Historia Alternativa
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Eduardo VIII de Gran Bretaña
Rey de Gran Bretaña,Rey de Japón y Emperador de la India
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Eduardo VIII
Reinado
20 de enero de 1936 - 28 de mayo de 1972
Predecesor Jorge V
Sucesor Eduardo IX
Información personal
Nombre secular Edward Albert Christian George Andrew Patrick David
Nacimiento 23 de junio de 1894
Londres, Inglaterra,GB
Fallecimiento 28 de mayo de 1972 (77 años)
Londres, Inglaterra,GB
Sepultura Castillo de Windsor
Himno real God Save the King
Familia
Casa real Casa de Windsor
Padre Jorge V
Madre María de Teck
Cónyuge Wallis Simpson
Hijos Eduardo IX

Coat of Arms of the United Kingdom (1837-1952)
Escudo de Eduardo VIII de Gran Bretaña

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Eduardo VIII de Gran Bretaña(en inglés Edward Albert Christian George Andrew Patrick David), ) fue rey de Gran Bretaña y los dominios de la Mancomunidad Británica y Emperador de la India, desde la muerte de su padre, Jorge V , el 20 de enero de 1936, hasta su muerte el 28 de mayo de 1972, mientras que como Rey de Japón, fue el primero en ostentar el título desde el 5 de junio de 1941 hasta su muerte.

Antes de su ascenso al trono, Eduardo ostentó sucesivamente los títulos de príncipe Eduardo de York, príncipe Eduardo de Cornualles y York, duque de Cornualles y Rothesay, y príncipe de Gales. En su juventud sirvió en la Primera Guerra Mundial, realizó varias giras por el extranjero en representación de su padre, Jorge V, y fue asociado con una sucesión de mujeres casadas de mayor edad que la suya.

A sólo unos meses de iniciar su reinado, Eduardo causó una crisis constitucional cuando le propuso matrimonio a la celebridad estadounidense y dos veces divorciada Wallis Simpson. Los primeros ministros del Reino Unido y los dominios se opusieron al matrimonio en un principio, argumentando que el pueblo nunca la aceptaría como reina. Eduardo sabía que el gobierno encabezado por el primer ministro británico Stanley Baldwin, renunciaría si los planes de matrimonio seguían adelante, lo que podría arrastrar al propio rey a una elección general y arruinar irremediablemente su condición de monarca constitucional y políticamente neutral.

Fue en este momento que reuniría a los lideres del parlamento que lo apoyaban para formar un frente común que lo haría salvarse de la abdicación y de una crisis nunca antes vista; igualmente usaría su popularidad para dirigirse a Europa en un Discurso en la Sociedad de Naciones, donde expondría la doctrina de la "Nueva Europa", que hablaba de la misión de Gran Bretaña como potencia defensora de la democracia ante las amenazas del fascismo y del nacional-socialismo, poniendo de ejemplo a la Guerra Civil Española como una "prueba para las democracias occidentales" y que "si se dejaba caer a España ante el fascismo, pronto seguirían los franceses, los rusos y al final los británicos".

Con la victoria aliada en España, Eduardo logró conservar el trono y comenzaría tranquilamente su reinado que estaría lleno de mitos, controversias y sorprendentes logros.

Durante sus 26 años de reinado, Gran Bretaña derrotaría a 3 potencias mundiales, extendiendo el Imperio en el Este asiático y en Norte América, confirmando su estatus como única superpotencia mundial.


Nacimiento y familia[]

Eduardo VIII nació el 23 de junio de 1894 en White Lodge, en el distrito de Richmond en Surrey, Inglaterra.1 Fue el hijo mayor de los duques de York (más tarde los reyes Jorge V del Reino Unido y María). Su padre era el segundo hijo del príncipe de Gales (más tarde rey Eduardo VII) y de Alejandra, princesa de Gales. Su madre era la hija mayor del duque Francisco de Teck y su esposa, la duquesa de Teck (antes princesa María Adelaida de Cambridge). Como bisnieto de la reina Victoria, en la línea masculina, Eduardo recibió desde su nacimiento el tratamiento de Su Alteza y el título de príncipe Eduardo de York.

