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El Motin de Quillota fue un alzamiento militar ocurrido entre el 3 y el 6 de junio de 1837 en la localidad chilena de ese nombre. La sublevación tenía como objetivos apresar al ministro Diego Portales y luego apoderarse de la escuadra chilena para iniciar así un golpe de estado contra el Presidente Prieto.
Antecedentes[]
Para 1836, el clima de tensiones entre Chile y la Confederación Perú-Boliviana había alcanzado su punto más algido. El Ministro Diego Portales que veía a la Confederación como una amenaza para la Soberanía no solo de Chile, sino también de Ecuador y Argentina debido a los intereses expansionistas de su líder el boliviano Andrés de Santa Cruz, consiguió finalmente que Chile le declarada a dicha nación a fines de ese año. Sin embargo, tal conflicto no era entendido ni apoyado por la población, ni por varios políticos, y hasta el mismo Presidente Prieto no estaba del todo convencido. Entre los que se oponían, estaban algunos militares liberales que aun permanecían en el Ejercito, pese a las bajas que Portales había estado realizando desde el fin de la Guerra Civil de 1830, además de otros oficiales que eran simpatizantes de Santa Cruz. Y fue un grupo de ellos, bajo el auspicio del mismo Andrés de Santa Cruz, que en mayo de 1837, decidió organizar una rebelión para ponerle fin al Gobierno Autoritario de Prieto y al mismo Portales.
Motin[]
En mayo de 1837, se acantono en Quillota el batallón Maipú, al mando del coronel José Antonio Vidaurre, quien era considerado por el Ministro Portales, dado sus capacidades, como un militar de confianza. Sin embargo, Portales se equivocó con Vidaurre. El oficial entró en contacto con los conspiradores contra el gobierno conservador, con quienes decidio dar un golpe en Valparaíso, apoderándose de la escuadra, para luego buscar el apoyo del resto del Ejercito, y en caso que esto ultimo no resultaba, huir con las naves al Perú.
Vidaurre decidió colocarle una trampa al ministro, ante el temor de que hubiera descubierto su conspiración. Si fracasaba en su plan sabía que el único en el país que se atrevería a fusilar a un coronel era Portales. Fue así que el día 27 de mayo escribe el ministro Portales a su colega Tocornal: "Me llaman a Quillota".
El 2 de junio llegó el Ministro junto con el oficial Necochea al lugar, yendo a saludarlo de inmediato el coronel Vidaurre. Al día siguiente empezó a pasar una revista general. El coronel mandó en ese momento a que parte de su regimiento (que no estaba siendo revisado), se dirigiese al flanco izquierdo, formando un cuadro en el que encerraron a Portales y su comitiva. El capitán Narciso Carvallo le dijo con gran arrogancia: "Dése usted preso, señor ministro, pues así conviene a los intereses de la república".
Sin embargo, mientras Portales y su acompañante Necochea eran encerrados en el calabozo, un grupo de soldados observaba lo que pasaba desde un lugar cercano. Los soldados formaban parte de una unidad enviada por el Almirante Blanco Encalada a petición del mismo Portales para que vigilará en secreto la visita del ministro a Quillota, debido a que días antes, Portales recibió informes sobre un posible alzamiento en ese lugar. Tras lo sucedido con Portales, la unidad informó de inmediato a Blanco Encalada, quien les ordenó preparar el rescate del Ministro, mientras él informaba a Santiago y organizaba la defensa de Valparaíso.
Movimientos insurreccionales y gubernamentales[]
El día 4 de junio firmaron los conspiradores una acta, en la que decidían "suspender por ahora la campaña al Perú, a la que elementos ciegos de la voluntad un hombre, que no ha consultado otros intereses que los que halagan sus fines particulares y su ambición sin límites".
Vidaurre y el resto alarmados porque la revolución no se propagaba, intentaron como último recurso obligar a Portales a escribir una carta a Blanco Encalada para que rindiera la plaza. "Si no la escribe, se le darán cuatro tiros. Tiempo que debíamos haberlo fusilado", le dijeron a lo que contesto el ministro: "En nada estimo mi vida, sólo he anhelado el bien del país. He sacrificado mi fortuna y mi reposo en aras de la nación. Como hombre, he podido equivocarme; pero nunca he hecho nada que pueda perjudicarlo o denigrarlo".
