Historia Alternativa
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Fuerzas

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La Guerra del Pacífico tuvo lugar en el océano Pacífico, sus islas y en Asia Oriental, entre 1937 y 1943. En la actualidad, muchos japoneses usan el término Guerra del Pacífico (太平洋戦争, Taiheiyō Sensō), mientras que otros emplean Gran Guerra de Asia Oriental (大東亜戦争, Dai Tō-A Sensō).

En 1937, Japón reinició su expansión por China, iniciándose la Segunda Guerra Sino-japonesa. Después de librar dos batallas con la Unión Soviética, con resultados adversos, Japón ocupó la Indochina, colonia francesa, buscando finalizar la larga contienda en ChinaGran BretañaEstados Unidos y otras naciones con intereses en la región respondieron imponiendo un embargo económico que amenazaba con asfixiar al pequeño país. Después de fallidas negociaciones, Estados Unidos, en su nueva política exterior motivada por el nuevo presidente, Rexford Tugwell, entró en el conflicto el 11 de septiembre de 1941.

El avance japonés se detuvo ese mismo año, luego de las derrotas en la batalla del Mar del Coral y la batalla de Midway, esta última con resultados desastrosos para Japón. En los siguientes años, Japón continuó lanzando ofensivas en China, sin obtener la rendición del gobierno nacionalista.

Japón aceptó la rendición incondicional el 19 de marzo de 1943, siendo ocupado por tropas americanas y viendo reducida su extensión territorial a las islas del archipiélago principal. La Guerra del Pacífico significó la caída del Imperio japonés, convirtió a Estados Unidos en la primera potencia del Pacífico, inició el declive francés en el sudeste de Asia, y debilitó el gobierno nacionalista en China, que finalmente pudo obtener una victoria sobre los comunistas en el conflicto interno.

Causas de la guerra[]

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Hirohito, emperador del Japón.

Japón vivió un proceso de modernización acelerado a partir de la Era Meiji que le llevó de ser un país feudal de economía agraria durante el Shogunato Tokugawa a convertirse en la mayor potencia industrial de Extremo Oriente, en apenas sesenta años. Este ritmo brutal creó un desfase entre el nivel tecnológico del país y sus costumbres, plasmado perfectamente en su sistema político: a pesar de ser nominalmente una democracia parlamentaria, el Ejército y la Marina eran dirigidos por los ministros de Guerra y Marina (que debían ser obligatoriamente generales o almirantes retirados o en activo) que no estaban sujetos a la autoridad del primer ministro, sino directamente a la del emperador. Los militares, por tanto, constituían un poder fáctico al margen del control de los políticos civiles, que solo contaban con la asignación de presupuestos como medida de presión, e intervenían activamente en la vida política del país. Además, de las veintinueve personas que ocuparon el cargo de primer ministro durante el periodo 1885-1943, quince eran almirantes o generales retirados o en activo (durante el periodo 1932-1943, fueron ocho de once).

Esta anómala situación, combinada con el paso de un ejército permanente a otro reclutado (lo que obligaba a dar instrucción militar a todos los jóvenes del país), favoreció la progresiva militarización de la sociedad japonesa; el ejército y la marina, escasamente controlados por el poder civil, definían sus propios objetivos y se peleaban por los recursos presupuestarios disponibles, pero ambos coincidían en su desprecio a la clase política. Se formaron grupos de opinión enfrentados dentro de las fuerzas armadas (el revolucionario Kōdōha y el llamado Tōseiha, respaldado el segundo por el emperador) que llevaban una «política paralela» a la del Gobierno. Japón, un conjunto de islas con gran cantidad de población pero falta de recursos naturales, entró en el siglo XX con el firme propósito de imitar el sistema económico de las potencias occidentales, incluyendo el colonialismo, como forma de mantener su propio desarrollo, y volvió sus ojos hacia el continente asiático.

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Hideki Tōjō, primer ministro del Japón entre 1941 y 1943.

En 1894 Japón, que ya hacía tiempo que se disputaba la península de Corea con el Imperio chino, inició la Primera Guerra Sino-japonesa con un ataque por sorpresa sin previa declaración de guerra. Para sorpresa de todos, el pequeño Imperio de Japón aplastó a las fuerzas del mastodóntico Imperio chino e impuso un tratado de paz que le granjeó la cesión de Taiwán, de las islas Pescadores y de Liao-dong. La Rusia Imperial intentó limitar el dominio local de la emergente potencia: subvencionó el pago de las deudas de guerra chinas con Japón y, apoyada por Alemania y Francia, humilló a Tokio e impuso la restitución de Liao-dong a China.