Edward VIII boy

El "pequeño David", fotografiado por su abuela la reina Alejandra.

Fue bautizado en la Sala Verde de Dibujo de White Lodge el 16 de julio de 1894, por Edward White Benson, arzobispo de Canterbury. Los nombres fueron elegidos en honor a su difunto tío, que era conocido por su familia como Eddy o Eduardo, y su bisabuelo el rey Christian IX de Dinamarca. El nombre de Alberto fue incluido a petición de la reina Victoria, y sus últimos cuatro nombres: Jorge, Andrés, Patricio y David, provinieron de los santos patronos de Inglaterra, Escocia, Irlanda y Gales. Su familia y amigos cercanos lo llamaron siempre por su último nombre, David.

Los padres de Eduardo, el duque y la duquesa de York, a menudo estuvieron apartados de la crianza de sus hijos, al igual que otros padres ingleses de clase alta de la época. Eduardo y sus hermanos menores fueron criados por niñeras. Una de sus primeras niñeras abusaba de Eduardo con pellizcos antes de que fuera presentado a sus padres. Su llanto y sus gemidos llevaban al duque y la duquesa a pedir a la nana que se lo llevara. Cuando los padres se enteraron despidieron a la niñera.

El padre de Eduardo, aunque ejercía una dura disciplina, acostumbraba demostrar su afecto, y su madre solía mostrar un lado divertido con sus hijos que contraponía a su imagen pública austera y les animaba a confiar en ella.


Carrera militar y educación[]

Los primeros estudios de Eduardo fueron realizados en casa y tutelados por Helen Bricka. Cuando sus padres recorrieron el Imperio británico durante casi nueve meses, después de la muerte de la reina Victoria en 1901, el joven Eduardo y sus hermanos se quedaron en Gran Bretaña con sus abuelos, la reina Alejandra y el rey Eduardo VII, que acostumbraban a colmar de afecto a sus nietos. Al regreso de sus padres, Eduardo fue puesto bajo el cuidado de dos hombres, Frederick Finch y Hansell Henry, que prácticamente criaron a Eduardo y sus hermanos el resto de su infancia.

Eduardo estuvo bajo la estricta tutela de Hansell hasta cerca de los 13 años; Hansell quería que Eduardo entrara en la escuela desde una edad más temprana, pero su padre no estuvo de acuerdo. Eduardo presentó el examen para entrar al Osborne Naval College, y comenzó sus estudios allí en 1907. Tras dos años en el instituto educativo de Osborne, los cuales no disfrutó, Eduardo se cambió al Real Colegio Naval de Dartmouth. Se planeó que tomara ahí un curso de dos años, seguido por su entrada en la Marina Real, sin embargo, Eduardo se convirtió automáticamente en duque de Cornualles y duque de Rothesay cuando su padre, Jorge V, ascendió al trono el 6 de mayo de 1910, tras la muerte de Eduardo VII. Eduardo fue designado príncipe de Gales, un mes después de cumplir 16 años, el 23 de junio de 1910, y comenzaron a prepararlo seriamente para sus futuras funciones como rey. Se retiró de la carrera naval antes de su graduación formal, sirvió como guardia marina durante tres meses a bordo del acorazado HMS Hindustan; a continuación, entró en el Magdalen College de la Universidad de Oxford, por lo que, en opinión de sus biógrafos, recibió una baja preparación intelectual. Salió de Oxford después de ocho trimestres sin recibir ningún tipo de credenciales académicas.


Príncipe de Gales[]

Eduardo fue investido oficialmente como príncipe de Gales en una ceremonia especial en el castillo de Caernarfon

Edward V111 circa1915

Eduardo durante la Primera Guerra Mundial.

el 13 de julio de 1911. La investidura tuvo lugar en Gales, a instancias del político galés David Lloyd George, condestable del Castillo y ministro de Hacienda del gobierno liberal. Lloyd George ideó una ceremonia bastante extravagante al estilo de las festividades galesas y preparó a Eduardo para que hablara unas pocas palabras en galés.

