Las así llamadas "Guerras argelinas" fueron en realidad expediciones punitivas realizadas contra la Regencia de Argel. La Regencia de Argel fue el centro principal del poder otomano en el Magreb.
Regencia de Argel[]
Un pirata turco capturó Argel en 1516, a excepción de la zona del Peñón de Argel, controlado por los españoles, quienes recuperaron la ciudad de Argel en 1519. Barbarroja retomó la ciudad definitivamente en 1525, y en 1529 les arrebató también el Peñon de Argel. Después de su conquista por los turcos, Argelia se convirtió en una provincia del Imperio otomano.
Así, Argel se convirtió en una base otomana en la guerra contra España, y también en los conflictos otomanos con Marruecos.
La piratería procedente de Argel y la esclavitud de los cristianos que esta causaba fueron un problema importante a lo largo de los siglos, que dio lugar a expediciones punitivas regulares de las potencias europeas. España (1567, 1775, 1783, 1784), Dinamarca (1770), Francia (1661, 1665, 1682, 1683, 1688) e Inglaterra (1622, 1655, 1672) llevaron a cabo bombardeos navales contra Argel.
Expedición contra Argel de 1775[]
La expedición contra Argel fue una gran operación de desembarco ejecutada por los españoles para intentar tomar la ciudad de Argel en julio de 1775. El rey Carlos III había encomendado su conquista a Alejandro O'Reilly, que se puso al frente de una expedición combinada de tropas navales y terrestres de cerca de cincuenta navíos y más de veinte mil soldados. Si bien no pudo lograrse el objetivo, la Regencia de Argel sufrió fuertes pérdidas, que limitaron su accionar. La expedición la componían más 18 827 soldados de infantería, 954 de caballería, 736 de artillería, 16 oficiales de ingenieros y 2525 marineros.
Expedición contra Argel de 1783[]
A principios de agosto de 1783 la escuadra bajo el mando del teniente general don Antonio Barceló atacó la plaza de Argel. El motivo de esta fuerza expedicionaria no era otro que castigar y destruir todas las embarcaciones corsarias de la Regencia de Argel que en aquel momento asolaban el comercio y las costas españolas y de otros países ribereños del Mediterráneo.
Julio[]
El comandante General de la expedición destinada contra la Plaza de Argel don Antonio Barceló, en carta escrita desde aquella bahía, ha noticiado que la constancia de los vientos contrarios del E precisaron a que dicha expedición, que había salido de Cartagena el 1º de julio último; y tocando en varios parajes de nuestra costa, recalase a 15 leguas hacia el E de Orán el día 26, en el que tuvo calma, y remediadas varias averías, se puso en derrota para la bahía de Argel el 27 con vientos que se entablaron por el 3º y 4º cuadrante aunque con gruesa mar del N y NE, logrando fondear en la bahía el 29 con 4 navíos, 6 fragatas, de ellas dos de la Religión de San Juan , 10 jabeques, 3 bergantines, una balandra, 15 lanchas bombarderas, 10 cañoneras, 9 de abordaje, 4 brulotes, 4 embarcaciones con pólvora y para correos un jabeque y un falucho, inclusos en estos buques el navío, fragata y balandra que anticipadamente había apostado en la boca de la bahía para asegurar la recalada de las demás embarcaciones.
Agosto[]
El día 1º de este mes de agosto rompió el fuego la línea a las 2 y media de la tarde, y duró hasta cerca de ponerse el sol, que se retiraron por haber consumido sus municiones..
El día 2 a las 2 y media de la tarde emprendió el general don Antonio Barceló nuevo ataque, cuyo fuego duró hasta las 4 y media consumido el regular repuesto de municiones.
Elogia el comandante general el espíritu, valor y contento que han manifestado en ambos ataques no sólo toda la oficialidad sino también las guarniciones y tripulaciones de todos los buques.
