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La Guerra Franco-Prusiana se peleó entre 1870 y 1871. Esta fue peleada entre el Imperio Franco-holandés de Napoleón II Bonaparte y el Imperio Germánico de Guillermo I de Prusia (títere del canciller Otto von Bismarck).
Desarrollo[]
Inicio de las hostilidades[]
Después de declarar la guerra a Francia, Bismarck aprovechó la situación para posicionar sus tropas en la frontera de Alsacia-Lorena y Sarre. Aquí se inició el avance del ejército prusiano. Días después se le uniría un grupo de 2.500 hombres que atravesaron el Rin desde Baden dirigidos por Karl Friedrich von Steinmetz. Así el ejército sumó en total 5.00 efectivos ocupando Alsacia y Lorena.
Entretanto, Federico, Duque de Limburgo, envió tropas a ocupar Luxemburgo, que se separó del Imperio y se convirtió en un vasallo de Francia. Por ser el único Estado en responder voluntariamente a la llamada de guerra imperial, Limburgo fue generosamente recompensado. Sin embargo, el intento de los limburgueses de ocupar el Gran Ducado se vió frustrado por tropas belgas que atravesaron el río Mosa días antes de que las agresiones iniciaran siquiera. Aún así, el esfuerzo limburgués mantuvo el frente de Luxemburgo estable y evitó cualquier intento de penetrar en Alemania por esta zona.
Enfrentamientos intestinos[]
A regañadientes, el Reino de Austria, dirigido por Francisco José I, entró a la guerra junto con sus vasallos. Hesse fue uno de éstos, y no sólo reforzó las defensas de Fráncfort, sino que dio un impulso desde el norte a al invasión a través del Sarre. A tal punto que en unas semanas ya habían llegado al Mosela.
Entonces el Reino de Westfalia y Holanda entraron a la guerra, del lado de Francia, y esto causó grandes problemas. Hanóver utilizó su derechoa neutralidad, igual que el Landgraviato de Gottingen. Sin embargo debían permitir el permiso al paso de las tropas del Gran Ducado de Oldenburgo, que comandadas por el propio Pedro II ganaron la Batalla de Osnabrück.
Pronto los franceses retrocedieron hasta el Weser e incluso más allá, y se agotaron sus refuerzos y provisiones provenientes de Bélgica, que debían emplearse para mantener el frente de Luxemburgo. El frente de Westfalia no se derrumbó unicamente porque los oldenburgueses sólo tenían derecho al paso a través de una estrecha franja que no les permitía atacar Westfalia desde el norte ni Holanda desde el este. Bremen a la vez era neutral y debía amntener sus derechos comerciales en el Weser, por lo que la flota oldenburguesa-prusiana no pude irrumpir mucho en este río.
Entrada de los alemanes a Bélgica[]
Los prusianos entraron a Bélgica a través del mar, mientras los austríacos invadían Suiza desde Baviera y Wurtemberg. Pronto estarían a las puertas de Mónaco y Bruselas, amenazando con destruir las costas francesas.
Francia se encontraba en una posicion vulnerable: España y Lisboa estaban en constante anarquía, impidiendo que se pudiera mantener la guerra desde allí (aún así, la guerra entre conservadores y progresistas en 1868 había devuelto la paz al norte de estos dos países).
João Oliveira e Daun, líder del movimiento independentista portugués incluso se contactó con Otto von Bismarck para planear una posible partición del Imperio tras su derrota.
Este se dividiría en el norte de Francia, que se anexionaría a Prusia, el sur francés y Suiza se repartirían entre Austria e Italia. España permanecería como un reino independiente, pero vasallo de Prusia y bajo el gobierno de Leopoldo de Hohenzollern-Sigmaringen. En Portugal reinaría Fernando de Coburgo, esposo de la princesa María de Brasil. Andorra permanecería como un Obispado independiente dentro del Imperio Germánico. Varsovia, Nassau, Luxemburgo y Holanda permanecerían como Ducados del Imperio, pero con príncipes de Hohenzollern. Westfalia y Sajonia se disolverían y se unirían a los reinos de Hesse y Baviera respectivamente.