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Eduardo había alcanzado la edad mínima para el servicio activo y estaba dispuesto a participar. Se había unido a los Grenadier Guards en junio de 1914, y aunque estaba dispuesto a servir en la primera línea, el secretario de Estado para la Guerra, Lord Kitchener se negó a permitirlo, citando el inmenso daño que se produciría si el heredero al trono fuera capturado por el enemigo. A pesar de esto, Eduardo fue testigo de la guerra de primera mano y trató de visitar la línea del frente tan a menudo como pudo, por lo que fue condecorado con la Cruz Militar en 1916. Su papel en la guerra, aunque limitado, le volvió popular entre los veteranos del conflicto.Eduardo emprendió su primer vuelo militar en 1918 y más tarde obtuvo su licencia de piloto.

A lo largo de la década de 1920, Eduardo, como príncipe de Gales, representó a su padre, el rey Jorge V, en el país y en el extranjero en muchas ocasiones, realizando unos 16 viajes a diversas partes del Imperio entre 1919 y 1935 (en el proceso adquirió la finca Bedingfield, cerca de Pekisko, Canadá). No obstante, no en todos sus viajes se comportó bien, existen registros de sus desapegos al protocolo y negativa a conocer a personalidades importantes en la India. Dentro de Gran Bretaña se interesó por las zonas afectadas por la crisis económica. Su rango, viajes, buena apariencia y soltería lo convirtieron en una figura sumamente popular: casi tanto como una estrella de cine, que recién estaban surgiendo. A diferencia de su padre, al que nunca se le veía sonreír, él mostraba jovialidad con respecto al resto de la realeza. En el apogeo de su popularidad, se convirtió en la celebridad más fotografiada de su tiempo y establecía la moda masculina. En 1924, donó el Trofeo Príncipe de Gales a la Liga Nacional de Hockey.

Sus actitudes hacia muchos de los súbditos del imperio y varios pueblos extranjeros, tanto durante su etapa como príncipe de Gales y más tarde como Rey, fueron poco comentadas en su momento, pero posteriormente deterioraron su reputación. Sobre los indígenas australianos dijo: «¡Son la forma más repugnante de seres vivos que he visto! ¡Son la forma más baja conocida de seres humanos y son lo más parecido a los monos!». Sin embargo la actitud del Rey iría cambiando luego de visitar las ruinas de las ciudades japonesas al final la Gran Guerra del Pacífico, y más tarde tras visitar la destruida Washington D.C. al finalizar la Segunda Guerra Mundial.

Romances[]

Bundesarchiv Bild 102-13538, Edward Herzog von Windsor

Eduardo en 1932.

El hecho de que Eduardo fuera un mujeriego compulsivo y otras conductas imprudentes durante los años 1920 y 1930, preocupaban al primer ministro Baldwin, al rey Jorge V y a las personas cercanas al príncipe. Alan Lascelles, secretario privado de Eduardo por ocho años, durante este período, creía que, «por alguna razón hereditaria o fisiológica su desarrollo mental normal se detuvo en seco al llegar a la adolescencia». Jorge V estaba decepcionado por el fracaso de Eduardo para establecerse en la vida y disgustado por sus muchos romances con mujeres casadas. El rey se mostraba reacio a ver a Eduardo heredar la Corona, y fue citado diciendo acerca de Eduardo: «Después de mi muerte, el chico se arruinará en 12 meses».

En 1929, la revista Time informó que Eduardo embromaba a su nueva cuñada, Isabel, la esposa de su hermano Alberto, llamándola «reina Isabel». Pasaron los años y Eduardo permaneció soltero, pero su hermano y cuñada, tuvieron dos hijas. La mayor de ellas era la princesa Isabel. 