Rusia y Japón se vieron desde ese momento enfrentadas en la lucha por la influencia en la parte noroeste de China. Rusia obtuvo la concesión para la construcción del ferrocarril Transmanchuriano, y aumentó su presencia militar en el sector con la creación de una base naval en Port Arthur, en la parte sur de la península de Liao-dong. La política rusa se encaminaba a desarrollar su influencia sobre toda Manchuria y Corea. Japón se inquietó e intentó en un principio negociar una repartición de áreas de influencia en Manchuria, aunque sin éxito. De modo que en 1904 la Marina Imperial Japonesa atacó y destruyó (de nuevo sin previa declaración de guerra) la flota rusa estacionada en Port Arthur. Japón estaba bien preparado, dominaba los mares de la zona en conflicto y sus bases se hallaban cerca. Por el contrario, Rusia estaba minada por tensiones internas, dirigida en el este por un mando incompetente e incapaz de asegurar un enlace eficaz con el oeste, ya que el Transiberiano era su única vía terrestre, por lo que no pudo plantar cara. La Guerra Ruso-japonesa terminó en 1905 con un armisticio que humilló a Rusia y dejó Liao-dong en manos de Japón, junto con la mitad meridional de la isla Sajalín y la preeminencia absoluta sobre Corea. En 1914, Japón declaró la guerra a Alemania; al final de la Primera Guerra Mundial obtuvo las posesiones alemanas del Océano Pacífico septentrional.

En la década de los 30 la posición política de los militares en Japón era cada vez más dominante. El poder político estaba controlado por los grupos de presión dentro del Ejército y la Armada, hasta el punto de que ocurrieron varios golpes de Estado y atentados por parte de cadetes y oficiales jóvenes del Ejército y la Marina contra ministros y altos cargos que estorbaban los intereses de las camarillas militares. Estas acciones llegaron a costar la vida incluso de un primer ministro en 1932, lo que supuso el final a todos los efectos de cualquier intento de controlar al Ejército desde el Gobierno: la clase política era consciente de que simplemente emitir en público una opinión desfavorable hacia las fuerzas armadas significaba arriesgarse a morir a manos de un ultranacionalista en un arranque de patriotismo.

En 1931, usando como casus belli unos incidentes transfronterizos, Japón invadió Manchuria, que convirtió en 1932 en Manchukuo, Estado independiente bajo protectorado japonés, junto con Jehol. Las críticas internacionales por esta acción llevaron a Japón a retirarse de la Sociedad de Naciones al año siguiente.

La expansión japonesa[]

Esta tensión creciente se convertiría en una guerra abierta el 7 de julio de1937, cuando tropas japonesas estacionadas en Manchuria se enfrentaron al ejército de la República de China en las cercanías del Puente de Marco Polo, unos veinte kilómetros al oeste de Pekín. Esta batalla comenzó porque las tropas japonesas creían erróneamente que uno de sus hombres había sido hecho prisionero por los chinos. Japón exigió disculpas formales a China, lo cual fue rechazado por el hombre fuerte de China en aquellos momentos, Chiang Kai-shek, que ordenó al ejército luchar contra los japoneses en el norte y el 14 de agosto mandó a la fuerza aérea del ejército chino a bombardear los barcos de la marina japonesa anclados frente a las costas de Shanghái.

La violenta reacción china provocó la movilización del ejército japonés que en poco tiempo había logrado hacerse con el control de la región de Pekín y Tianjin en el norte y atacaron la bahía de Hangzhou en el sur.

La guerra abierta con Japón puso fin a los intentos de Chiang Kai-shek de unificar el país. Ante el avance japonés, el Gobierno del Kuomintang se vio obligado a abandonar la capital Nankín, replegándose hacia el interior, primero a la ciudad de Wuhan y, después, a la ciudad interior de Chongqing, lugar remoto desde el cual parecía difícil llevar a cabo una contraofensiva.

El ejército japonés ocupó la mayor parte de la franja costera oriental de China, controlando los principales centros de producción económica. Al régimen títere de Manchukuo se sumaron otros tres regímenes títeres, uno en Mongolia Interior, que los japoneses querían separar de China como habían hecho con Taiwán y Manchuria, y otros dos regímenes títeres en Pekín y Nankín. En esta última ciudad las tropas japonesas entraron el 13 de diciembre de 1937 desencadenando una campaña de extraordinaria violencia contra la población civil, la llamada Masacre de Nankín, en la que murieron miles de personas (las estimaciones varían entre las veinte y las doscientas mil víctimas, según las fuentes.

