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La Batalla de Oxford fue una batalla decisiva en la campaña de invasión nazi al Reino Unido y prácticamente la última de la Segunda Guerra Mundial de forma oficial, aunque después las colonias británicas protagonizasen la Guerra de las Libertades, que básicamente era una prolongación de la IIGM.
La Batalla[]
Las tropas del eje, comandadas por Herman Ebersbacher, deciden atacar Oxford, donde se encontraba gran parte de las fuerzas aliadas, sin esperar a los refuerzos que venían desde Cardiff, que acababa de ceder al asedio nazi unos pocos días antes. Se enfrentaban a una fuerza 3 veces superior en número pero totalmente desorganizado, ya que los oficiales capacitados del Reino Unido estaban encarcelados, muertos u ocupados en la defensa de Londres. Un inexperto Capitán Louis Francis encabezaba al ejército británico y un noble local aficcionado a la historia militar dirigía a las milicias populares de estudiantes y agricultores dipuestos a luchar por su país. Las tropas internacionales de países aliados estaban capitaneadas por el Almirante Gerard Bleu (francés exiliado en Gran Bretaña), experto en la lucha marítima pero inepto en la guerra en tierra firme. Las filas del ejército británico, unos mil hombres, fueron detrozadas por los carros de combate alemanes y se dispersó durante el transcurso de la batalla, dejandose rodear y siendo rápidamente aniquilados. Las milicias populares, gracias al fervor de quien defiende su libertad, causaron grandes bajas, sobre todo a las tropas italianas, matando a las tres cuartas partes de sus tropas. Los voluntarios internacionales, desmotivados y exhaustos se rindieron al ver clara su derrota, a cambio de mantener sus vidas a salvo.
Pronto las tropas del eje se internan en la ciudad matando y destruyendo todo a su alrededor. Los tanques destruyen uno a uno los edificios de la Universidad y los soldados incendian bibliotecas y museos, dejando la ciudad en ruinas y masacrando a su población