El rey Jorge V dijo de su hijo Alberto («Bertie») y su nieta Isabel («Lilibet»): «Ruego a Dios que mi hijo mayor [Eduardo] nunca se case y tenga hijos, y que nada se interponga entre Bertie y Lilibet y el trono». En 1930, el rey le dio a Eduardo una casa, Fort Belvedere, cerca de Sunningdale, Inglaterra. Eduardo mantuvo ahí relaciones con una serie de mujeres casadas como la mitad británica y mitad estadounidense heredera de empresas textiles Freda Dudley Ward, y Lady Furness, una estadounidense de parcial ascendencia chilena, que presentó al príncipe a su amiga estadounidense Wallis Simpson. La señora Simpson se había divorciado de su primer marido en 1927 y posteriormente se había casado con Ernest Simpson, un hombre de negocios mitad británico y mitad estadounidense. Se acepta por lo general, que la señora Simpson y el príncipe de Gales, se convirtieron en amantes mientras que Lady Furness viajaba por el extranjero, aunque Eduardo insistió firmemente ante su padre, el rey, en que no había intimado con ella y que no era apropiado describirla como su amante. La relación de Eduardo con la señora Simpson debilitó aún más la mala relación que este mantenía con su padre. Aunque el rey y la reina conocieron a la señora Simpson en el palacio de Buckingham en 1935, más tarde se negaron a recibirla. Sin embargo, Eduardo se había enamorado de Wallis y la pareja se hizo cada vez más cercana.


El romance de Eduardo con la divorciada estadounidense causó una preocupación tan grave, que la pareja fue seguida por los miembros de la Sección Especial de la Policía Metropolitana, que examinó en secreto la naturaleza de su relación. Un informe sin fecha detalla la visita de la pareja a una tienda de antigüedades, donde el propietario señalaría: «Que la dama parecía tener al PDG [Príncipe de Gales] completamente bajo su mano». La posibilidad de que una divorciada estadounidense con un pasado cuestionable tuviera tal influencia sobre el heredero condujo a la ansiedad entre las figuras del gobierno y el establishment.


Primeros años de Reinado, intento de asesinato y la "crisis del 36"[]

EVIIIR

Monograma Real de Eduardo VIII.

El rey Jorge V murió el 20 de enero de 1936 y Eduardo subió al trono como el rey Eduardo VIII. Al día siguiente, rompió el protocolo real al ver la proclamación de su ascenso al trono desde una ventana del palacio de St. James, en compañía de Wallis, que a la sazón permanecía casada.33 Eduardo VIII se convirtió en el primer monarca de los reinos de la Mancomunidad en volar en un avión cuando se dirigía de Sandringham a Londres para su Consejo de adhesión.

Eduardo causó malestar en los círculos de gobierno con acciones que fueron interpretadas como una interferencia en asuntos políticos. Cuando visitó los pueblos afectados por las minas de carbón en el sur de Gales, su observación, «hay que hacer algo», para los mineros desocupados se consideró directamente como una crítica al Gobierno, aunque nunca quedó claro si Eduardo tenía algo en particular en mente. Los ministros del gobierno se mostraron renuentes a enviar los documentos confidenciales y los documentos de estado a Fort Belvedere, porque estaba claro que Eduardo les estaba prestando poca atención y porque percibían el peligro de que la señora Simpson u otros invitados de la casa pudieran verlos.

En las relaciones exteriores también comenzó a intervenir, manteniendo conversaciones con el embajador alemán en Londres, Leopold von Hoesch, consideradas indebidas constitucionalmente. Hasta le llegó a confesar a von Hoesch que amenazó al primer ministro Baldwin con la abdicación si Gran Bretaña entraba en guerra con Alemania. Esto convenció a Hitler de que los británicos no intervendrían ante la ocupación de Renania. Años más tarde Eduardo declararía en sus memorias que nunca tuvo intenciónes de formar una alianza con Alemania al principio, pero luego de la Guerra del Pacífico, las ya tensas relaciones con Estados Unidos se habían empeorado luego de las fuertes declaraciones del Presidente Franklin D. Roosevelt, que afirmaban que la Guerra del Pacífico fue solamente un pretexto para expandir más los Imperios Coloniales británicos y franceses a costa del sufrimiento de millones de personas:

"No juzgo la intervención de la Sociedad de Naciones en la defensa de China ante la agresión japonesa, pero si puedo juzgar el resultado de esta guerra, que convenientemente convirtió a Japón y a una gran cantidad de islas estratégicas en bases militares para los aliados, que poco a poco se siguen corrompiendo por la maldad y la ambición de Eduardo VIII".

