Historia Alternativa
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El Imperio británico es el término que se le denomina a los dominios, colonias, protectorados y otros territorios gobernados o administrados por el Reino de Gran Bretaña entre los siglos XVI y XX, concretamente hasta el año 1985.

Durante las primeras décadas del siglo XX, el Imperio británico abarcaba una población de cerca de 458 millones de personas y unos 31.000.000 km², lo que significaba aproximadamente una cuarta parte de la población mundial y una quinta parte de las tierras emergidas, lo que lo convierte en el imperio y estado más extenso de toda la historia.

Probablemente, el punto de máximo auge imperial puede situarse entre 1890 y 1970. El Imperio facilitó la extensión de la tecnología, el comercio, el idioma y el gobierno británicos por todo el mundo. La hegemonía imperial contribuyó al espectacular crecimiento económico del Reino Unido y al peso de sus intereses en el escenario mundial. En la actualidad países que son potencias mundiales o de una gran importancia política mundial son herederos del imperio británico: Norte América, India, Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda y Japón.

Durante la década de los 50 y 70, la mayoría de los países del Imperio fueron aglutinados en la Mancomunidad de Naciones, y buena parte de sus ejércitos forman parte del Ejército Imperial Británico. La Mancomunidad es considerada como sucesora del Imperio, con el Rey de Gran Bretaña como Jefe de Estado de los países miembros.

Actualmente el término de "Imperio Británico" es usado de manera simbólica en algunas ceremonias oficiales, como los Juegos del Imperio Británico.

Nacimiento del Imperio[]

Expansión en las Islas Británicas y Francia[]

Tras la conquista normanda en 1066, Inglaterra defendió las posesiones de Guillermo el Conquistador en Francia.

Los siguientes siglos vieron los inicios de la expansión inglesa, con la conquista de Gales (1282) e Irlanda (desde 1169). Se produjo un intento en Escocia, que no fue exitoso (1296).

Crecimiento del Imperio en ultramar[]

El Imperio británico de ultramar, —en el sentido de la exploración y los asentamientos británicos a lo largo y ancho de los océanos fuera de Europa y las Islas Británicas— , comienza a partir de la política marítima del Rey Enrique VII, que reinó entre 1485 y 1509. Iniciando líneas comerciales para el comercio de la lana. Enrique VII estableció un moderno sistema para la marina mercante británica, que contribuyó al crecimiento de los astilleros y la navegación de la isla. La marina mercante aportó las bases para instituciones mercantiles que desempeñarían un importante papel en la aventura imperial posterior, como las compañías: Massachusetts Bay Company o la British East India Company. Enrique VII ordenó también la construcción del primer dique seco en Portsmouth, y mejoró notablemente la pequeña Marina Real (Royal Navy).

Enrique VIII y la Marina Real[]

Los cimientos del poder marítimo de Inglaterra, que fueron establecidos durante el reinado de Enrique VII, se ampliaron gradualmente para proteger los intereses comerciales ingleses y para abrir nuevas rutas. El rey Enrique VIII fundó la moderna Marina inglesa, triplicando el número de barcos de guerra que la componían y construyendo los primeros bajeles con armamento pesado de largo alcance. Comenzó la construcción de su Marina a través del aparato administrativo centralizado del reino. Además hizo construir muelles y faros que facilitaban la navegación costera. Enrique VIII creó la Royal Navy, cuyas inovaciones fueron la base del dominio marítimo de Inglaterra durante los siguientes siglos.

La era Isabelina[]

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Isabel I de Inglaterra sería la gobernante que sentara las bases del Imperio Británico, librando las primeras batallas con su mayor enemigo en la expansión colonial: Imperio español.

