Miguel Lino de Ezpeleta Manila (Filipinas), c. 1710 – Filipinas, 1771. Obispo de Cebú y gobernador de Filipinas.
Criollo filipino, hijo de padres españoles, cuya familia ocupaba puestos en el municipio de Manila, donde contaba con apoyos relevantes. Ordenado sacerdote, fue deán del cabildo de Manila y, luego, obispo de la diócesis del Santo Nombre de Jesús de Cebú. Su proposición por el Rey, por muerte de su antecesor, Protasio Cabezas, fue el 14 de marzo de 1757, y las bulas se enviaron el 20 de julio.
Al fallecer Pedro Antonio de Arandía, gobernador de Filipinas, el 1 de junio de 1759, se abrieron en la Audiencia los pliegos que con las disposiciones del Rey debían aplicarse para la sucesión interina, mientras era designado un titular. Éstas estaban contenidas en las Reales Cédulas de 20 de septiembre de 1720 y de 15 de agosto de 1734, que ya se aplicaron unos años antes, al fallecimiento del gobernador De la Torre en 1745.
Estos documentos determinaban que habiendo fallecido el gobernador, se llamaría en primer lugar al arzobispo de Manila. Pues bien, al reunirse ahora la Audiencia entregaron al obispo electo de Cebú, Miguel Lino de Ezpeleta, el pliego que el Rey dirigía a este prelado con la designación de gobernador interino de Filipinas, ya que el arzobispo de Manila, aún no había llegado a las islas. De este modo, quedó nombrado y tomó posesión el 1 de junio de 1759: el mismo día en que había muerto Arandía.
Poco después, el 6 de julio de 1759, llegó a Filipinas el nuevo arzobispo de Manila, Manuel Antonio Rojo del Río, cuyo nombramiento y consagración eran conocidos en las islas desde el año anterior. Rojo tomó posesión el 22 de julio, y al día siguiente reclamó a la Audiencia el gobierno interino de Filipinas.
Rojo escribió a Ezpeleta pidiéndole la cesión del gobierno, siendo contestado por éste con una negativa, porque, según él, se le entregó el cargo sin ninguna condición.
Ezpeleta se negó de nuevo el 29 de julio a ceder el bastón de mando. El 30, Rojo pide el gobierno en la Audiencia.
En su gobierno, Ezpeleta persiguió al que fue secretario del gobernador Arandía, Santiago Orendain, y que había figurado bastante en los negocios públicos, desempeñando el cargo de tesorero de Cruzada por el que le hacían cargos de prevaricación.
Llevó a cabo la construcción de la Alcaicería de San Fernando, extramuros de Manila, que serviría de vivienda a los chinos que fuesen a comerciar a la ciudad de modo que pudieran guardar sus géneros, y su coste se repartió entre la Hacienda y Fernando Mier. En realidad, la Alcaicería fue propuesta al Rey por el gobernador Arandía en 1756, y éste la había autorizado por Real Cédula de 7 de septiembre de 1758.
La apelación del arzobispo de Manila fue resuelta por el Rey nada más recibirla, con la Real Cédula de 26 de septiembre de 1760 en la que nombró a Rojo, por su nombre, como gobernador interino de Filipinas, y ordenó el cese de Ezpeleta. Todo ello se efectuó en cuanto llegó la disposición en 1761, en cuyo 9 de julio tomó posesión el nuevo gobernador.
Ezpeleta, que había sido cesado explícitamente por el Rey, se dedicó a su misión pastoral y falleció en 1771.
Vea también[]
| ||||||||