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El punto de partida de la presente historia alternativa es la batalla de Poitiers de 732, suponiendo una victoria de los ejercitos musulmanes frente a los francos.
Las jornadas de 732[]
Desde el 711 la Península Ibérica se encontraba ocupada por los musulmanes y sus aliados bereberes, que continuaron su avance al norte de los Pirineos; hacia el 725 ya habían ocupado el Langedoc y parte de la Provenza actual e intentaban llegar al núcleo del reino franco. La intervención del duque Eudes de Aquitania había detenido en el 721 la primera acometida en Tolosa y aliándose con el gobernador bereber de Septimania, Munuza, consiguó que los musulmanes se retiraran. Eudes llegó a ofrecer a su hija en matrimonio a Munuza, pero el gobernador de Al-Andalus Abderraman al-Gafiqi se enfurece y tras acabar con Munuza en un enfrentamiento lanza una expedición punitiva al norte del Pirineo con el fin, entre otros, de tomar el santuario de San Martín de Tours.
El duque Eudes, que no puede hacer frente solo a la acometida pide ayuda a Carlos, mayordomo del reino franco El 19 de octubre de 732 las dos fuerzas se reunen en Moussais, entre Tours y Poitiers, entre los dos comandantes reunen entre 15 y 75 mil hombres y sorprenden a los musulmanes cuyas fuerzas por su parte se estiman entre 60 y 400 mil combatientes; éstos comandados por el propio Al Gafiqi esperan seis días y al septimo se lanzan al ataque, la batalla es encarnizada pero al cabo derrotan al ejercito franco matando al duque Eudes y haciendo prisionero a Carlos, al que envían a Damasco.
Inflamadas por la victoria los musulmanes saquean el monasterio de San Martin de Tours (importante centro de peregrinación medieval). Sin embargo ante la cercanía del invierno se replegan a Narbona.
Las consecuencias del desastre de 732[]
La captura de Carlos deja en mala posición las aspiraciones al mando de la familia Carolingia. Los oponentes del infortunado mayordomo se rebelan aprovechando el caos posterior a la batalla de Poitiers, liberan a su sobrino y Teodebaldo, antiguo oponente de Carlos que ya había desempeñado el cargo de mayordomo entre el 714 y el 717 y se hacen además con la persona del rey Thierry (Teodorico) IV, pronto se hacen con el gobierno de Neustria y Burgundia mientras en Austrasia es reconocido como Mayordomo Carlomán, hijo de Carlos. Bretones, Bávaros y Alamanes se rebelan contra el dominio franco. Carloman consigue hacerse imponer al cabo en Neustria y Burgundia, situando en esta última como mayordomo a su hermano Pipino, llamado el Breve, después de reconocer como rey a Childerico III, sucesor en 737 de Thierry IV.
A la abdicación en 747 de Carlomán (el cual se retira como monje a Monte Cassino) se desata una nueva guerra civil entre los partidarios de su hermano Pipino, que ya gobernaba Burgundia y que es reconocido en Austrasia y los de su hermanastro Griffon, que es reconocido en Neustria como mayordomo y cuenta con el apoyo de los musulmanes del sur, de los Bretones, Bávaros y Lombardos, así como con el apoyo de Waifre duque de Aquitania y de su sobrino Drogón, hijo de Carlomán; el conflicto se alarga hasta 752 con la derrota de Griffon. Drogón huye a Al-Andalus.
Entretanto los musulmanes ocupan el Midi francés renombrado por ellos Al-qutiya ("la Gotia", tierra de Godos) y establecen guarniciones en Burdeos (Burdyl), Mailona (Maylunah: Castelsarrasin en NLT), Tolosa (Tulusat), Carcasona (Qarqachunah), Arbona (Arbuna: Narbona en NLT, que se convierte en el centro administrativo del territorio), Beziers (Bazyih), Nimes (Nimah), Agde (Agdah), Arles (Aralit) y Frejus (Faransahit).
Diversos potentados de las regiones de Aquitania, Provenza y Burgundia, como el Patricio Mauronte de Provenza, o los descendientes de un tal Felix de Tolosa (los futuros Banu Filiksi) deseosos de sustraerse al dominio franco hacen las paces por separado con el invasor y se convierten en protectorados del gobierno de Al-Andalus, a la vez que establecen un glacis defensivo que protege las guarniciones musulmanas de las acometidas francas.
Al-Gafiqi retorna a Al-Andalus y nombra su lugarteniente en al-Qutiya a Abd al-Malik al Fihri quien dirige operaciones de poca consideración Rodano arriba en 733 y establece con el patricio Mauronte de Provenza un pacto de sumisión siguiendo el ejemplo del pacto de Teodomiro en Murcia, el 734 se dirige contra los vascones (mientras al Gafiqi sitia Pamplona que cae en 735 y estará ocupada por los musulmanes hasta 740).
Entretanto en 735 el rey Liutprando de los lombardos que busca extender su dominio a Provenza interviene entre las disensiones de la nobleza local y ataca los dominios de Mauronte ocupando Arle, Aurenja y Avinhon. En 736 al Gafiqi une sus fuerzas a al-Fihri y ambos obligan a Liutprando a abandonar éstas plazas, luego separan sus fuerzas y mientras al-Fihri hostiga a los lombardos obligandolos a fortificarse en los pasos alpinos al-Gafiqi emprende una nueva expedición Roine arriba a tierras burgundias, después de ocupar Liyon (NLT: Lyon) como avanzadilla incendia Bourges y Autun, tras lo cual retorna a Al-Andalus pero enferma y muere en Nimes en 738. Pipino logra expulsar en el 740 a la guarnición musulmana de Liyón.
El gobernador de Egipto e Ifriquiya nombra entonces valí de Al-Andalus a Uqba ibn al-Hachchach al-Saluli quien tiene que enfrentarse a la rebelión bereber de 740-42. Para sofocar la revuelta permite el paso a la península de los restos del ejercito sirio que se había refugiado en Tanger tras su derrota frente a los rebeldes bereberes del Magreb, este ejercito logra contener la revuelta en al-Andalus, pero indispuesto su general Baly ibn Bisr al-Qusayri contra al Saluli se rebela y logra dominar la Península, mientras que al Saluli se refugia en al-Qutiya, donde muere en 741.
Por su parte al-Qusayri muere en el 742 siendo remplazado por Thalaba ibn Salama al-Amili, quien tiene que hacer frente a la dificil situación en la península, las dos partes en conflicto deciden acudir al gobernador de Ifriquiyah, quien envía a Abu l-Hattar ibn Darar al-Kalbi quien procede al asentamiento de los contingentes sirios, gobierna hasta el 745, siendo reemplazado sucesivamente por Tuwaba ibn Salama al-Gudami, Abd al-Rahman al-Lahmi y Yusuf ibn Abd ar-Rahman al-Fihri (pariente del anterior al-Fihri).
En 752 llega, huyendo de Pipino, Drogón, hijo del anterior mayordomo de Palacio, Carlomán (que había abdicado en 747). Convence a al-Fihri para reponerle en el cargo y en el 754 lanza una expedición al norte al mando de su lugarteniente el bereber Musa ibn-Hassan al-Magribi acompañado de Drogón. La expedición se dirige contra París (ciudad que con una población estimada entre 30 y 50 mil habitantes es junto con Roma la mayor urbe del occidente europeo) que es sitiada en el mes de julio, afortunadamente Pipino llega con refuerzos y rompe el asedio poniendo en fuga a los invasores. El frustrado cerco de París, si bien no acaba con las correrías musulmanas, si supone un punto final a la expansión islámica en el continente europeo. Pipino se dedica, después de estos hechos a atacar las guarniciones musulmanas en el Loira con gran contundencia, por lo que recibe el sobrenombre de Martel ("el martillo").
En el 756 arriba el Omeya Abd al-Rahman a la Península ibérica, aprovechandose de los conflictos tribales se hace pronto con el mando y es pronto reconocido en todo el territorio.
El desarrollo histórico en la Alta Edad Media hasta el siglo XI[]
Caracteres de conjunto[]
Economía y sociedad[]
Aunque los datos referidos a la población sean escasos, se puede asegurar que predominaron las tendencias al aumento a partir del mínimo alcanzado en sel s. VII, en el área francesa, después de cierto crecimiento durante el s. VIII se produjeron incluso superpoblaciones locales en el s. IX. Pero en general las tres cuartas partes de Europa occidental entre el VIII y el X estarían poco pobladas con predomínio de areas boscosas y al margen de los regímenes de gran propiedad.