Durante el reinado de la reina Isabel I, entre 1577 y 1590, fue la época de mayor esplendor para los inicios del Imperio británico, Inglaterra comenzaba su expansión ultramarina con Sir John Hawkins y luego con Sir Francis Drake y también con Guerras contra el Imperio español de Felipe II. Drake dio la vuelta al mundo, y fue el segundo hombre en conseguirlo, tras la expedición de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano. En 1579, Drake atracó en algún lugar del norte de California y reclamó para la Corona lo que llamó Nova Albion ('Nueva Inglaterra'), aunque su reivindicación no fue seguida de ningún asentamiento. Los siguientes mapas situaron Nova Albion al norte de la Nueva España. En consecuencia, los intereses de Inglaterra fuera de Europa aumentaron considerablemente. Humphrey Gilbert siguió el curso de Cabot cuando partió hacia Terranova en 1583 y la declaró colonia británica el 5 de agosto en San Juan. Sir Walter Raleigh organizó la primera colonia de Virginia en 1587, en el lugar llamado Roanoke. Tanto el asentamiento de Gilbert en Terranova como la colonia de Roanoke duraron poco tiempo, y tuvieron que ser abandonados debido a la escasez de alimentos, el duro clima, los naufragios y los encuentros con tribus indígenas hostiles. En 1587 Felipe II, rey de España, comenzó a preparar el plan de invasión de Inglaterra que se apoyaba en la Armada Invencible y los tercios de Holanda, mientras Isabel reforzaba la marina de su reino. En 1587, Drake atacó con éxito Cádiz, destruyendo varios barcos y retrasando efectivamente hasta 1588 a la Armada Invencible. Sin embargo, la Armada vio frustrado su propósito por la resistencia inglesa, por el bloqueo holandés y por el mal tiempo. La victoria sobre la Armada llenó de alivio a Isabel, que ya no habría de temer una invasión de los tercios españoles. Pero el ambiente en Inglaterra tras la batalla distó de ser una algarabía de fervor patriótico y festejos por el fracaso de la invasión española.

La era Estuardo[]

Es probable que la derrota de la Armada Invencible española en 1588 consagrase a Inglaterra como potencia naval, aunque lo cierto es que después de la derrota de la Contraarmada España siguió como imperio dominante en los mares, en 1604, el rey Jacobo I de Inglaterra negoció el Tratado de Londres con el que acababan las hostilidades con España, y el primer asentamiento permanente de Inglaterra en América se estableció en 1607 en Jamestown (Virginia). Sin embargo, la política exterior se vio detenida por una serie de problemas internos: la guerra civil (1642-1645), la República y el protectorado de Cromwell (1649-1660) y la posterior restauración, todo ello aderezado con luchas internas entre católicos y protestantes. No fue hasta la Revolución Gloriosa de 1688 cuando el reino recuperó la necesaria estabilidad interna. Durante los siguientes tres siglos, Inglaterra extendió su influencia internacional y consolidó su desarrollo político interior. En 1707, los parlamentos de Inglaterra y Escocia se unieron en Londres dando lugar al parlamento de Gran Bretaña. En 1704, en el contexto de la Guerra de Sucesión Española, Gibraltar es entregado al Príncipe de Hesse-Darmstadt que representaba al Archiduque Carlos de Austria. La posesión sería reconocida como británica en el Tratado de Utrecht de 1713, que puso fin a la guerra. España cedía a perpetuidad el peñón al Reino de Gran Bretaña sin jurisdicción alguna, estableciéndose, no obstante, una cláusula por la cual si el territorio dejaba de ser británico, España tendría la opción de recuperarlo.

La Guerra de los Siete Años[]

La guerra de los Siete Años supuso la consolidación del Reino de Gran Bretaña en Norteamérica por la expulsión del Reino de Francia del Canadá

Guerras Napoleónicas[]

En 1807 el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda ocupa Heligoland. Cedida al Imperio Alemán en 1890. Como consecuencia del Tratado de París de 1814, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda obtiene Malta, Tobago, Santa Lucía, Seychelles y la Isla Mauricio de Francia. El Congreso de Viena de 1815 da como protectorado las Islas Jónicas al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda constituyendo los Estados Unidos de las Islas Jónicas. Éstas habían formado parte de la República de Venecia hasta su invasión por Francia. Los Estados Unidos de las Islas Jónicas formarán parte del Reino de Grecia en 1864.