Sabiendo que posiblemente Blanco Encalada estaría organizando su rescate, el ministro finalmente acepto escribir la petición (que por demás, sabia que no seria aceptada), para darle mas tiempo. No obstante, agrego también que: "me han asegurado todos que este movimiento tiene ramificaciones en provincias... No haya guerra intestina, capitúlese, sacando ventajas para la patria...". Ello porque si efectivamente el alzamiento tenia un peso considerable, lo mejor era evitar un derramamiento de sangre inútil entre compatriotas.
Blanco rechazó terminantemente la petición de la carta, mientras envió la orden de proceder con el rescate del Ministro. El día 5, cuando Vidaurre les leyó la respuesta de Blanco a sus compañeros, se decidió la suerte de Portales, ya que su vida ya no era de utilidad.
Batalla del Cerro Barón[]
A las 2 de la madrugada del 6 junio de 1837 el Batallón Maipú dirigido por el Coronel José A. Virraude se dirigió a las posiciones del Barón, donde se enfrento a las fuerzas gubernamentales al mando del Almirante Manuel Blanco Encalada, compuestas por cívicos de Valparaíso, y que tenían apoyo de artillería de los buques de la Armada. Los rebeldes mantuvieron un tiroteo (de un extremo a otro) con las fuerzas de Blanco, acabadas las posibilidades de mantenerlo por falta de municiones decidieron lanzarse a la bayoneta a través de la quebrada contra los cívicos, estos, mantuvieron sus descargas de fusil por el frente a la vez que los cañones raleaban el flanco de Vidaurre, pronto las masas de soldados del Maipú que marchaban mas adelantados retrocedieron envolviendo las lineas que lo seguían, vino la confusión y la batalla se transformo en mera cacería. De los 1400 hombres con que entro el Maipú, quedaron en el campo, entre muertos y heridos, 140 y el numero de prisioneros subió a 800.
Rescate del Ministro Portales[]
En medio de la batalla que se desarrollaba, Portales y su amigo Necochea eran llevados por el coronel Florín en un coche por el camino a Quillota, donde éste ordeno detener el carro a la espera que Vidaurre enviara las ordenes. No obstante, sin saberlo, varios soldados enviados por Blanco estaban en ese lugar esperándolos. Aprovechando la llegada el mensajero con la confirmación del destino de Portales, y antes de que Florín pudiera ordenar que bajara el ministro del carruaje, las tropas leales hicieron su movimiento, acabando con 8 de los soldados insurrectos. El grupo de soldados leales evitó que algunos rebeldes disparen a Portales dentro del coche, pero un ensangrentado coronel Florín alcanzó a sacar su arma y logró herir a Portales en el hombro, antes de caer muerto en el suelo.
Tras el triunfo del gobierno en Barón, la consecuente huida y captura de los oficiales amotinados, y el rescate al Ministro Portales, se dió fin al denominado Motín de Quillota.
Consecuencias[]
El Derrota de los insurrectos de Quillota, marcó el último intento real por derrocar al Gobierno Conservador instaurado tras la Guerra Civil de 1829 y reinstalar un Régimen Liberal. Los oficiales amotinados y sus cómplices fueron rápidamente capturados y ejecutados, y en los meses y años siguientes, el Ejercito iniciaría un exitoso proceso para sacar definitivamente de sus filas a todo elemento peligroso vinculado al Partido Liberal.
Por su parte, tras sobrevivir al intento de magnicidio solamente herido en su hombro, Diego Portales regresó a Santiago para reunirse con el Presidente Prieto. A su llegada a la capital fue recibido con grandes ovaciones como un verdadero héroe y mártir en vida por miles de personas, que se habían manifestado profundamente indignados luego de enterarse de los sucesos de la costa, y reclamaban castigo para los traidores. A medida que los días pasaron, y las noticias corrieron, la opinión de la gente paso no solo de exigir que los traidores y cómplices fueran castigados, sino que además, se alzaron las criticas y los repudios contra el Gobierno de la Confederación y su líder Andrés de Santa Cruz. Los rumores de su intervención para promover el alzamiento en Quillota se habían extendidos velozmente en todos los sectores de la población, lo que además un tiempo después se vio corroborado por el gobierno que oficialmente informo al país que se había comprobado el apoyo de Santa Cruz a los insurrectos. En cuestión de semanas, la oposición inicial de la gente a la guerra contra la Confederación se esfumo, y miles de voluntarios chilenos se unieron a las fuerzas armadas, arengados también por el mismo Diego Portales, quién usando su repentina imagen heroica, inicio una gira por todo el país llamando a la población a movilizarse para el conflicto en defensa de la soberanía, como llamó él.