Las técnicas agrarias empleadas continuaban siendo las mismas que en los siglos anteriores, aunque con algunas innovaciones como la extensión del uso del molino de agua. Respecto a las especies cultivadas se difundió el cultivo del trigo de primavera, así como la vid hacia regiones septentrionales, paralelo a la difusión de la cerveza.
La expansión carolingia y su influjo impulsó los fenómenos de ruralización de la vida económica y social ya iniciados en epoca tardoromana y la tendencia al auge de la gran propiedad y la degradación de la situación socio-jurídica del campesinado y lo extendió hasta áreas de Europa cuya evolución anterior no había ido en ese sentido, promovió la formación del señorío jurisdiccional en su forma clásica. El resultado final sería la consolidación de las bases socioeconómicas que sustentaron las relaciones de tipo feudal en toda Europa.
Continuó el incremento de las grandes propiedades rurales, bajo diversas formas y en detrimento con frecuencia de los pequeños y medios propietarios. Las conquistas carolingias del s. VIII permitieron el aumento tanto del patrimonio regio como de los aristocráticos.
La paz carolingia del s. IX, la detención de las conquistas y de la obtención del botín se tradujeron pronto en mermas del patrimonio regio a favor de los aristócratas, y en el aumento de la presión que ejercían muchos de ellos sobre los campesinos, con objeto de no ver menguado su nivel de rentas.
La forma habitual de explotar el gran dominio era el régimen de villae, nacido en tierras de Neustria, Austrasia y Burgundia y extendido por los carolingios a Flandes y Germania. En tierras francas las relaciones entre los dueños y los colonos que reciben mansos en arriendo son más gravosas que en otras partes, con la obligación de prestaciones laborales o corveas, durante el s. IX se generalizó el pago en cantidades fijas antes que en porcentajes de la cosecha. En la Inglaterra sajona donde funciona el régimen de manoir y en Lombardía los dueños de la tierra suelen explotar su "reserva" (el nucleo de explotación directa de sus dominios) mediante siervos y libertos y las prestaciones laborales de los colonos de los mansos. Hacia el s. X se da una tendencia al abandono de la explotación directa de la reserva y se dislocan los mansos en unidades de explotación más reducidas como consecuencia del crecimiento demográfico.
El campesinado libre y pequeño propietario alodial solo aumentó en las áreas de frontera o de nueva colonización, en las demás tendió a reducirse. Los campesinos colonos y encomendados, con libertad juridica y no adscritos a la tierra sufren una fuerte tendencia a que se iguale su condición con la de los semi-libres y siervos que también cultivan tierra ajena, ya que las cargas y rentas que deben pagarse se ligan no ya a la condición jurídica del campesino, sino a la tierra de tal modo que la obtención de un manso conlleve cargas serviles aunque su cultivador fuera libre. Con ello se llegó a la igualación jurídica del campesinado no propietario en un estatuto mas o menos servil. Esta servidumbre, sin relación con la esclavitud antigua, implica la adscripción del campesino a la tierra y la sujección plena al dominio económico y jurídico del señor-propietario con merma de libertades en la disposición del propio trabajo, la vida familiar y el derecho de herencia y propiedad. Por contra el numero de esclavos decreció aunque se mantuvo su comercio a traves de Bohemia y el Elba (el uso de la palabra "eslavo" con el sentido de siervo dará origen al termino "esclavo") pero con vistas a su reventa en los mercados bizantinos y musulmanes.
Respecto a la vida urbana, desde el s. VIII al X sus condiciones no fueron muy diferentes de las conocidas desde la época bárbara, pero en el area al norte del Loira, en las cuencas del Escalda, el Mosa y el Rhin la vida urbana alcanzó un cierto vigor, especialmente gracias a los obispos o a la presencia de guarniciones militares (ya que tanto los monarcas como los aristócratas laicos mantuvieron un modo de vida rural). También se constata la presencia de grupos de comerciantes. Las depredaciones de los vikingos, magiares y sarracenos tuvieron sin embargo un efecto destructivo sobre muchas comunidades, pero a pesar de ellas el urbanismo se consolidó en Frisia, Flandes, Inglaterra, Normadía y zonas de Germania durante el s. X y ya no se detendría. Finalmente, entre la segunda mitad del X y principios del XI se consolidaban las primeras ciudades en Escandinavia (Lund, Nidaros, Oslo y Roskilde) y en los países eslavos y magiares, en coincidencia con su madurez política.
Por contra en Aquitania, Provenza y Lombardía se alcanzó un nivel mínimo en su historia urbana, debido a las incursiones sarracenas y al desplazamiento al norte, a traves de Bavaria de las rutas comerciales. En Italia del sur las ciudades conservaron muchas funciones administrativas sobre su territorio circundante y a una mayor actividad comercial que explica el desarrollo de Venecia y luego de Amalfi, Pisa, Génova y otras.
Carlomagno y los primeros carolingios restauraron la regalía monetaria en lo tocante a la plata al monopolizar o controlar las acuñaciones y fijar nuevos tipos de moneda. En el 780 estableció la equivalencia del denario argenteo en 1/240 de libra y a un 1/12 de solido de oro. La relación libra-denario-sueldo quedaría así establecida para muchos siglos de historia monetaria europea. Esta regalía se mantendría hasta mediados del siglo IX en que los grandes aristocratas comenzarían a detentarla, antes del 900 había desaparecido ante la proliferación de cecas locales. El oro, sin emabrgo apenas fué acuñado, y solo por razones de prestigio, no para su circulación efectiva para lo cual se empleaban dinares musulmanes y mancusos bizantinos. El oro tiende a desaparecer de la circulación monetaria bien por su atesoramiento, bien por su exportación al oriente mediterraneo donde tenía más valor (1/18 en Bizancio, 1/14 en el Islam, frente a 1/12 en la Europa carolingia). Además el occidente necesitaba de circulante abundante aunque de poco valor, a la par que disponía de minas de plata en Poitou-Normandía, en el Harz sajón y desde mediados del X en Bohemia, pero no de oro, que debía importarse.
El número de mercados y ferias aumentó considerablemente en los siglos IX y X. Ya en 744 ordenó Pipino el Breve el establecimiento de al menos un mercado en cada diócesis. Los fundadores solían ser grandes propietarios, obispos, abadías y monasterios que soían obtener del monarca la regalía precisa para cobrar en ellos impuestos y a veces para acuñar la moneda que su funcionamiento exigía.
Tambén es destacable la aparición de ferias anuales, a veces como forma de promoción urbana, como en las ciudades al este del Elba, a veces como consecuencia del propio desarrollo urbano como las ferias del norte de Italia (a veces con varias sesiones anuales) tales como Pavía, Bobbio o Picenza. En Francia misma destacan las ya antiguas de Troyes o Saint Denis se añaden las de Cambray, Colonia, Chalôns sur Marne, en el NO. casi todos los portus o wiks y los burh de la Britania anglosajona disponen de ellas.
La expansión islámica en el Mediterraneo no produjo, en principio, el bloqueo de los tráficos mercantiles establecidos, aunque hubo dificultades interpuestas debido a los enfrentamientos entre musulmanes y bizantinos (asedio de Constantinopla del 717). Mayor importancia tuvo el avance islámico sobre Septimania y las tierras gálicas durante los primeros decenios del siglo VIII y de nuevo desde mediados del IX hasta finales del X que provocaron un marasmo en la costa provenzal en sus actividades mercantiles y que provocó el desplazamiento de las rutas mercantiles hacia aquellos pasos alpinos que comunicaban la región del Po con la Europa germánica, comenzando a esbozarse el tradicional mapa europeo de centros mercantiles interrelacionados con Italia en un lado y el Mar del Norte al otro, esto explica el cuidado que Burgoña o Bavaria tienen en controlar los citados pasos. Por estas rutas que llegan al Mediterraneo se exportaban tejidos de lino y lana, estaño y cinc ingleses, espadas francas, madera, pieles, cera y a veces cereales, pero sobre todo esclavos de procedencia centroeuropea.