La invasión japonesa supuso también el final de la persecución a la que el gobierno del KMT había sometido al Partido Comunista de China. El estado de crisis nacional forzó la colaboración entre el KMT y el Partido Comunista. Aunque Chiang Kai-shek era al principio reacio a esta colaboración con el Partido Comunista, tuvo que aceptarla a raíz del incidente de Xi'an, cuando el mariscal Zhang Xueliang, militar favorable a una alianza entre el KMT y el Partido Comunista que controlaba la región de Shaanxi, detuvo a Chiang Kai-shek en Xi'an, manteniéndolo prisionero hasta que aceptó el establecimiento de un frente común entre el KMT y los comunistas para defenderse frente a la agresión japonesa.

La invasión japonesa permitió así al Partido Comunista reagruparse en su base norteña de Yan'an, ciudad desde la cual controlaban una parte de Shaanxi y de Mongolia Interior, así como la totalidad de Gansu y Ningxia. Muchos intelectuales afines al Partido Comunista, como la escritora Ding Ling, se unieron a los comunistas en Yan'an, mientras el régimen debilitado de Chiang Kai-shek mantenía un control tenue sobre el sur de China desde la capital provisional de Chonqqing.

Estados Unidos y Reino Unido reaccionaron ante las acciones militares de Japón en China imponiendo un embargo de metal en bruto seguido por uno de petróleo, una congelación de bienes y el cierre del Canal de Panamá para naves japonesas.El embargo petrolero era especialmente peligroso para Japón, pues carecía de recursos petroleros propios.

Los líderes japoneses decidieron que sólo les quedaban tres opciones: ceder ante las demandas de los Estados Unidos y el Reino Unido y retirarse de China, esperar que la escasez de petróleo debilitara a sus fuerzas, o aumentar las dimensiones del conflicto e intentar adquirir las fuentes de petróleo del Sudeste asiático. Finalmente se decidieron por esta última opción.

El ingreso estadounidense en el conflicto[]

Declaración de guerra[]

Durante el año 1941 las relaciones diplomáticas entre Japón y Estados Unidos eran tensas, ya que inicialmente el presidente Franklin Delano Roosevelt había bloqueado los suministros petrolíferos a Japón y había congelado todos los créditos japoneses en los Estados Unidos. En ese momento, Alemania estaba luchando contra Rusia y Hitler propuso que Japón atacase Siberia y acorralar así a los rusos. Pero los japoneses desconfiaban de su aliado alemán, y Japón quería atacar Estados Unidos para asegurarse una mejor posición ante la creciente hegemonía alemana.

La llegada al poder de Rexford Tugwell el 20 de enero de 1941 supuso un cambio de estrategia en la política exterior norteamericana. El gobierno estadounidense se mantuvo intransigente y no cedió ante ninguna de las peticiones japonesas que ya estaban en instancias de ultimátum. Después de que las negociaciones no prosperaran, Estados Unidos le declaró la guerra al Japón el 11 de septiembre de 1941. Como justificación, Tugwell insistió en la participación explícita de los japoneses en la guerra colaborando con los alemanes y en la violenta agresión en contra de China uno de los socios de los Estados Unidos.

El avance japonés en el Pacífico[]

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La anticipación estadounidense a los hechos fue clave para rechazar las invasiones japonesas.

La declaración de guerra estadounidense adelantó los planes de invasión a las islas filipinas por parte de los militares japoneses. El 8 de octubre, dos meses antes de lo planificado, comenzó la invasión japonesa de Filipinas, estado libre asociado de los Estados Unidos. Aunque superadas numéricamente, las mejor entrenadas fuerzas japonesas lograron acorralar a las unidades filipinas y estadounidenses de Luzón en la península de Batán y la isla de Corregidor.

Siguiendo las recomendaciones de Douglas McArthur, el presidente Tugwell ordenó el envío de una mayor cantidad de soldados estadounidenses al territorio filipino, varias semanas antes de la declaración de guerra norteamericana. De esta forma, los estadounidenses lograron mantener bajo su control Filipinas, rechazando en algunas semanas el impecable desembarco japonés. Esta acción pondría límites a los objetivos expansionistas del gobierno nipón, sorprendido todavía por la declaración de guerra, que no esperaban los diplomáticos. La derrota japonesa en Manila después del contraataque estadounidense hizo creer al general Hisaichi Terauchi, comandante del Ejército Expedicionario del Sur, que la guerra había terminado con una derrota para Japón.