Ante esto, Eduardo comentó en sus memorias:

"Quedaba claro que la guerra entre Gran Bretaña y los Estados Unidos se veía venir, así que necesitábamos a todos los aliados posibles y si eso implicaba que tuviéramos que aliarnos con nuestros antiguos enemigos alemanes, lo habríamos hecho sin pensarlo 2 veces. Al final todos sabemos como terminaría todo esto."


El enfoque poco ortodoxo de Eduardo sobre su función se extendió también a la moneda que llevaba su imagen. Rompió con la tradición de que en las sucesivas monedas de cada monarca la imagen miraba en la dirección opuesta a la de su predecesor. Eduardo insistió en que la cara mirara hacia la izquierda (como había hecho su padre), para mostrar la raya que efectuaba en su peinado.

Intento de asesinato[]

El 16 de julio de 1936 se produjo un intento de asesinar a Eduardo. Un terrorista nacionalista irlandés llamado Jerome Brannigan 

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Única foto tomada minutos antes del intento de asesinato de Eduardo VIII.

(también conocido como George Andrew McMahon), sacó un revólver cargado cuando el rey montaba a caballo por Constitution Hill, cerca del palacio de Buckingham. La policía vio el arma, se abalanzó sobre él y lo detuvo rápidamente. En el juicio, Brannigan alegó que «una potencia extranjera» se le había acercado para que matara a Eduardo y que había informado al MI5 del plan, y que él no estaba en el sitio más que meramente como un observador y para ayudar al MI5 en la captura de los verdaderos culpables. Al enterarse de esto, Eduardo sabía que tenía que hacer algo no solo para seguir en el trono, sino para salvar su vida y la de su novia.

Años más tarde se había revelado que el intento de asesinato había sido orquestado por el Primer Ministro Stanley Baldwin con ayuda del MI5 y de algunos miembros importantes del Partido Conservador, que creían que con Eduardo como Rey, desencadenaría una crisis que podría llevar al Imperio al desastre. Estás pruebas nunca fueron sacadas a la luz pública sino años más tarde luego de la muerte de Eduardo, ya que no querían que esto provocara un incidente político que pudiera perjudicar al gobierno Conservador de Neville Chamberlein y más tarde al de Winston Churchill, quién afirmó en sus memorias que "fué la mejor decisión que el Rey había hecho".

En una reunión a puerta cerrada que tuvo con el Presidente de la Unión Panamericana Luis Echeverría en 1971, el Rey comentó:

"Al ver que la vida de mi prometida y la mía estaban en peligro, decidí iniciar una investigación secreta para encontrar a los orquestadores de este atentado, pero con aún el gobierno dándome la espalda, sabía que tenía que encontrar algo que me ayudará a mantenerme en el trono y a la vez poder casarme con Wallis.

En ese momento estalló la Guerra en España y para mi fue un milagro. Había encontrado mi chivo expiatorio."

Crisis constitucional y la "solución española"[]

Artículo principal: Crisis por la abdicación de Eduardo VIII.
King Edward VIII and Mustafa Kemal

Eduardo con Mustafa Kemal en Turquía, 4 de septiembre de 1936.

Con la incertidumbre sobre el futuro de Eduardo como Rey, el 17 de Julio de 1936, un día después del intento de asesinato, estalló un intento de golpe de estado contra el gobierno de la República Española, dando inicio a lo que se conocería como la Guerra Civil Española. Con la paranoia de Eduardo aún cada vez más creciente, decidió utilizar a la Guerra en España como una manera de demostrar su capacidad como figura política ante la opinión pública y a su vez tratar de desenfocar la atención que había en la relación con Wallis.

En Agosto de 1936, reuniría a varios grupos del Gobierno británico que incluía a figuras como Winston Churchill, Neville Chamberlein, Anthony Eden, entre otros más, para formar un "frente común" ante la crisis constitucional que se venía. Este frente le sirvió muchisimo ya que luego de que la investigación iniciada para encontrar a los orquestadores del intento de asesinato del Rey, dio resultados, practicamente iniciarían movimientos que tenían como objetivo la renuncia del Primer Ministro Baldwin.

Eduardo habría cancelado todos sus viajes programados y decidió quedarse en Londres observando la situación de España. Durante este tiempo Eduardo prepararía lo que más tarde sería su famoso discurso que daría ante el Consejo de Seguridad de la Sociedad de Naciones.