Los judíos rhadaníes y sefardíes actuaban como intermediarios frecuentes entre el mundo europeo y el islámico. El geografo musulman Ibn Jordadbeh los describe exportando hacia Al-Andalus y Oriente los citados productos y trayendo a Europa y Constantinopla especias chinas e indias. Gran importancia alcanzaron en este periodo las juderías de Nimes y Montpelier.
El comercio mediterraneo continua en manos bizantinas si bien indirectamente a traves de algunas ciudades italianas y dálmatas nominalmente dependientes de Bizancio, estas son Amalfi, Gaeta, Napoles, Ragusa, la liga Pentapolitana y sobre todo Venecia. Mantener esta soberanía mas bien ficticia interesaba a estas ciudades que deseaban mantener su situación comercial privilegiada en Constantinopla, así como evitar ser absorbidas por el reino lombardo o los principados que lo reemplazaron, a la vez que buscaban el respaldo naval bizantino frente a eslovenos, croatas y serbios que dominan la costa ilírica y a los musulmanes que en 827 ocupan Creta. Venecianos y otros envían esclavos al mundo islámico, madera, armas y también trigo (beneficiandose de condiciones ventajosas para su adquisición en la cercana feria de Pavía) intercambiandolas por sal y productos de lujo de Bizancio.
El caso de Pisa es particular, esta ciudad declara por su parte su vinculación a la Santa Sede (si bien ésta no llegará a ejercer nunca una soberanía real sobre la ciudad) y tal estatuto es reconocido por el rey lombardo a instancias de Carlomagno. El desarrollo comercial de Pisa se vincula al tráfico de la sal y a la lucha contra los Sarracenos, al establecer los pisanos avanzadillas en Elba, Liguria, Corcega y Cerdeña, avanzadillas que servirán como estaciones comerciales para la Ciudad Estado. El desarrollo de Genova es algo posterior y obedece al propio interés del rey lombardo en asegurar la defensa de Liguria.
Con la entrada del siglo X comienzan a despuntar también las ciudades del interior, toda vez que termina el ciclo de incursiones sarracenas y magiares, así es el caso de Cremona, Lucca, Piacenza, Milán, Siena o Florencia.
En el otro extremo de Europa, el comercio en el Canal Inglés y el Mar del Norte estuvo en manos de frisios y sajones desde el siglo VII y sobre todo el VIII. Entre los productos de intercambio destacaban los tejidos de Frisia e Inglaterra, el vino del Sena, de Alsacia y el Rhin, espadas francas, sal de luneburgo, cereales, pieles, cerámica y vidrio del Mosa (y esclavos también, antes de la cristianización).
Sobre aquella primera organización mercantil cayeron los ataques de los vikingos de los siglos IX y X, si bien su efecto fué menos devastador para aquellas comunidades que aun perdiendo su identidad nacional e integrados en el reino franco participaron de la nueva redes comerciales abiertas por los vikingos. Una vez que de piratas y saqueadores pasaron a ser mercaderes o dominadores políticos, los escandinavos se mostraron como unos organizadores eficaces. La Normandía del Loira es desde fines del s. X un buen ejemplo de región vivificada por el botín, la circulación monetaria y el auge de los traficos mercantiles que repercute en el desarrollo urbano de ciudades como Nantes o Angieus (NLT: Angers). La prosperidad de Inglaterra en estos años es también evidente. Se desarrollan algunos puertos de tradición mercantil, especialmente Lunden (NLT: Londres) que dispone ya a comienzos del XI de un tribunal mercantil (Housting).
La margen oriental del reino carolingio se abría a la relación con la Europa central eslava a través de la frontera del Elba o del Danubio. Maguncia, donde había una populosa comunidad judía (son askhenazim, que ya desde el X hablan yiddish) fué el principal centro de relación con los vendos y otros pueblos allende el Elba a los que se vende armas (pese a las prohibiciones reales) a cambio de pieles y esclavos. Praga y Cracovia, también mercados esclavistas relacionaban al país franco con los territorios de la futura Polonia.
Por último, en el este los varegos (nórdicos del área de Suecia) dominan las rutas fluviales del área que luego será Rusia. Situados en ciertas plazas de dominio (gorod), los Rus como se les llama se constituirán en la clase dirigente de una población eslava que por su parte les acabará por asimilar lingüisticamente, a la par que serán cristianizados por los bizantinos.
Pontificado e Iglesia[]
Artículo principal: Historia de la Iglesia medieval .
La implantación de la nueva dinastía de reyes carolingios en Francia se efectuó en estrecha relación con los intereses eclesiasticos y pontificios: la aceptación del sacrum en la coronación, la defensa del pontificado y la aparición de los Estados de la Iglesia, son los aspectos más sobresalientes de una actividad política que incluía entre sus objetivos numerosas cuestiones de carácter eclesiástico.
La obra eclesiastica de Carlomagno obedeció a la concepción del papel del rey como "defensor ecclesiae", ello permitía una intervención continua en cuestiones eclesiasticas como la disciplina, la liturgia, la moral e incluso el dogma.
Al intervenir directamente en el nombramiento de los altos cargos eclesiasticos y proclamar la propiedad y jurisdicción eminentes del rey sobre tierras eclesiasticas Carlomagno actua de hecho al modo cesaropapista. Pero la organización eclesiastica se beneficia con ello, porque el nivel moral y profesional de sus miembros mejoraba, los obispos asumían parte activa en la vida política, el cobro del diezmo se generalizaba y los dominios de la iglesia franca, dotados de inmunitas y de advocati laicos que vigilaban y ejercían justicia, aseguraban su estabilidad. Por otro lado el rey promovía el uso de la liturgia romana, unificando así los diversos usos liturgicos, protegía las tareas de evangelización y predicación e impulsaba la actividad intelectual del clero.
Quiza la obra más trascendental de la política carolingia sea en estos aspectos la organización de la iglesia franca en tierras germanas en Frisia y Sajonia especialmente. Las sedes fueron dotadas con grandes riquezas y en conjunto surgió una iglesia muy disciplinada puesto que las sedes episcopales vienen a ser "iglesias propias" o privadas del rey, pero en buena relación con Roma y atentas a seguir sus directrices litúrgicas o doctrinales. Un caso similar se produce en las marcas fronterizas de Aquitania y Burgundia, en tierras devastadas por la infiltración musulmana y recientemente reconquistadas.
A partir de 789 (Admonitio generalis) Carlomagno intentó unificar bajo el patrón benedictino las reglas y formas de vida de los monasterios de su reino, el promotor de la reforma fue Benito de Aniano, que la llevó a su culminación en el reinado de Luis el Piadoso (capitular de 817).
Por lo que respecta al Papado hasta la intervención de Carlomagno en el 800 la sede romana se encuentra bajo el control de los reyes lombardos. En el 799 León III fue expulsado de Roma y solicitó el auxilio de Carlomagno y este obligó al rey lombardo a ceder al Papa el dominio sobre el ducado de Roma. Es por entonces cuando se elabora la "Falsa donación de Constantino" que fundaban bases del dominio pontificio en sus estados así como inducían a pensar que el Papa mismo fuera depositario del dominio político imperial en Occidente o al menos parte esencial en su transmisión.
La nueva relación de los papas con los carolingios había provocado entretanto su desvinculación de Bizancio, después de una serie de papas de origen griego a partir de Esteban II comienzan a predominar los italianos. El alejamiento fue también en el plano doctrinal, con relación a la crisis iconoclasta. Hacia la misma época los griegos traspasaban a Constantinopla la jurisdicción eclesiastica sobre Calabria, Sicilia e Iliria, antes tenída por la sede romana.
Pero la querella más profunda se produjo con relación a la elección como patriarca de Constantinopla de Focio en sustitución de Ignacio. Nicolás I no aceptó el cambio y declaro depuesto a Focio y excomulgado en 863. La iglesia griega consideró esto una intervención indebida y en un sínodo celebrado en Constantinopla declaraba a su vez depuesto y excomulgado a Nicolás y herética la doctrina occidental sobre el termino Filioque que los carolingios y - a sus instancias - los lombardos habían adoptado. Aquella tensión cedio en 877 cuando Focio retornó a la sede constantinopolitana tras la muerte de Ignacio, pero los grandes temas de discordia seguían en pie: la pugna entre oriente y occidente por la evangelización de los pueblos de Europa central, la cuestión del Filioque que los griegos no estaban dispuestos a aceptar sin que se convocase un Concilio y sobre todo la diferente concepción del primado romano, que ne oriente se aceptaba solo en el plano honorífico y de supremacia arbitral en ciertos casos, pero no en el terreno doctrinal y disciplinario.