Colonización de América[]

El Imperio británico comenzó a tomar forma a principios del siglo XVII, mediante el establecimiento por parte de Inglaterra de las 13 colonias de Norteamérica, que fueron el origen de los Estados Unidos así como de las provincias marítimas de Canadá. También se produjo la colonización de pequeñas islas en el Mar Caribe como Jamaica y Barbados.

Las colonias productoras de azúcar del Caribe, donde la esclavitud se convirtió en la base de la economía, eran las colonias más importantes y lucrativas para Inglaterra. Las colonias americanas producían tabaco, algodón, y arroz en el sur y material naval y pieles de animales en el norte.

El imperio de Inglaterra en América se iba expandiendo gradualmente mediante guerras y colonias. Inglaterra consiguió controlar Nueva Ámsterdam (después llamada Nueva York) tras las guerras anglo-holandesas. Las colonias americanas se extendían hacia el oeste en busca de nuevas tierras para la agricultura. Durante la Guerra de los Siete Años, los ingleses vencieron a los franceses y se quedaron con Nueva Francia, en 1760, lo que convertía a Inglaterra en dueña de casi toda América del Norte.

Intento de colonización del Río de la Plata[]

El Imperio británico intentó dominar la zona del Río de la Plata (Buenos Aires y Montevideo), a través de dos intentos de dominación, denominados «Invasiones Inglesas». El primer intento de invasión se realizó en el año 1806 con la ocupación de Buenos Aires y su recuperación posterior con tropas llegadas desde Montevideo, lo que le valió a esta última ciudad el recibir el título de "Muy fiel y Reconquistadora" por parte de la corona española. El segundo intento de invasión se inició esta vez en la Banda Oriental (actual territorio de la República Oriental del Uruguay) al ocupar los ingleses Maldonado y luego Montevideo en enero de 1807. La invasión fue finalmente rechazada a mediados del mismo año en Buenos Aires, retirándose las tropas inglesas del Río de la Plata.

Coloniazción de Oceanía[]

Después, los asentamientos en Australia (que comenzaron con las colonias penales en 1788) y Nueva Zelanda (bajo el dominio de la Corona desde 1840) crearon una nueva zona para la migración desde las islas británicas, por lo que las poblaciones indígenas tuvieron que sufrir guerras y, especialmente, enfermedades, reduciéndose su tamaño en alrededor de un 60–70% en algo menos de un siglo. Estas colonias obtuvieron después autogobierno y se convirtieron en rentables exportadoras de lana y oro.

Libre comercio, el <<Imperio informal>>[]

El antiguo sistema colonial británico comenzó a declinar durante el siglo XVIII. Fue un período de dominación Whig en la vida política nacional (1714–1762), el Imperio se convirtió en algo de menor importancia, hasta que un intento de subir los impuestos en las colonias norteamericanas desató la Guerra de Independencia y la independencia de las mismas (1776).

A menudo se alude a este período como el del «Primer Imperio británico», indicando el cambio de dirección en la expansión británica, que se dirigió fundamentalmente a las Américas durante los siglos XVII y XVIII, mientras que durante el «Segundo Imperio británico» se centró en Asia y África (a partir del siglo XVIII). La pérdida de los Estados Unidos mostró que poseer colonias no era necesariamente una ventaja en términos económicos, ya que Gran Bretaña podía aún controlar el comercio con sus ex-colonias sin tener que pagar por su defensa y administración.

El mercantilismo, la doctrina económica que presupone la competición entre naciones por una cantidad de riqueza finita, había caracterizado el primer período de expansión colonial, pero cedió paso al laissez-faire económico, el liberalismo de Adam Smith y sus sucesores.