El año anterior, deseando evitar que lleguen recursos al Kuomintang desde Indochina, Japón presionó al gobierno colonial francés para que permitiera utilizar los aeropuertos del área de Tonkín. Los franceses se negaron, pero no pudieron detener la entrada nipona en septiembre de 1940. No obstante, los franceses continuaron administrando el país ya la presencia japonesa se limitó a las zonas al norte del actual Vietnam. Después comenzaría una guerra entre Tailandia, quién también notó la debilidad francesa, con el gobierno colonial. Los tailandeses recuperarían algunos territorios reclamados. Sin embargo, los británicos esperaban desde antes de la declaración de guerra estadounidense, un ataque japonés. La preparación previa no pudo impedir avances japoneses, sin embargo serían frenados en Singapur, con un exitoso contraataque británico, que al igual que Estados Unidos, había mandado más militares a la zona con anticipación. Así acabó la incursión japonesa en la zona.

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Soldados estadounidenses en Borneo en medio del contraataque en contra de los japoneses en 1942.

En 1940, las Indias Orientales Holandesas se habían ubicado en el cuarto lugar de estados exportadores a Japón. Japón no sólo dependía del petróleo y la goma indonesia, sino que el 90% de la quinina del mundo, necesaria para combatir la malaria, se producía allí. En septiembre, Japón empezó a presionar al gobierno colonial neerlandés para que aumentara la cantidad de exportaciones. Al año siguiente, y al igual que en los otros lugares, los estadounidenses comenzaron a enviar un gran millar de militares a la zona, previendo una posible invasión japonesa.

Borneo, la tercera isla más grande del mundo fue la primera en ser atacada por los japoneses. Considerando su importancia, la defensa neerlandesa en la isla era mínima, mientras que los soldados estadounidenses y la guarnición británica en el norte estaba más preparada con varias semanas de anticipación. Los japoneses se lograron adentrar en las islas, aunque con una feroz resistencia por parte de los neerlandeses y estadounidenses. Los invasores serían expulsados el 21 de agosto de 1942 en su totalidad. La derrota en estas dos últimas batallas condenaría el avance japonés y lo obligaría a tomar una posición defensiva a partir de esa fecha.

El reagrupamiento aliado[]

El fin de la guerra[]

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Soldados estadounidenses clavando su bandera en Iwo Jima.

Entrada en Japón[]

Para 1943 los japoneses habían sufrido una cadena de derrotas consecutivas durante casi dos años, en el suroeste del Pacífico, la campaña de Borneo y la campaña de las Filipinas. Estados Unidos había salvado casi todas las islas del pacífico y estaban decididos a desembarcar en Japón, tras la derrota de éste en casi todos los frentes pero los cazas estadounidenses no podían volar desde las islas Marianas hasta Tokio al no tener más de tres mil kilómetros de autonomía. En la isla de Iwo Jima, los japoneses poseían radares que podían detectar el vuelo de los cazas estadounidenses. El 9 de enero de 1943, el mando de Estados Unidos acordó tomar medidas para invadir Iwo Jima; así se conseguiría eliminar los radares y se contaría con un aeropuerto para utilizarlo como escala para repostar combustible y para aterrizajes de emergencia.

La flota nipona había sido destruida en los intentos de invasión que fueron rechazados, por lo que Japón no podía oponer resistencia en el mar y la rendición era inminente. No obstante, Japón quería llegar a un acuerdo de paz cediendo territorios, pero sin alterar la divinidad del emperador. Sin embargo, el objetivo final de los Estados Unidos era lograr la rendición incondicional de su oponente. Antes de que se produjera la invasión, la isla estuvo sometida a bombardeos por mar y aire durante tres meses. A pesar de estos ataques, aún había algunos japoneses firmemente atrincherados en fortificaciones subterráneas, excavadas en el blando suelo volcánico.

La batalla de Iwo Jima tuvo lugar entre el 19 de diciembre de 1942 y el 26 de enero de 1943. Más de seis mil soldados de infantería de Marina de Estados Unidos murieron con el fin de arrebatar la isla a los japoneses; a su vez dieciocho mil japoneses murieron defendiendo la isla. Los Aliados continuaron su avance hasta la isla de Okinawa, la mayor de las islas Ryukyu. Los japoneses no podían ofrecer resistencia a la avanzada aliada y comenzaron ataques suicidas en contra de los militares aliados.

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Mapa de la Operación Downfall.