Civilizaciones extraeuropeas[]
Al Andalus[]
Artículo principal: Historia de al-Andalus.
Hacia el 756 el omeya Abd al-Rahman funda el Emirato independiente de Córdoba al que se somete el Valí de Arbuna (Narbona).
912-961 Abd al-Rahman III se proclama Califa. Diversas consideraciones estratégicas mueven al traslado de la capital a Murcia: entorno en una rica vega fluvial, con el puerto de Cartagena a poca distancia y el control de minas de plata en las cercanías y a fin de controlar las marcas orientales de Zaragoza y Arbuna en peligro por las incursiones de los francos (que rebasan las defensas de Al-Qutiyah y conquistan Albi, Mailona y Tolosa) y por las de los vikingos, que obligan además a la creación de una flota de guerra con la que se hostiga el mediterraneo y se intenta conquistar Corcega y Cerdeña. Desarrollo de una política norteafricana para hacer frente a la amenaza de los Fatimíes por la que se ocupan diversos enclaves en el norte de África.
Alhakén II 961-976 vuelve por breve espacio a instalar la capital en Córdoba, donde ordena la ampliación de la mezquita, pero a su muerte su sucesor Hisham II (976-1009 y 1010-1013), gobernado por su valí Almanzor desde el 977, retorna a Murcia.
Almanzor emprende campañas contra los reinos cristianos, especialmente Guiana y León, reconquistando Tolosa, pero a su muerte en 1004 el estado califal se viene abajo.
Reinos cristianos peninsulares[]
Ante la invasión musulmana se forman dos nucleos de resistencia, uno en torno a Asturias y otro en torno a los Pirineos occidentales. Del primero nace el reino Astur-Leonés que domina el noroeste peninsular. Del segundo emerge el reino de Pamplona-Navarra que de mantenerse en una ambigua posición respecto al califato y en una permanente hostilidad contra los francos comienza a extenderse hacia el norte y el este de los Pirineos. Hacia el final del siglo X el condado de Castilla, nominalmente feudatario de Leon se independiza en la practica.
En torno al siglo IX se forma el reino de Pamplona en torno a la ciudad, gobernado por la dinastía de los Arista, que es reemplazada en el siglo X por la de los Jimenos.
Europa Occidental: El Imperio Carolingio[]
A la muerte de Pipino Martel en 768, siguiendo la costumbre franca se divide el gobierno del reino entre sus dos hijos: Carlos es designado mayordomo de Neustria y de Frisia y Carlomán de Austrasia, Alamania y Burgundia, Aquitania queda como territorio compartido lo que ocasionará roces entre los dos mayordomos. La muerte de Carlomán en 771 sin embargo deja a Carlos como gobernante único y aleja el riesgo de una nueva guerra civil.
Durante los años posteriores Carlomagno logra someter Baviera, Sajonia y Turingia y en sucesivas campañas logra reducir el dominio musulman, conquistando Burdeos, Agen, Cahors y Rodez, si bien fracasa en dos ocasiones en conquistar Arlés. Somete asimismo a Bretones y Vascones y establece a principios del XI una serie de marcas fronterizas en la zona sur: Marca Vascona, Marca Aquitana, Marca de Auvernia, Marca Valentina (en el Rodano medio junto a la ciudad de Valence) y Marca Alpina (NLT: Regiones de Isere y Saboya) Tras marchar contra los lombardos para restituir al Papa Leon III, depuesto en su sede,obtiene de el reconocimiento del título real. Poco despues es saludado como Caesar por los embajadores bizantinos de Irene I (entendiendo el sentido que en Constantinopla daban al titulo de Cesar, que se confería a los principes imperiales pero sin el sentido de soberano que se le daba en occidente), lo que dara origen al término Keizer con el que se conocera a los futuros reyes de Francia.
A la muerte de Carlomagno, hereda el trono su hijo Ludovico Pio (Luis I) el cual - siguiendo la costumbre franca - divide el reino entre sus hijos, correspondiendo a Lotario Burgundia, a Pipino Aquitania y a Luis Bavaria, en 829 por la "Capitular de Attigny" crea un nuevo dominio (Alamania) para otro de sus hijos, Carlos, lo que da comienzo a un nuevo ciclo de guerras intestinas entre el padre y sus hijos.
En los años siguientes el Imperio Carolingio sufrirá continuas particiones y reordenamientos consecuencia de las disputas entre los herederos de Carlomagno, resultado de estas divisiones hacia el siglo X hay ya plenamente definidos cuatro reinos resultantes de de las particiones del espacio carolino: Aquitania, la futura Guiana, Burgundia, la futura Burgoña, Bavaria con sus extensiones hacia Panonia y la Italia del norte y la propia Francia que reune Austria, Neustria y sus extensiones hacia Sajonia, Frisia, Turingia y las marcas al este del Elba, Alamania es repartida en virtud a un acuerdo entre Francia, Burgoña y Bavaria; en la periferia se mueven los ducados etnicos periodicamente sometidos pero independientes en la practica, estos son: Bretaña, Vasconia, Bohemia, Carantania, Provenza y Liguria. Gradualmente en cada uno de estos reinos van extinguiendose las lineas dinásticas carolingias y nuevos reyes y dinastías surgen con la conformidad de las respectivas aristocracias de cada reino.
Así en el 887 Carloman de Burgundia muere y la nobleza del reino elige a Rodolfo de Welf (887-912). En Francia la muerte de Arnulfo en 899 despeja el trono para Carlos el Simple que reinará hasta 923 en que es depuesto eligiendo la nobleza como rey al duque de Sajonia, Enrique el Pajarero. Entretanto en Bavaria se alza la dinastía Luitpoldinga a la muerte de Luis el Niño en el 911.
Peninsula italiana[]
La derrota franca en Poitiers y las guerras civiles que suceden en el reino franco dejan campo libre al rey lombardo Astolfo (749-756) y a su sucesor Desiderio (756-785) para incorporar los residuos de dominio bizantino y tratar de someter al papado a su control.
Con Adalgiso o Adelchis I (785-789) sin embargo las intervenciónes de Carlomagno (en 785 en auxilio del Papa Adriano I, en 796 para reponer al Papa Leon III, depuesto por la nobleza romana y en otra en auxilio de los bizantinos) obligan a reconocer el dominio del Papa sobre el ducado de Roma (correspondiente a la region del Lacio) y a devolver al emperador el control de Capua, Salerno, Ancona y la Pentapolis.
Sin embargo el reino lombardo llega a su apogeo, algún tiempo más tarde, a partir del reinado de Grimoaldo II de Benevento. Aprovechandose de las luchas entre los hijos de Carlomagno y de las dificultades de los bizantinos en el este; se rechazan las razzias musulmanas de la Narbonense (si bien no llega a establecer un dominio firme sobre Provenza o las islas del Tirreno). Se recuperan del control bizantino Salerno y Capua. Sobre Roma se imponen una serie de Papas del partído lombardo. Con Radelgardo y Adelchis II se incorporan los dominios bizantinos de la Pentapole y se afirma la autoridad sobre Liguria. La capital Ticino (NLT: Pavía) se engrandece con elementos traidos de Rávena o Milán (Capílla palatina, Aula Regia).
Adelchis I muere en 789 y su sucesor es asesinado en una conjura urdida (presumiblemente) por su sucesor Grimoaldo de Benevento que sube al trono como Grimoaldo II, quien reina hasta 806, siendo sucedido por su hijo Ilderico, depuesto al poco tiempo por un tal Falco que sube al trono como Grimoaldo III, hasta 817. A éste le suceden por orden: Sico I 817-832, Sicardo 832-839, Radalgiso 839-851, Radelgardo 851-854, Adelchis II 854-878, Sico II 878-880 y Liutprando II 880-882. La autoridad real decae siguiendo la dinámica centrífuga del reino lombardo y se forman principados casi soberanos entre los cuales destacan Spoleto, Verona o Tuscania. Aprovechando la debilidad de los reyes lombardos el papado recobra su autonomía, aprovechandose de las fricciones entre los magnates, mientras los bizantinos recobran su influencia en el sur de Italia y las costas del Adriatico, y al final del siglo IX recuperan Salerno y afirman su control sobre Nápoles, Amalfi y Gaeta, ligándolas al Catepanato de Italia.