El 25 de septiembre de 1936, Eduardo VIII hablaría ante el consejo de Seguridad de la Sociedad de Naciones, expresando su preocupación por el conflicto español y la manera en la que su país y Francia le habían dado la espalda al gobierno de la Reública.

"La manera en la que mi país y Francia han ignorado a España, deja un mensaje para las potencias revanchistas como Alemania o Italia de que pueden crecer y atacar a países pequeños sin que haya ninguna oposición. Tal vez mi palabra y mi postura ante esta situación no le importe mucho al Ministro Baldwin o al Presidente Lebrun, pero eso no me quita el derecho de preocuparme por los pueblos de Europa, que hoy se vuelven egoístas y ciegos ante las verdaderas amenazas que ponen en peligro a nuestras naciones, creyendo que así saldremos ilesos. Pero escuchen mi advertencia: Si dejamos que España caiga ante los llamados "nacionales" que democráticamente fueron vencidos en las urnas, y hoy buscan venganza usando las armas, los siguientes podrían ser los rusos, o los franceses, o podrían ser incluso nosotros los británicos."

El discurso fue recibido con grandes ovaciones departe de los delegados presentes, en especial por la delegación española, que veía con alivió que quizá había una posibilidad real de vencer a los nacionales y así terminar la guerra.

Igualmente el discurso había sido transmitido por radio y la popularidad del Rey había aumentado más de lo que ya estaba antes, y dio también un sentimiento de comodidad a los miembros del Gobierno, que poco a poco estaban viendo al Rey como un líder eficiente y dedicado que tenía el apoyo total de las masas.

Para noviembre de 1936, Gran Bretaña y Francia ya estaban mandando ayuda militar a España y estaban surtiendo un efecto positivo para los Republicanos españoles que habían finalmente estabilizado el frente de guerra contra los nacionales.

El 16 de noviembre el rey invitó al primer ministro Stanley Baldwin al palacio de Buckingham y le informó que tenía la intención de casarse. En respuesta, Baldwin le contestó que el matrimonio no sería aceptado por el pueblo y le dijo:

"La reina se convierte en la reina del país. Por tanto, en la elección de una reina, la voz del pueblo debe ser escuchada".

Por lo que el Rey le contestó:

"Desde septiembre el pueblo ya eligió claramente quién quiere ser su Rey y Reina, y sino aun lo sabe, vea a España, donde nuestras tropas luchan como nunca antes. Los tiempos cambian y con ello las tradiciones. Antes la gente era castigada con la guillotina y era una costumbre que fue cambiando con el tiempo hasta ser prohibida. Ahora llegó el momento de cambiar las cosas aquí. Si no soy yo, algún día habrá otro rey o príncipe que quiera casarse con una mujer que no sea de la realeza."

El punto de vista de Baldwin era compartido por el alto comisionado australiano en Londres, Stanley Bruce, que además había sido primer ministro de Australia. El mismo día que Hardinge le escribió al rey, Bruce conoció a Hardinge y luego escribió a Baldwin para expresarle su horror ante la idea de un matrimonio entre el rey y Wallis Simpson.

Por otra parte, el gobernador general de Canadá, Lord Tweedsmuir, informó al palacio de Buckingham y a Baldwin que los canadienses sentían un profundo afecto por el rey, y que luego de demostrar su valentía y eficacia como Representante de la Mancomunidad Británica, aceptarían la decisión del rey sea cual fuese. Igualmente las mismas respuestas serían recibidas de las colonias sudafricanas y neozelandesas. Solamente Australia quedaría como el único que estaba en contra del matrimonio del Rey.

Viendo la situación que lo desfavorecía y que su popularidad había disminuido dramáticamente, Baldwin renunciaría como Primer Ministro el 11 de noviembre, siendo reemplazado rápidamente por Neville Chamberlein, dejando al rey sin una verdadera oposición ante sus planes de matrimonio con Wallis.