En medio de esta situación, los estadounidenses dieron inicio a la Operación Downfall. Físicamente, Japón era un objetivo imponente, con pocas playas idóneas para una invasión. Solamente Kyushu (la isla más sureña de Japón) y las playas de la llanura de Kanto (ambas al suroeste y sudeste de Tokio) la hacían apropiada para zonas de invasión. Los aliados decidieron lanzar un invasión de dos etapas. La Operación Olympic atacaría el sur de Kyushu. Se establecerían bases aéreas, y aquellas cubrirían la Operación Coronet, el ataque a la bahía de Tokio.

El 5 de febrero de 1943, un millón de tropas estadounidenses entraron en la isla de Kyushu. Los militares esperaban conquistar la isla en su totalidad a mediados del año. Sin embargo, el avance fue más rápido de lo esperado. Para realizar la operación, los Estados Unidos movilizaron a casi toda su flota en dirección al Japón, haciendo inútiles los ataques suicidas y defensivos de los isleños. Luego de un mes de lucha, la totalidad de la isla de Kyushu cayó en poder de los norteamericanos.

El problema para los japoneses, era que la mayor cantidad de sus tropas se hallaban combatiendo en China y no disponían de la suficiente cantidad para defenderse de los estadounidenses. La caída de Kyushu significó el declive de la moral japonesa, y significó la inminente rendición de Japón. Una vez establecidas las aclamadas bases aéreas, el 15 de marzo, comenzó un brutal bombardeo a la capital nipona, que dejó miles de fallecidos, preparando así el desembarco en la Operación Coronet.

La rendición japonesa[]

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La delegación japonesa se rinde en un buque norteamericano frente a la Bahía de Tokio, el 19 de marzo de 1943.

Como resultado de las pérdidas sufridas, en la práctica la Armada Imperial Japonesa había dejado de ser una fuerza combativa. Tras una serie de ataques alastillero japonés de Kure, los únicos navíos de guerra disponibles para el combate eran seis portaaviones, cuatro cruceros y un acorazado, ninguno de los cuales podía repostar combustible de forma adecuada. Aunque todavía estaban operativos 19 destructores y 38 submarinos, su uso estaba limitado por la falta de combustible.

En febrero, el emperador perdió la esperanza de conseguir una victoria militar. Perdieron en la Batalla de Kyushu y se enteró de la debilidad del ejército japonés en China, así como de la armada y del ejército que defendía a las islas nacionales. Recibió además un informe del Príncipe Higashikuni, y tras su lectura concluyó que "ya no era sólo la defensa de la costa; las divisiones reservadas para participar en la batalla decisiva tampoco tenían armamento suficiente". De esta forma, el Emperador aceptó la rendición incondicional, al ser inútil las propuestas de ciertas condiciones que fueron denegadas por los estadounidenses. Japón se rindió el 19 de marzo de 1943, cuando eran notorias las intensiones estadounidenses de invadir Tokio con la Operación Coronet.

Consecuencias[]

Artículo principal: Tratado de Pekín

Los tratados tras la guerra, principalmente el suscrito en Pekín, ocasionaron un ambiente de opresión hacia los vencidos. El nuevo Japón republicano sufrió las consecuencias del imperio japonés y su economía fue explotada por los vencedores. Así surgieron tesis tanto izquierdistas como derechistas para acabar con esta situación.

Pero la principal medida fue la fijación de una cantidad como indemnización en concepto de gastos militares. La cantidad impuesta a Japón, decidida en 1947 por la Comisión de Reparaciones (REPKO), fue de cincuenta y ocho billones de dólares, una cantidad desorbitada para la época, lo que significaba, en su momento inicial, el pago anual de una parte importantísima del Producto interior bruto de este país. Algunas de las consecuencias para el país nipón fueron:

  • El territorio de Manchuria es cedido a la República de China a perpetuidad. Lo mismo con la colonia japonesa de Mengjiang.
  • Japón debe pagar, como compensación de guerra, $58 billones de dólares estadounidenses por reparaciones durante 57 años.
  • Las fuerzas militares niponas quedarán suspendidas. De poder establecerse nuevamente, sólo cumplirán un rol defensivo del archipiélago y no podrán desplegarse en el extranjero.
  • La península coreana se dividirá en dos zonas de ocupación, al norte por la Unión Soviética, y al sur por los Estados Unidos, por un periodo de diez años, cuando se acepta la conformación de un estado único. (Este acuerdo no se cumpliría por la Guerra de Corea).
  • Se desconoce la divinidad del emperador japonés. Este quedará removido de sus funciones y se instaurará un régimen republicano y democrático en las islas.

Véase también[]

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