En el 846 incursión sarracena a los alrededores de Roma, en dicha incursión se saquea el Vaticano lo que decide el amuramiento de la colina vaticana, la llamada "Ciudad Leonina" en honor al Papa Leon IV (847-855).
858-867 pontificado de Nicolas I. Se enfrenta al rey franco Lotario a propósito de su divorcio. Envio de misioneros a Bulgaria. Enfrentamiento con Constantinopla a propósito de la elección del patriarca Focio (cisma de 867).
Hacia el 882 Carlomán de Bavaria interviene en Italia llamado por los bizantinos contra los lombardos. Tras conquistar el norte del reino y devolver a los bizantinos la Pentapole, situa como rey a su hijo natural (y sucesor) Arnulfo e incorpora para Bavaria el margraviato de Verona y Aquileya. Los principados lombardos del sur de la Peninsula rompen toda vinculación y se organizan como poderes soberanos o en algun caso vinculados a la Santa Sede.
A la muerte en 899 de Arnulfo es elevado al trono Berengario de Friuli, inaugurando una nueva línea dinástica, este reino sin embargo se superpone sobre la estructura descentralizada lombarda preexistente y pronto cae en poder de los magnates, disgregandose en ducados y marquesados, entre los que destacan los de Toscana, Asti, Ivrea, Bérgamo y Turín, mientras la autoridad real queda relegada al area entre Milán y Pavía. En la región de Liguria se forma el principado homónimo bajo la dinastía nativa de los Bosonidas.
Entre el 827 y el 902 conquista musulmana de sicilia, administrada primero como dependencia de Tunez (bajo los aglabíes sunnies y luego los ziríes de obediencia chií) y luego como emirato propio nominalmente sometido al califa fatimí. Hacia el fin del X la isla estaba fraccionada en pequeñas taifas.
A principios del siglo X las incursiones magiares devastan las poblaciones del norte de Italia debilitando el reino de Ticino o Lombardía mientras que los bizantinos recuperan timidamente la iniciativa en el sur de Italia y el Adriatico llegando a intervenir puntualmente en la política papal.
Europa oriental[]
Artículos principales: Bohemia , Polonia , Hungueria .
Hacia el 833 se forma el reino de Moravia cuyo apogeo tiene lugar con Svatopluk I, extendiendose de Moravia y Eslovaquia hacia Bohemia y la llanura húngara, Silesia, Lusacia y el sur de Polonia, a su muerte el reino se divide y en 894 entran los hungaros en Panonia, llamados por los bizantinos y los bávaros.
La sedentarización de los hungaros fue seguida de un rápido auge de la realeza, atribuida al linaje Arpad que regía la tribu magyar e intentó extender su dominio a las restantes, apelando ya al establecimiento de relaciones vasalláticas con sus jefes, mientras el país se cristianizaba por obra de misioneros bávaros, checos y en menor medida bizantinos y búlgaros. En 996 recibía el bautismo Vajk quien tomó el nombre de Esteban (997-1038) y casó con una princesa bávara. En 1001 tomó la decisión de entregar simbólicamente su país a la Santa Sede, al tiempo que solicitaba la organización de una Iglesia húngara, cuya sede metropolitana se situaría en Gran o Esztergom (1010), mientras era consagrado rey por el legado pontificio con la corona enviada por el rey francón (es la Corona de San Esteban, simbolo político de Hugría). En los años que siguieron se reorganizó el pais borrando todo rastro de régimen tribal: Capital política en Szekesfehervar (Alba Regia) al N. del lago Balatón, división territorial en megye en torno a puntos fortificados, compilación de las leyes húngaras a las que se añaden influencias bávaras y cristianas, expansión de la evangelización en torno a una decena de obispados.
Bohemia se constituye como ducado bajo Boleslao el Cruel (929-967), aceptando un vasallaje nominal del rey francón, pero afirma su identidad política y extiende su territorio a Moravia, Silesia, la región de Cracovia y una parte de Eslovaquia. La debilidad de los sucesores de Boleslao y las intervenciones polacas anularon buena parte de la anterior expansión.
Polonia encuentra su unidad política bajo el gobierno de Meszko I (962-992), cabeza de la dinastía Piast. Meszko procuró una política que evitase cualquier intervención francona por motivos eclesiasticos: Recibe el bautismo en el 966, funda la sede episcopal de Poznan en 968 para contrarrestar el influjo de Magdeburgo y completa su cristianización mediante la alianza con el linaje ducal de Praga. Aunque se declara "amicus Caesaris" comienza la ocupación de Pomerania en torno a la desembocadura del Oder. En torno a 990 ocupa Silesia y Cracovia arrebatandolas a Bohemia. Por último puso a Polonia bajo la protección de la Santa Sede, efectuando la traditio a San Pedro para recibir de nuevo el reino como precaria oblata.
La Plena Edad Media (Siglos XI al XIII)[]
Caracteres de conjunto[]
Economía[]
A partir de la segunda mitad del siglo X comenzaron a cambiar las condiciones de la actividad económica de manera lenta y desigual pero propiciando en todas partes el crecimiento y mejora material de las poblaciones europeas. Bien sea por el fin de las invasiones y grandes migraciones, bien sea por la estabilización del espacio europeo, bien por la implantación del orden feudal, o bien por las mejoras tecnicas introducidas en el dominio del medio natural y de los procesos productivos el caso es que la población acusa un notable incremento, ya perceptible en el siglo XI.
El aumento de población puede considerarse causa y a la vez consecuencia del desarrollo económico. Causa porque la mayor disponibilidad de mano de obra permite una división mejor del trabajo, emprender nuevas actividades productivas, especialmente en el sector agrario, o dedicar más hombres a los procesos manufacturero y mercantil, estimulando a su vez la producción y distribución de bienes. Causa también porque el aumento de la población posibilita el incremento de las actividades antedichas a fin de satisfacer las necesidades de una demanda creciente. Consecuencia porque el aumento poblacional no hubiera tenido lugar de no producirse unas condiciones previas de crecimiento económico y cambio social.
Aunque es dificil cuantificar el crecimiento de la población, se estima que al menos se multiplicó por tres entre el siglo IX y comienzos del XIV hasta alcanzar en torno a los setenta o setenta y cinco millones de seres. A finales del XIII este crecimiento llega a su termino y en partes de la Europa atlántica y de Italia llegan a darse fenómenos de superpoblación debido a la imposibilidad de roturar nuevas tierras o de mejorar su productividad lo que se traduce en la fragmentación de las explotaciones rurales, el aumento del precio del cereal, el desempleo, la pobreza y la escasa capacidad de demanda y consumo en amplios sectores sociales. A comienzos del XIV el deterioro de algunas condiciones naturales y la sucesión de años de malas cosechas vinieron a facilitar un cambio de tendencia demográfica aun antes de que apareciesen las grandes epidemias de peste, a partir de 1348.
En lo tocante a las innovaciones técnicas del periodo, las fuentes de energía continuarion siendo principalmente de origen humano o animal, habiendo importantes avances en el aprovechamiento del último, acaso el más importante fue la adopción del arnés rígido para los caballos, innovación de origen centroasiatico ya conocida en Europa en el s. IX y extendido en la época que nos ocupa, el atelaje moderno permite duplicar y triplicar la capacidad de arrastre de los caballos. También se generaliza el uso de herraduras metálicas para los cascos, el estribo y el freno bucal. Respecto a los bueyes la aparición del yugo frontal rígido en el s. XIII permite emplear mejor su fuerza de tracción, sobre todo en el uso de carretas como atelaje en hilera. El caballo sustituyó paulatinamente al buey en los campos de Europa atlantica, sobre todo desde mediados del XII gracias al empleo de nuevas razas fuertes adaptadas para la labor. El caballo trabajaba con mayor velocidad que el buey y un promedio de dos horas diarias más de labor.