Expedición contra Argel de 1784[]
El segundo bombardeo de Argel tuvo lugar entre el 12 y el 21 de julio de 1784. Una flota combinada de los reinos de España, Nápoles-Sicilia, Portugal y la Orden de San Juan, bajo las órdenes del experimentado almirante español Antonio Barceló, atacó la principal base de los corsarios berberiscos con el objetivo de forzar el cese de sus actividades. Los daños y bajas infligidos a los argelinos fueron masivos, mientras que las pérdidas a bordo de la armada aliada fueron muy inferiores. El dey Muhammad V ben Othman de Argel rehusó iniciar negociaciones de inmediato, pero el temor a una prevista tercera expedición lo convenció de concertar un tratado con el español José de Mazarredo Salazar, por el cual se vio obligado a abandonar el patrocinio de la piratería a gran escala. Este fue el final del corso berberisco por muchos años.
Campaña de corso 1800/1801[]
La “guerra de corso” era una forma de combate naval llevado adelante por particulares que recibían una autorización del Estado (patente de corso, el latín cursus, «carrera») para hostilizar y capturar naves o poblaciones enemigas y quedarse con las embarcaciones o con parte de su carga. El negocio del Corso se hacía entre el Estado y los particulares, y por lo general un armador solicitaba en préstamo al gobierno la artillería y las municiones, que serían reintegradas al final de la campaña.
En 1800 el rey Carlos IV autorizó una campaña de corso en el Mediterráneo contra los berberiscos “(...) he tenido por conveniente usar igual arbitrio, promoviendo y fomentando la guerra de corso particular en todos los mares para proteger nuestro comercio y castigar su insolencia, hundiendo, quemando o destruyendo sus barcos y embarcaciones donde sea que los encuentren".
Uno de estos “buques" corsarios fue el ''San Francisco Xavier'', alias el ''Espadarte'' (pez espada en castellano), armado con ¡un cañón y un obús!, con una tripulación de… ¡20 hombres!. El capitán era don Lorenzo Olveyra. Todos los tripulantes era de Bayona, localidad gallega de donde se armó y saldría el corsario. El armador era un grupo de comerciantes madrileños.
El 1 de junio salieron de aquel puerto con la sana intención de apresar todo lo que se pusiera por su proa. El día 4 de julio descubrieron un convoy berberisco de 14 mercantes que llevaban rumbo sur, al parecer de regreso a los puertos argelinos. Iban escoltados por varios jabeques armados. El plan era seguir al convoy, meterse en medio de él y abordar como quien no quiere la cosa, alguno de esos mercantes y llevárselo.
Aprovechando una noche sin luna, Olveyra se acercó a un navío y junto con cuatro de sus hombres lo abordó y apresó sin perder un sólo minuto. La presa llevaba 12 hombres de tripulación (que habían sido reducidos por los 5 corsarios) y a bordo tenían 4 cañones de 12 libras, que eran de respetable calibre para ser un mercante y que podían haber hundido al Espadarte si hubieran tenido la ocasión.
Sacaron sin problemas al mercante del convoy, que seguían su rumbo sin sospechar nada, y se dirigieron a Cartagena, donde el botín reportó una enorme ganancia.
Al armador de Madrid le salió bien el negocio, porque además de lo ganado con el corsario Espadarte, se le sumó lo obtenido con sus otros buques: el Buenadicha del capitán Malvares, junto con otro de los buques de este armador, el Madrileño, bajo el mando del capitán Diego Eyriz, y otro buque llamado la Liebre, apresaron un bergantín que entró en puerto el 20 de marzo de 1801.
17 de abril de 1801, los corsarios de Tarifa San Francisco Xavier, alias el Poderoso, el místico Gibraltar, alias el Valeroso, sus capitanes Miguel Villalba e Ignacio Fernández, condujeron a Algeciras la fragata argelina armada en corso y mercancía de 210 toneladas armada con 10 carronadas de a 12 libras, cuyo capitán era un inglés llamado Thomas Bishop. La embarcación llevaba carne salada, harina, pasas de Corinto, mármol, cuadros y pinturas, entre otros efectos para Argel. Una buena presa magníficamente armada.
