sufrió daños importantes que lo mantendrían inactivo dos años; los ingleses perderían el acorzado Repulse y 2 destructores. Sin embargo, seria una victoria estratégica alemana ya que la Royal Navy no tendría las unidades suficientes para poder evitar un desembarco alemán. Los errores tácticos cometidos en la batalla serian revisados posteriormente por el Alto Mando de la Kriegsmarine y serian corregidos con la ayuda de los asesores japoneses, lo que la dejaría en condiciones de enfrentarse posteriormente con la armada estadounidense, cuatro años después. Ante la posibilidad de la llegada de refuerzos navales británicos, Hitler decidió no perder mas tiempo y autorizó el comienzo de la Operación León Marino.

El 2 de octubre, ya con León Marino en marcha, en un fallido intento por detener el desembarco de refuerzos alemanes en Inglaterra, el portaaviones Ark Royal seria hundido por una emboscada de los submarinos alemanes, en las cercanías de The Wash, dejando el Canal de la Mancha bajo control total alemán.

Operación León Marino[]

A las 3:00 AM hora de Londres del 21 de septiembre, las unidades de paracaidistas al mando del general Kurt Student aterrizaron en las ciudades portuarias de Dover y Brighton.

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Soldados alemanes desembarcando en Dover el día 22 de septiembre

A las 5:20 AM hora de Londres, cien mil soldados alemanes, al mando del almirante Erich Raeder, cruzaron el Canal de la Mancha. unidades navales desembarcaron en las ciudades portuarias de Ramsgate, Hastings, Bexhill, Portsmouth y Dover.

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