El molino de agua era ya conocido de periodos anteriores, pero en ésta época se extiende su uso para un amplio abanico de tareas (molinos de grano, cerveceros, batanes para tundir paños, forjas y martinetes así como otros molinos más específicos para torcer seda, elaborar papel o moler tintes). Del molino de viento se tiene noticia en 1185, aunque su difusión fué notable estuvo restringida a regiones con mala red fluvial o especialmente ventosas como Frisia y Holanda.
Otros instrumentos que aparecen en el periodo son el telar de pedal, el torno de hilar, la armadura del caballero, la ballesta y el trabuco. El uso del hierro aumentó mucho más que en epocas anteriores y se generalizó a una amplia lista de herramientas.
El cultivo de trigo y el consumo de pan siguieron creciendo, herencia del hábito romano, llegarón a su apogeo en el s. XIII y alcanzaron no solo a las clases pudientes sino a la mayoría del campesinado, a la vez que se redujo el uso de otras especies cerealistas o se encauzó su uso para el forraje. Ciertas innovaciones técnicas como el uso del arado de vertedera permitieron el desarrollo agrícola de las regiones atlanticas y centroeuropeas, en muchos terrazgos de estas regiones se consiguió pasar a un régimen de rotación trienal, combinando cereales de invierno, de primavera y leguminosas, en la Europa mediterranea continuó empleandose la rotación bienal.
El gran incremento del cultivo de la viña fué una de las principales conquistas agrícolas de la Edad Media y tuvo lugar a partir de los siglos XI y XII por el interés no solo de los monasterios y grandes señores sino también por el de los mercados de las ciudades y por los mismos campesinos. No sucedió lo mismo con el olivo restringido por el clima a la región mediterranea, aparte del hecho del uso culinario de la grasa animal. En Italia, en Sicilia, en la Gotia y en España se desarrollaron técnicas de regadío muy productivas y se implantaron por influencia islámica nuevas especies: morales y gusanos de seda desde el s. X, algodón, arroz, caña de azucar, frutos de huerta como las alcachofas, los esparragos, los albaricoques, los melones y los cítricos.
Junto a la agricultura se desarrolla notablemente la ganadería, las cabañas aumentaron hasta provocar en algunas áreas desequilibrios entre los dos sectores, ya que a falta de otros procedimientos de estabulación era necesario reservar áreas vacías al pasto, no reducir los tiempos de barbecha, que eran los que el ganado utilizaba y dedicar campos al cultivo de avena y cebada, oreservarlos como zonas de pasto. El pescado sin embargo no alcanzaba en ésta época un consumo destacable, la pesca de altura era escasa y el comercio del salazón no empezó a despuntar hasta el s. XIII.
No hubo mejoras sustanciales en los medios de transporte terrestres, los caminos solían estar mal cuidados y desprotegidos. La continuidad en el uso de las vías romanas hacía que las regiones comprendidas dentro del antiguo Imperio contaran con una red viaria mucho más completa que las de la Europa germánica y eslava. Hubo una mejora notoria en la construcción y cuidado de puentes, para los que las técnicas góticas del s. XIII se mostraron superiores a las romanas en algunos aspectos: la obra del puente era muy costosa y absorbía las disponibilidades de una ciudad de la misma manera que el alzado de murallas, si bien los resultados económicos y fiscales compensaban la inversión. Por otro lado, las gabelas y peajes locales eran numerosos debido a la fragmentación de los poderes administrativos. Además la capacidad de carga de asnos y mulos era escasa para mercancías de gran volumen y peso salvo que su valor de mercado no la justificase.
En tierras de Europa central y atlantica, así como en algunas cuencas mediterraneas el transporte fluvial compensó parcialmente las deficiencias de la red terrestre. Así el caso del Po, Rodano-Saona, Loira, Sena, Rin, Elba, Oder, Vistula, Támesis y Danubio que fueron adecuados con diques, muelles, embarcaderos, caminos de sirga y canales complementarios. Se formaron sociedades para asegurar su servicio como la hansa de los mercaderes de agua de París o la Cofradía de Zaragoza. El transporte por río permitía el transporte de las mercancías pesadas de poco valor intrínseco como el grano, la madera, la sal, la lana o el vino entre otras. La red fluvial, por último permitió prolongar las rutas marítimas y con frecuencia los caminos terrestres se limitaron a enlazar o completar los fluviales.
Respecto a la navegación marítima debe decirse que en éste periodo aparece en el ámbito mediterraneo el procedimiento de construcción de los navíos desde la armazón y no desde el casco como en el tiempo anterior, asimismo se generalizó el uso de la vela latina que permitía aprovechar mejor los diversos vientos. En lo que toca al almacenaje el uso del tonel reemplazó al del ánfora, permitiendo reducir en un treinta por ciento el peso y espacio ocupado en bodega. Entre 1250 y 1350 aparecen la aguja magnética a manera de brújula, las tablas de navegación y la vulgarización de conocimientos sobre corrientes y fondos marinos.
La galera dominó en estos años en el Mediterraneo, en el ámbito atlantico aparece la coca en torno al s. XIII, movida a vela exclusivamente, lenta pero estable y con una carga util que alcanzaba entre las 200 y las 300 Tm. Su maniobrabilidad quedaba asegurada por el uso del timón de popa.
El uso cada vez más intenso de la moneda fue otro de los indicadores y de los condicionantes del crecimiento económico de Europa al permitir mayor fluidez en el intercambio de bienes y en la cumulación de reservas. Hubo aumento en la disposición de metal disponible para la acuñación con la puesta en funcionamiento de las minas del Harz, de los Vosgos, del Jura y de los Alpes orientales. También se contaba con el saldo favorable del comercio dirigido a Bizancio y el Islam, con las remesas que reportaban las parias en la España Cristiana y con los beneficios obtenidos en Oriente con las primeras Cruzadas. Las cecas de alcance regional se multiplicaron, sobre todo en paises como Francia, donde los señores feudales ejercieron la regalía monetaria. En la mayoría de los casos las acuñaciones se realizaban respetando el sistema de cuenta carolino basado en la libra, el sueldo y el dinero, pero a comienzos del s. XIII aparece un tipo monetario nuevo, múltiplo del denario carolino: el gros o matapán, sueldo de plata de 4.22 gr, llamado maravedí en Castilla, similar en su concepción al sterling inglés. A mediados del s. XIII la intensidad y necesidades del comercio permitieron el retorno a la amonedación de oro rompiendo el monometalismo que había dominado en Europa desde el s. VIII. La acuñación de los augustales en Nápoles hacia el 1200 tuvo un significado predominantemente político, pero entre el 1250 y 1280 comienzan a acuñarse en Venecia y Florencia los ducados y florines ya por motivos netamente económicos.
El sentido del trabajo era para atender la necessitas y al tiempo evitar la ociosidad y mortificar el cuerpo, el excedente debía permitir el ejercicio de la caridad. La idea de progreso se encontraba ausente así también como la acumulación de capital, considerada como acto de avaicia o soberbia. La mentalidad contraria a la capitalización tenía también una faceta de ostentación social: frente al hambre que afectaba a gran parte de la población, el despilfarro, el gasto y la donación como sistema de creación de clientelas. No en vano la gula, vicio de ricos es condenado por los moralistas de la época como uno de los principales defectos y las leyes suntuarias que empiezan a aparecer en torno al s. XIII intentan concordar lógica económica y status social para impedir que cualquiera gaste demasiado o que algunos a través del gasto pretendan parecer lo que no son socialmente.
Sociedad[]
Desde los siglos altomedievales, las imagenes que los pensadores occidentales, clerigos o monjes siempre, elaboraron sobre la sociedad en que vivían tienen en común su marcado caracter funcionalista y armonizador; la sociedade estaría formada por grupos, cada uno con su rol específico, todos igualmente necesarios, a pesar de la desigual consideración económica y jurídica que se les otorgaba; todos también encaminados hacia el fin último de asegurar la mejor práctica moral y religiosa y con ella, la salvación eterna, de modo que en la gradación jerárquica los religiosos ostentaban la primacía.
