Historia Alternativa
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Rutas Armada Invencible

Ruta original de la Armada Invencible

En nuestra realidad, la Armada Invencible fue diezmada por los enemigos y los contratiempos cuando dirigíase a Gran Bretaña para conquistarla, pero ¿qué hubiera sido de ésas tierras si la Armada hubiese llegado a su destino?

Introducción[]

El Rey Felipe II de España ordenó la creación de la Grande y Felicísima Armada, para conquistar Gran Bretaña y destronar a Isabel I del trono inglés. Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina Sidonia, y comandante de la expedición, decide ignorar fortuitamente la orden de no atacar a los ingleses hasta haberse reunido con la flota de los Países Bajos. La decisión le lleva a triunfar en Plymouth y a permitir el despliegue entero de la infantería española de su flota en las islas británicas y la destrucción de la Marina Real inglesa. Las tropas españolas, de forma irresistible y a velocidad relámpago, se dirigen a Londres y la ciudad cae ante los hispanos, rindiéndose formalmente Isabel I en 1592. Con ello, es proclamado el Reino español de Gran Bretaña y consolidada la hegemonía hispana en Europa y el mundo entero. Por fin, es comprobado que Dios es español y en todos los rincones del planeta es anunciado ¡Santiago y cierra, España!

Cambiando la marea[]

El primer ataque en Plymouth[]

Artículo principal: Batalla de Plymouth

La Felicísima Armada se encontraba en óptimas condiciones para zarpar hacia junio de 1588, y aún dispersa debido al clima del golfo de Vizcaya, se acercaba viento en popa hacia las costas de Inglaterra. Su ruta original, consistente en llegar a Sussex atravesando del Canal de la Mancha, es modificada a última hora cuando el duque de Medina Sidonia, Alonso Pérez de Guzmán, encontrándose frente a las costas de Devon, toma la sorpresiva decisión de asaltar el puerto de Plymouth, ignorando las estrictas órdenes encomendadas de no atacar a los ingleses bajo ninguna circunstancia, a menos que fuera necesario, a fin de alcanzar los Países Bajos de forma exitosa. La flota inglesa, atrapada por el mal tiempo en el puerto, es destrozada el 30 de Julio de 1588 sin posiblidad de escapar. Durante el combate, Charles Howard y sir Francis Drake apenas logran escapar hacia el este, al verse rodeados por la flota española, junto con otras 23 naves inglesas, de las 70 que componían el grueso de la flota presente en la ciudad, mientras de John Hawkings es capturado y ejecutado, a la vez que su nave, la HMS Victory, encalla y se incendia. Tras doce horas de combate, el 1 de agosto de 1588 la ciudad es finalmente tomada por los españoles, a quienes conmina el duque de Medina Sidonia a evitar el saqueo, bajo penas estrictas. Sin embargo, parte de la ciudad sucumbe al fuego y al hurto generalizado. Una semana después, el 7 de agosto, la flota parte de nuevo hacia el este dejando 2,500 infantes, 500 caballeros y tres naos en el puerto.

La noticia generó gran revuelo al llegar a los Países Bajos y a la propia península ibérica. El mismísimo rey Felipe II reconoció que la tenacidad de don Alonso Pérez de Guzmán había valido una gran victoria para la Corona española, aunque le exhortó a no volver a desafiar su autoridad a través de una carta que fue enviada directamente a Calais, donde ya le esperaba Alejandro Farnesio, el duque de Parma.

Ataque de los Tercios en Kent[]

Artículo principal: Batalla de las Gravelinas

La Armada llegó a Calais el 11 de agosto de 1588, siendo recibida por el duque. Sin encontrarse contratiempos, la flota es satisfactoriamente reabastecida, reorganizada y reparada, mientras que los 30,000 soldados de los Tercios de Flandes embarcan exitosamente y para el 2 de octubre los velamenes de las naves españolas se enfilan hacia Kent. Sin embargo, tres días después de zarpar, un extenso grupo de naves inglesas, comandadas por Martín Frobisher y Lord Howard de Effingham se presentan ante los españoles a la altura de las Gravelinas y les enfrentan. Los ingleses cuentan con el factor de la maniobrabilidad y la velocidad, y llegan a disparar tan cerca de las naves españolas que incluso se intercambian insultos. Sin embargo, tan sólo tres horas después se detienen debido a la escasez de municiones sin haber provocado demasiadas bajas en la bien organizada y altamente artillada flota española, por lo que emprenden la huida dispersándose en dos grupos a través del Canal. Medina Sidonia ordena a don Juan López de Medina, comandante de la escuadra de Urcas, a iniciar la persecución hasta las últimas consecuencias de uno de los grupos. Martin Frobisher, el perseguido, huye hacia la isla de Wight e intenta refugiarse en el Solent, pero su defensa es derrotada y Frobisher se ve obligado a escapar tierra adentro, refugiándose en Southampton, en lo que las ciudades de Portsmouth y Newport son aseguradas por López de Medina, que estableció puestos de avanzada en ambos puertos, asistido por 2800 soldados y su escuadra de 20 naves.

Sin perder tiempo, y a pesar de no haberle dado alcance a Effingham, quien se había reunido con Drake en Thanet y huido a Ipswich, donde esperarían a Sir Walter Raleigh, que venía de Londres, Pérez de Guzmán ordena el bombardeo de Dover el 7 de octubre y desembarca junto con sus 40,000 hombres cerca de sus famosos acantilados en donde erige una fortaleza, tras lo cual organiza un reconocimiento de la región y se dirige hacia Londres. Entre tanto, las fuerzas de Sir John Norreys, II barón de Norreys y comandante del ejército de tierra inglés en remplazo del fallecido Robert Dudley, se movilizan hacia el sur para hacer frente a los españoles.

El 11 de octubre los Tercios y las fuerzas inglesas se encontraron cerca del pueblo de Maidstone, en una proporción de fuerzas de 4 a 1. Norreys murió durante la intensa batalla y las demoralizadas tropas inglesas, cuyo mando tomó Charles Blount, se vieron obligadas a retirarse a Londres, donde se atrincheraron. La reina Isabel, por su parte, prefirió huir de la capital junto con toda su corte e inició un penoso peregrinar por el centro del país hacia Liverpool.

El asalto a Londres[]

Batallas subsecuentes[]

La rendición de Inglaterra[]

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