La lección aprendida por el Reino Unido tras la pérdida de Norteamérica —que el comercio puede seguir aportando prosperidad, incluso en ausencia de dominio colonial— contribuyó durante los años cuarenta y cincuenta del siglo XIX a la extensión del modelo de colonia autogobernada, que se concedió a las colonias pobladas por blancos en Canadá y Australasia. Irlanda tuvo un trato diferente, siendo incorporada al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda en 1801.

En este período, el Reino Unido prohibió el comercio de esclavos (1807) y pronto comenzó a forzar a otras naciones a hacer lo mismo. A mediados del XIX, se había conseguido erradicar la esclavitud de la mayor parte del mundo. La esclavitud fue abolida en las colonias británicas en 1834.

Entre el Congreso de Viena de 1815 y la Guerra franco-prusiana de 1870, Reino Unido fue la única potencia industrial del mundo, con más del 30% de la producción industrial global en 1870. En su papel de «taller del mundo», el Reino Unido podía producir manufacturas de modo tan eficiente y económico que podía vender más barato que los productores locales en los mercados extranjeros. A partir de condiciones políticas estables en ciertos mercados de ultramar, el Reino Unido pudo prosperar gracias al comercio, sin necesidad de recurrir al gobierno formal en su área de influencia.

El Imperio británico en Asia[]

La victoria de las fuerzas de la Compañía Británica de las Indias Orientales (British East India Company) en la Batalla de Plassey en 1757 abrió la provincia india de Bengala al dominio británico, aunque la posterior hambruna (1770) exacerbada por las expropiaciones realizadas por el gobierno provincial fue controvertida en la metrópoli. El siglo XIX vio como el control de la Compañía se extendía sobre toda la India. Tras el motín de 1857 los territorios de la Compañía pasaron a estar bajo la administración de la Corona (1858). La Reina Victoria (1837–1901) fue proclamada Emperatriz de la India Británica en 1876.

Ceilán (actual Sri Lanka) y Birmania se unieron a la lista de territorios británicos en Asia, que se extendían por el este hasta Malasia y, desde 1841, a Hong Kong tras la Primera Guerra del Opio en defensa de las exportaciones de opio de la Compañía al Imperio chino.

Los intereses británicos en China comenzaron a finales del siglo XVIII, cuando el Reino Unido se convirtió en un gran importador de té. El comercio del té creo un déficit que los británicos trataron de corregir exportando opio de la India a China, a pesar de la oposición de las autoridades chinas. El conflicto dio lugar a las Guerras del Opio, en las que el Reino Unido derrotó por dos veces a China.

Tras las Guerras del Opio, el Reino Unido mantuvo unas complejas relaciones con China. Aunque se anexionó Hong Kong, la mayor parte de su comercio con China se regulaba mediante tratados que permitían el comercio a través de un cierto número de puertos. Como resultado, el Reino Unido estaba interesada en mantener un estado chino independiente, ya que su destrucción hubiera abierto la posibilidad de ganancias territoriales para otras potencias occidentales.

A la vez, Reino Unido no quería que el Estado chino fuera demasiado fuerte, ya que ello hubiera supuesto que China pudiera cancelar o renegociar sus tratados. Estos intereses explican la aparente contradicción de las actuaciones británicas respecto de China: Reino Unido apoyó a la dinastía Qing durante la rebelión de Taiping, pero al mismo tiempo, mediante una alianza con Francia, se embarcó en la Segunda Guerra del Opio contra la corte Qing.

Ruptura de la Paz Británica[]

Reino Unido y el Nuevo Imperialismo[]

Reino Unido y África[]

Autonomía en las colonias[]

El Impacto de la Primera Guerra Mundial[]

Britanianismo[]

Guerra de Independencia Irlandesa[]

La edad de oro británica[]

Entrada de Japón en el Imperio[]

Experiencias de la Gran Guerra Europea []

Creación del Ejército Imperial Británico[]

La victoria en la Segunda Guerra Mundial[]

Fundación de la Unión de Norte America[]

Guerra Civíl Sudafricana[]

Expansión en África[]

Separación de la Unión Árabe[]

Guerra de Malvinas[]

Extensión[]

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