La primera exposición sobre los diversos órdenes sociales se debe a San Jerónimo que propone tres en su Adversus Jovianum: los vírgenes o monjes, los continentes o sacerdotes y los casados o seglares. También San Agustín habla de ordenes diversos entre los cristianos a cuyo frente se situaría Cristo mismo.
Sobre estas bases se desarrolla en tiempos postcarolingios el esquema trifuncional de la sociedad, basado en la distinción entre oratores (clérigos y monjes), bellatores (nobles, hombres de armas) y laboratores (campesinos, artesanos, comerciantes), los primeros en expresarlo fueron autores ingleses (Aelfric y Wulfstan, obispo de Londres) pero los que difundieron mejor la teoría trifuncional fueron los obispos francones Gerardo de Cambrai y Adalberón de Laon. Con todo no se acepta inmediatamente, en los monasterios se continuaron glosando en el s XI la distinción antigua entre monjes, sacerdotes y laicos a la vez que se empleaban otras imágenes organicistas más o menos complejas (Hugo de San Victor, Juan de Salisbury). Sin embargo a partir de 1180 el auge de la comunidad política y su presencia en Cortes y Parlamentos obliga a instrumentar una participación de las mismas en los esquemas de poder, que se concibe sin dificultad como un reparto entre los dos ordenes privilegiados -clero y nobleza- y el estado llano. De forma que la doctrina de la trifuncionalidad serviría más a los objetivos políticos de la sociedad estamental en la época de madurez del feudalismo que no a la conformación de una imagen veraz de su división interna.
La idea de cristiandad sustituye plenamente a las ideas clásicas de "ecumene" pero se conserva el criterio de que las sociedades exteriores son bárbaras, alejadas del punto de referencia de la verdadera civilización que el mundo europeo occidental identifica consigo mismo, lo que produce un desinterés notorio por conocer las realidades exteriores; a esto se añaden la conservación de ideas sobre el universo simbólicas o imprecisas. No se adecuaba la concepción racional a la observación y análisis, sino que se veía a través de la creencia previa teñida de tradición y fundamentalismo religioso.
El cristianismo occidental, erigido como criterio básico de valores y comportamientos contempla a las sociedades exteriores como extrañas: los bizantinos aunque cristianos se contemplaban como cismáticos y con la diferencia religiosa añadida a la cultural se alimenta la incomprensión mutua y el odio en algunos momentos de pugna en la época de las grandes cruzadas. La culminación de aquellos rencores fueron el saqueo de Constantinopla y en el plano religioso los fracasos repetidos de todo intento de unión entre las dos iglesias.
La hostilidad hacia el islam fue mucho más marcada desde la difusión del espíritu de Cruzada; antes de mediar el s. XI los musulmanes eran vistos como gentiles, pero desde entonces Mahoma apareción en las predicaciones como la viva imagen del Anticristo y los musulmanes como el enemigo natural del occidente cristiano. No obstante este plano ideológico y propagandístico aunque sirviera para justificar guerras y conquistas territoriales no destruyó de raiz los contactos entre ambas civilizaciones. En el plano comercial los contactos fueron intensos, incluso con mercancias vedadas por su caracter estratégico: madera, resina, hierro y armas, caballos y cereal. En el plano intelectual en los siglos XII y XIII se traducen del árabe una gran cantidad de obras en los escritorios de España, Gotia y Sicilia. Por otro lado la reincorporación a la cristiandad de Sicilia, el sur de la Galia y buena parte de la Península Ibérica produjo fenómenos locales de cohexistencia teñidos de marginalidad social con respecto a grupos de musulmanes que permanecieron bajo dominio cristiano y cuyo estatuto jurídico se asemejó al de los judíos, tal es el caso de los mudéjares hispánicos cuyo número fué importante en los reinos de Castilla y Navarra.
Los paganos en cambio no se consideraban hombres y miembros de la sociedad hasta que aceptasen la consversión con lo que ello conllevase.
El tiempo se concebía de forma escatológica y lineal, de un principio a un fin, se hablaba por entonces de las seis edades del mundo en orden a la salvación eterna de los hombres que vivían en el: De la Creación a Noé y el Diluvio, de Noé a Abraham y la Alianza, de Abraham a David y la realeza ungida, de ésta a la destrucción que significó el cautiveiro de Babilonia, y de Babilonia a la venida de Cristo; por último la sexta edad, tenida como tiempo de espera hasta la segunda venida de Cristo, el fin de este tiempo la la redención plena de la Humanidad. En aquellas circunstancias ideológicas la sexta edad era tenida como una época de envejecimiento en la que no cabía esperar nada nuevo ni mejor que el propio fin de los tiempos. La encarnación es tenida como momento clave en la concepción lineal del devenir y es en ésta época cuando se difunde el uso de la Era de la Encarnación frente a otros computos cronológicos (Era bizantina, indicción o Era hispánica...).
Los regímenes de parentesco conocidos como familias amplias tienden a perder fuerza y disgregarse en estos años debido a la expansión demográfica, a las condiciones de seguridad que permite el régimen feudal, a la mayor flexibilidad de las posibilidades económicas y a la acción de la Iglesia sobre la institución y condiciones del matrimonio, que primaba la decisión de la pareja y contemplaba solo las circunstancias de la familia corta cinscuncrita al nucleo familiar como núcleo básico de la organización social. En los medios campesinos las parentelas pierden buena parte de su significado económico y su existencia como grupos patrimoniales. En los medios aristocráticos sin embargo se consolida una forma específica de parentesco o familia amplia: el linaje. Para asegurar la supervivencia del linaje como tal era necesario mantener unido el patrimonio de riquezas y poderes, ciertas mermas eran inevitables para asegurar las necesidades de algunos de sus individuos, por lo general las mujeres eran excluidas de lo principal de la herencia compensandolas previa y parcialmente por medio de dotes en el momento de su matrimonio o entrada en religión, se tendía a limitar los matrimonios de segundones mediante su entrada al sacerdocio o su envio a empresas exteriores (como las Cruzadas), o bien se concertaban matrimonios con linajes equiparables, lo que permitía transferencias mutuas de bienes sin merma real del patrimonio, también empezaron a ser frecuentes las practicas endogámicas. Con todo el triunfo del principio de primogenitura fué lento y no se consolidó hasta la baja Edad Media.
El matrimonio como institución básica se enriqueció, sobre todo a lo largo del s. XII tanto en la teoría como de las prácticas y usos matrimoniales. La Iglesia tendió en todo momento a fomentar el matrimonio como un contrato consensual entre iguales, realizado libremente ante testigos, a rechazar toda forma de repudio (si bien transigió en regular causas de anulación por esterilidad, impotencia o consanguinidad hasta septimo grado) Su actitud favorecía la independencia de la pareja frente a las ingerencias del linaje o la parentela que coartaban la libertad de elección o imponían matrimonios entre consanguineos por las ya aludidas razones de cohesión del patrimonio. En el plano ideológico la actitud eclesiastica también introdujo nuevos factores a lo largo del s. XII al matizar sus imagenes de la mujer desde inductora del pecado original a "similitudo" del hombre. Sin duda el auge del culto a María significó una promoción de la mujer y de la vida familiar en un contexto mental en el que todavía se valoraba más el estado de continencia o virginidad. El III Concilio de Letrán reconoció el caracter sacramental del matrimonio entre cristianos, refrendando así su indisolubilidad y su superioridad sobre otras formas de unión como el enlace "a furto" o la barraganía.
A la par en los medios laicos caballerescos se desarrollaba la idea del "amor cortés" que a la postre contribuye a afianzar la institución matrimonial.
También fue un avance la definitiva fijación de las condiciones económicas en que la institución matrimonial había de desenvolverse reguladas con frecuencia con contratos de esponsales previos. La mujer recibía ciertas garantías económicas en forma de bienes que pasaban a su propiedad y administración entregados por sus padres (dote) y por su esposo (arras, "morgengabe"). Además los bienes obtenidos por la pareja a partir del matrimonio solían pertenecer a ambos indistintamente segun el régimen de gananciales, puesto que al cabo debían pasar a los hijos o herederos forzosos. Por contra marido y mujer apenas podían heredarse mutuamente, salvo legados sobre la cuota o quinto de libre disposición.