Lo único que quedaba era el problema con la Iglesia. Eduardo ocupaba el puesto de Gobernador Supremo de la Iglesia de Inglaterra, y el clero esperaba que apoyara las enseñanzas de la Iglesia. Con el clero en su contra, Eduardo renunció como Gobernador Supremo de la Iglesia en Diciembre de 1936 declarando:

"Ahora que ya no soy Gobernador de la Iglesia, dejo en claro que los cambios en la monarquía van en serio."

Aquí sería donde el rey diría su ya famosa frase de : "Soy un ser humano, no un dios."

Aunque los miembros del clero habían hecho cualquier cosa para impedir la Unión del rey con Wallis, esta fue disolviéndose, luego de que la iglesia sería duramente criticada por la opinión pública.

Finalmente el 3 de junio de 1937, se casarían Eduardo y Wallis en la Abadía de Westminister, dada por finalizada la crisis constitucional.

Gran Guerra del Pacífico y Rey de Japón[]

El 7 de julio de 1937, las fuerzas japonesas se ven envueltas en un incidente en el puente de Marco Polo con las fuerzas del ejército chino. Este incidente sería la justificación para la invasión japonesa de China, dando lugar a la Segunda Guerra Sino-Japonesa.

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Tropas japonesas en la batalla de Wuhan durante la Gran Guerra del Pacífico. La guerra confirmó la posición de Gran Bretaña como potencia dominante en el este de asia.

El líder chino, Chiang Kai-shek, viendo como España recibía ayuda internacional tras el estallido de la Guerra Civil Española, decide pedir ayuda ante la agresión japonesa. Con la opinión pública aún todavía apoyando la guerra en España, diversos diarios importantes cuestionaban si realmente era necesaria la ayuda a China o si realmente Japón era una amenaza que debía ser detenida antes de que ocurriera una catástrofe.

Con la nueva política intervencionista de Gran Bretaña motivada por el Rey, rápidamente Gran Bretaña y Francia serían los primeros países en intervenir en el conflicto del lado de los chinos. 

Eduardo no esperaba que su país interviniese en la guerra asiática, sin embargo el estuvo confiado desde un principio que los ejércitos de la Mancomunidad acabarían fácilmente al nuevo enemigo. Daría un discurso ante los ciudadanos del Imperio vía radio, mostrando su apoyo al Ministro Chamberlein y donde motivaría al ejército y a los ciudadanos de todo el Imperio a mostrarse unidos en defensa por "la libertad y la democracia en Asia y en todo el mundo".

"Separados somos débiles, pero unidos, el Imperio es más fuerte que nunca".

En 1939, el ejército británico logra algo histórico: invadir y ocupar exitosamente Japón. Algo en lo que habían fracasado los mongoles en su época. La moral de los soldados británicos subió drasticamente, causando una oleada de nacionalismo y unidad nunca antes visto en todos los rincones del Imperio Británico. Quedaba claro que Gran Bretaña tenía el derecho histórico y casi "divino" de imponer sus condiciones de paz en la posguerra. Aunque fue el país que capturó Tokio en un desembarco exitoso, fueron obligados a dividir la ciudad y el resto de las islas japonesas en diferentes zonas de ocupación, y cedérselas a Francia y Rusia. 

En el primer año de la ocupación, los británicos lograron mantener la paz y el orden en su respectiva zona, mientras que los rusos imponían el orden mediante arrestos masivos y toques de queda. Por otra parte los franceses tuvieron serias dificultades al mantener su zona de ocupación estable. La masacre ocurrida en Kyoto el 25 de abril de 1940, había confirmado que la ocupación aliada debía llegar a su fin antes de que los disturbios en la zona francesa pudiesen incitar a un levantamiento general en toda la isla, situación que los soldados aliados no habrían podido soportar, debido a que el numero de tropas en Japón había sido reducido considerablemente con el comienzo de la Gran Guerra Europea un año antes.

1940 fue un año importante para Eduardo. Su esposa y él estaban empezando a planear la posibilidad de tener un hijo, y un evento inesperado ocurrió. El gobierno británico se encontraba indeciso sobre el futuro de Japón. Mantener la isla se había vuelto demasiado complicado con la guerra europea en curso, ya que los recursos debían ser enfocados en el esfuerzo bélico. Igualmente la población se volvía violenta, con varios ex-generales del antiguo Ejército Imperial Japonés formando grupos guerrilleros que empezaban a causar problemas en el abastecimiento a la isla.