Nuevo castigo a Argel[]
Durante la Guerra de Independencia Española, los Estados piratas aprovecharon esa oportunidad para volver a su vieja práctica de atacar buques mercantes en el mar Mediterráneo y tomar como prisioneros a sus tripulaciones, pasajeros y oficiales para obtener rescate. Incapacitados para comprometer recursos militares y voluntad política a la situación, los españoles volvieron tranquilamente a pagar rescate por los prisioneros.
Sin embargo, al concluir la guerra contra Francia, los españoles pudieron concentrar la atención de nuevo sobre África del norte. El 3 de marzo de 1815, el gobierno español autorizó el despliegue de la fuerza naval contra Argel, y una fuerza de diez naves fue enviada bajo el mando de los capitanes Esteban Ricardo de Santoña y Guillermo del Puente de Bain, ambos veteranos de la campañas navales de Guerra de Independencia Española.
Poco después de salir de Gibraltar camino de Argel, la escuadrilla de Santoña encontró el buque insignia argelino Meshuda y, después de un duro enfrentamiento, lo capturó (batalla del cabo de Gata). No mucho después, la escuadrilla hispánica de Guillermo del Puente de Bain capturó además el bergantín argelino Estedio.
Persistentes demandas de compensación, mezcladas con amenazas de destrucción, consiguieron que el Dey de Argelia capitulase. Santoña acordó devolver el Meshuda y el Estedio capturados, mientras que los argelinos entregaron a todos los cautivos españoles (así como una gran parte de otros europeos).
Gran bombardeo a Argel[]
Al año siguiente, Cayetano de Valdés y Flórez, Bazán y Peón y el oficial británico Lord Exmouth llevaron a cabo una misión diplomática, respaldada por un pequeño escuadrón de navíos de línea a Túnez, Trípoli y Argel para convencer a los deys de que abandonaran la práctica y liberasen a los esclavos cristianos. Los deys de Túnez y Trípoli estuvieron de acuerdo sin ninguna resistencia, pero el dey de Argel se mostró más recalcitrante y las negociaciones fueron tumultuosas.
Se reunió una flota integrada por buques españoles, británicos, sicilianos y holandeses, bajo el mando de Cayetano de Valdés y Flórez, Bazán y Peón, quién estaba muy familiarizado con la ciudad, y era muy consciente de la debilidad en el campo de fuego de las baterías defensivas.
El plan de ataque consistía en que los barcos más grandes se acercasen en formación de columna. Debían dirigirse a la zona en donde la mayoría de los cañones argelinos no pudiesen apuntar. Luego, debían anclar y bombardear las baterías y fortificaciones en el muelle para destruir las defensas.
A las 15:15 del día 27 de agosto de 1816 comenzó el bombardeo. La flotilla argelina hizo un intento de abordar pero treinta y tres de sus botes fueron hundidos. Tras una hora, el cañón del muelle fue silenciado por completo, y Cayetano Valdés volvió su atención a los barcos en el puerto, incluyendo un número de buques de guerra del tamaño de fragata o menores, los cuales estaban destruidos para las 19:30. Llos barcos en el puerto ardieron tan violentamente que los almacenes de los alrededores también cogieron fuego y se incendiaron por completo.
Al mediodía del día siguiente, Cayetano de Valdés envió una siguiente carta al Dey. Advirtió de que si sus términos no eran aceptados, continuaría con el bombardeo. El Dey aceptó los términos, sin darse cuenta de que esta amenaza era un engaño ya que la flota había disparado casi todas sus municiones.
Un tratado fue firmado el 24 de septiembre de 1816. El dey liberó a 1.083 esclavos cristianos y al cónsul británico y su familia. Más de 3.000 esclavos en total fueron liberados más adelante.
Tras un tiempo, Argel y otros estados berberiscos reanudaron sus actividades de piratería y esclavitud, ya que recibían ingresos por las recompensas de algunos de sus esclavos europeos y tenían un mercado para otros.
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