Vuelta de tuerca[]
Mientras Bismarck comenzaba a planear la post-guerra, Napoleón III y Jerónimo de Westfalia ya estaba planeando una nueva ofensiva a través de Suiza.
Atacando Baden desde el sur, el ejército francés entró a Wurtemberg e invadió Baviera. A su vez Sajonia ejerció presión sobre los bávaros desde el norte, rompiendo sus defensas y haciendo que el reino entero se desmoronase en un mes.
Al ver la derrota del cuarto suroccidental del Imperio, Austria se retiró inmediatamente de los frentes del norte para proteger su frontera oeste. El propio rey Francisco José ordenó invadir la República de Cracovia, su aliada, para crear un frente contra los varsovianos.
La solución del general francés Albert de Broglie fue rodear la península itálica y atacar Hungría (concretamente el dominio de las ex-Provincias Ilirias) con ayuda de mercenarios albanos, serbios y montenegrinos. El Presidente de los Ministros Austríacos, Friedrich Ferdinand von Beust, retubo en la alcaldía de Cracovia al rey y obtuvo, por mayoría simple, derecho a presentar la rendición de la moanrquía de los habsburgo, cosa que hizo el 12 de febrero de 1871.
Fin de la guerra[]
Finalmente Nassau apoyo el ataque de Luxemburgo y Sajonia, derrotando a Hesse y Limburgo, finalmente Westfalia invadiría Prusia.
Luego de someter a Berlín a un corto asedio, el káiser presentó su rendición, seguido del Consejo de Minsitros y el Reichstag. Bismarck fue capturado y debió escapar a Hanóver.
Finalmente, el rodeado Hanóver fue "atacado". Ejércitos franceses entraron al reino, sin oposición, y tomaron la sede del Gobierno, consiguiendo su total rendición. Es por esto que en Hanóver se le ha llamado la Guerra Pacífica o Guerra Sin Sangre.
Consecuencias[]
Artículo principal: Guerra de las Dos Águilas
Finalmente Guillermo I debió firmar la Paz de Altenburg, ratificada por unanimidad de la Cámara de Ministros (luego de que los opositores de Napoleón III fueran eliminados).
Hanóver perdió su derecho a la neutralidad, mientras que Prusia debió ceder el control del Trono Imperial a Westfalia. El rey Jerónimo III Napoleón fue el primer káiser de esta dinastía.
Luxemburgo y Nassau pasaron a ser miembros protectores del Imperio.
Sin embargo no todo marchó adecuadamente para los Bonaparte: El canciller Bismarck intentó dar un golpe de Estado en Berlín para declarar un nuevo imperio dirigido por Prusia. Este acontecimiento, conocido como la Proclamación de Ems, fue ampliamente apoyado a lo largo de todo el Imperio.
Napoleón III ordenó ejecutar a Bismarck y a todos aquellos que le apoyaran. El rey títere Guillermo I eligió no obedecer al Emperador y, por el total contrario, envió a sus ejércitos a ocupar las ciudades que se oponían a la Proclamación.
El káiser Jerónimo entonces envió a su propio ejército a Berlín para capturar a los insurgentes. El príncipe Federico, hijo de Guillermo I, intentó convencer a su padre de capitular y entregar Prusia a lo que él llamaba el Nuevo Régimen.
El emperador conservador y religioso se negó a obedecer a su hijo liberal y constitucionalista. Tomando bajo su mando a los batallones de infantería y artillería de Berlín, Guillermo partió al cmapamento que Bismarck había asentado a las afueras de la ciudad, declarando:"Ahora no quedan tropas que defiendan Berlín. Si falló, eres libre de rendirte, Federico".
Bismarck y Guillermo fueron capturados por un ejército que los triplicaba en número. Ambos fueron ejecutados.
El príncipe se convirtió en Federico III de Prusia. Federico juró lealtad ante el Emperador y el Káiser, pero dio un funeral digno a su padre y su camarada Bismarck.
El rey de Austria, una vez liberado, no aceptó el nuevo régimen imperial e inició la rebelión contra los franceses.