El 2 de abril de 1940, el antiguo Emperador japonés Hiro-Hito, dio un anuncio atravez de la radio, que conmocionó a todo el Imperio:

"He tomado una decisión importante que tiene como fin, la salvación del pueblo japonés de un conflicto que pondría los unos contra los otros. He decidido abdicar al título que ostento y le he entregado la corona a las autoridades británicas al mando del General Montgomery, para que sea entregada al Rey Eduardo VIII. Espero que bajo su mando, Japón pueda salir de la enorme pesadilla en la que se encuentra, y que un nuevo y próspero futuro se alce para este gran y glorioso pueblo."

Eduardo estaba asombrado por la acción del ahora ex-Emperador. La situación en la que se encontraba era casi similar a la que tuvo que enfrentar su bisabuela Victoria en la India, tras la caída de la Compañía Británica de las Indias Orientales. Con el peso histórico que recaía sobre el, debía tomar una decisión rápida.

Sabiendo bien que disolver la monarquía japonesa por completo podría ocasionar un descontento general de los ciudadanos japoneses, Eduardo aceptó la corona Imperial Japonesa, y comenzarían los preparativos para una gran coronación que simbolizaría el comienzo de la unión de Japón como nuevo dominio del Imperio Británico.

Con los sucesos posteriores a la renuncia de Hiro-Hito, el proceso de "pacificación" y britanización" de Japón había comenzado. Tras lograr que los partidos políticos japoneses aceptaran al nuevo monarca extranjero, la creación de una policía local y el inicio de la reconstrucción, ayudaron a la política de "apaciguamiento" que impulsó el Primer Ministro Neville Chamberlein.

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El Rey Eduardo VIII y su esposa luego de su llegada a Japón.

El 1 de junio de 1941, Eduardo y su esposa llegarían a Tokio, siendo recibidos por el General Montgomery y varios políticos japoneses, entre ellos el futuro primer ministro japonés Shigeru Yoshida. En los 5 días que estaría en Japón, Eduardo recorrió todo el país, a pesar de las advertencias de sus consejeros que le advertían sobre el peligro que representaban los grupos guerrilleros. 

Al visitar las ruinas de las grandes ciudades como Tokio, Osaka, Yokohama y Kyoto, el rey quedaría impresionado ante los bellos paisajes y enormes monumentos que ofrecía Japón, pero también quedaría horrorizado al ver el enorme daño que dejaron los bombardeos y los combates a su paso.

"No cabe duda que este pueblo lucho con todo su espíritu para resistir al enemigo que eramos nosotros. Por eso tienen mi total respeto y admiración".

El rey visitó a varias familias devastadas y a los soldados heridos y les garantizó que las "cosas cambiarían para bien". Esta visita fue totalmente bien recibida por los japoneses, quienes pronto ya no verían a los aliados como una amenaza sino como sus "libertadores".

El 5 de junio de 1941, Eduardo fue coronado en el Palacio Imperial de Kōkyo, Rey de Japón, en una ceremonia en la que estuvieron presentes los líderes de las diferentes facciones políticas del país, quienes juraron lealtad a su nuevo gobernante. Esta ceremonia simbólica oficializó el comienzo de una nueva etapa para Japón, que sería conocido a partir de entonces como el Dominio de Japón. El rey se negó a retirar los títulos y privilegios de los diversos miembros de la nobleza japonesa, en señal de que las 2 monarquías pudieran co-existir y "aprender una de la otra".

Se dice también que el rey se volvió un amante del sake e inclusive se dice que ordenó un cargamento completo de esta bebida para ser llevada a Londres. Era bien sabido que el rey quedó tan maravillado por Japón, que a partir de ese año realizaría diversos viajes a ese país para descansar y pasar sus vacaciones. De echo semanas antes de morir, hizo una ultima visita, y se dice que el rey estuvo demasiado nostálgico y melancólico durante su estancia, como si nunca fuese a volver.

Gran Guerra Europea y problemas con Estados Unidos[]

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