A pesar de la situación deprimida de la mujer en el seno de una sociedad de predominio guerrero y varonil no era habitual la actitud misógina salvo en reflexiones teóricas de los entornos eclesiasticos. Ello fue así porque las mujeres constituían una fuerza de trabajo indispensable y apreciada entre las clases campesinas y artesanas. Además como consejera o asociada al marido a través del gobierno de la casa y de la primera educación de los hijos, la mujer ejercía un peso cultural de gran importancia. En situaciones de viudedad, como tutoras o administradoras de bienes, algunas mujeres alcanzaron a título individual un protagonismo y poder amplios, sobre todo en la aristocracia, aunque lo frecuente fuese que se diese el caso contrario. La soltería y la viudez nutrian los monasterios que en la época no eran solo lugares de retiro espiritual sino reservas femeninas de la aristocracia de las que echaban mano los diversos linajes cuando fuera necesario. En los medios urbanos la marginación femenina fue mayor que en el mundo señorial, aun asi tuvieron su lugar en la dirección de los negocios familiares y su personalidad fiscal en el caso de ser viudas cabeza de familia.
La niñez se prolongaba hasta que se alcanzaba la capacidad de tomar las armas, entre los 14 y 18 años y no interesaba por si misma. Era notable la influencia de ciertos parientes o allegados en las fases finales de su educación (amas, ayos y tíos maternos). Solía ser frecuente en las clases altas confiar el hijo ya en su segunda infancia al señor para completar su crianza y preparación militar y cortesana.
La situación del extranjero residente tenía tanto elementos de protección y privilegio como de marginalidad. La ciudadanía local en el mundo feudal y luego en el urbano se alcanzaba tras un lapso de residencia que solía ser de un año a no ser que se alegase el estar sujeto a otra jurisdicción distinta y el derecho o deber de permanecer en ella (advenae o aubain), el forastero carecía entretanto de ciertos derechos como el de herencia o matrimonio. En el caso de que se aplicase el principio de nacionalidad o personalidad de la ley el extranjero conservaba su condición indefinidamente y solo gozaba de derechos en el país de acogida en el caso de que se asegurase la protección de un natural o se beneficiase de una declaración de amparo regio o señorial, que le situaba bajo la jurisdicción directa del rey o del señor manteniendo su libertad y privilegios específicos tal suele ser el caso de los judíos o de los peregrinos, también el de los mercaderes que conservan la naturaleza de su país de origen y gozan de ciertos derechos para sus bienes y negocios, llegando a establecer enclaves dotados de extraterritorialidad (alfondigas o fondacos) y a disponer de cónsules o jueces de su propia nación para dirimir sus conflictos.
Durante la Edad Media el latín fue el vehículo de expresión hablada y escrita de los sectores cultos de la sociedad en sus relaciones, pero se trataba de una lengua escrita, no una lengua viva aunque se emplease por la minoría que la conocía. La mayoría de la población empleaba las lenguas vernaculas y en torno a ellas aglutinaba su sentimiento de cohesión de grupo frente a los que utilizaban otras, van germinando por entonces los diversos sentimientos nacionales, aunque no se de una ecuación lengua=nación.
Otras situaciones también conllevaban la marginalidad, este es el caso de ciertas enfermedades como la lepra, o practicas como la homosexualidad, no tanto así la locura que era subsumida en los nucleos familiares salvo casos de locura agresiva frecuentemente tratados como posesiones. También el alejamiento de los nucleos de civilización determina una cierta marginación (bandidos, ermitaños, leñadores) o la practica de cietos oficios como el de juglar.
De todas las situaciones de marginación la mas clara fue la que afectaba a los judíos, sobre todo a partir de la primera cruzada cuando se empezaron a desatar las primeras persecuciones sistemáticas, a partir de entonces crece la hostilidad y aparecen tesis peyorativas (pueblo deicida o relgión degenerada o superada por la Ley nueva). Las medidas canónicas adoptadas por los Concilios de Letrán, entre ellas la obligación de adoptar vestimentas distintivas y la prohibición de convivir continuadamente con cristianos contribuían a marginar a la minoría judía y a distorsionar la imagen que se tenía de ellos.
Mundo Rural[]
El incremento de población y el desarrollo agrícola produjeron una continua creación de formas de pequeña y mediana propiedad y otras de usufructo perpetuo sobre todo en tierras de frontera o colonización. Esto permitio ciertos niveles de libertades concretas a muchos campesinos y una mayor fluidez en las relaciones sociales; sin embargo el rasgo más destacable es que el poder de la aristocracia produzca una concentración de propiedad de la tierra mediante la absorción de antiguos predios alodiales de pequeño y mediano tamaño y la reducción del campesinado a diversas formas de usufructo de la misma acompañadas de mermas en la libertad jurídica del labrador.
En el s. XIII se generalizan las formas plenas de contrato agrario a corto y medio plazo que son el arrendamiento y la aparcería. Ambas afectaron a las reservas de muchos grandes dominios, que se parcelan para su cesión en estos tipos de usufructo, de manera que los grandes propietarios pasan a ser rentistas.
La fragmentación del poder político que es una de las características del orden feudal en su primera época, permitió a cierto número de grandes propietarios obtener jurisdicción sobre los campesinos que cultivaban sus tierras, o sea ejercer sobre ellos derechos de ban y otros que en épocas anteriores eran exclusivos del monarca y de sus delegados. El reparto de estos derechos banales entre la aristocracia propietaria fué muy desigual y en los diversos paises la posesión o ausencia de derechos jurisdiccionales y la amplitud con que se ejercen delimitará las diferencias entre una alta y una baja aristocracia. El ban señorial sobre los campesinos se ejercía y aplicaba en varios aspectos típicos: El señor requería a los hombres libres bajo su dominio para que acudieran a asamblea judicial o placitum, y tiene el deber de impartir justicia con el consiguiente beneficio deparado por las multas y confiscaciones que impusiese (aunque paulatinamente el poder monárquico recuperase la competencia sobre los casos de sangre y otros de alta justicia), por otro lado puede exigir a los hombres libres servicio de armas o compensaciones pecuniarias y tiene a su cargo el aparato militar de su territorio con la capacidad de sustentarlo y edificar fortalezas, asimismo el señor ejerce facultades administrativas y gubernativas que le situan por encima de otras organizaciones campesinas o municipales y le permiten derivar en su beneficio tanto la fiscalidad como las mismas actividades económicas. Dispone además en muchas ocasiones de monopolio sobre la instalacion de determinados servicios cuyo uso han de pagar los campesinos (horno, molino, lagar), esto es lo que se conoce como banalidades, en algunos casos estas se hacían extensivas al derecho de acuñación de moneda, la organizacion de mercados y ferias, el control de los pesos y medidas y el cobro de derechos de transito (peajes, portazgos y pontazgos).
Respecto a los campesinos hubo, fuera cual fuese su situación económica, criterios internos de diferenciación jurídica entre aquellos que ostentaban condición libre y los que estaban sujetos a cargas serviles. Existía una gradación variable de derechos y libertades, o por la ausencia de estas últimas. El siervo no podía llevar armas ni ejercer función militar, ni testimoniar en juicio o formar parte de un jurado, ni ser ordenado clerigo, aunque tampoco pagaba la talla ya que eso suponía implicitamente una condición libre.
Había siervos descendientes de esclavos o caidos por fuerza en la esclavitud, pero no eran significativamente numerosos como aquellos que llegaban a la servidumbre por deterioro de la situación económica, por entrada voluntaria -normalmente ligada a la anterior-, por cultivar tierra de otro propietario contra la aceptación de ciertas obligaciones ligadas al usufructo del predio, por endurecimiento y degradación de antiguos lazos de encomendación y patronazgo, por permanecer como libertos bajo el antiguo patrono o incluso por ser extranjero. Aun dentro de una libertad jurídica formal se mermaban o negaban las posibilidades del campesino a la disposición de su propio trabajo, al régimen familiar y de herencias o a la libertad de movimientos.
Las cargas serviles mas comunes se referían a varios aspectos. Ante todo a la falta de libertad de movimiento, ya que el siervo estaba adscrito a la tierra que cultivaba, igualmente, al peso de las prestaciones económcas debidas como la obligación de servicios domésticos y el pago de una capitación anual (capitagium, capite censi, chevage). Existían también limitaciones sobre el régimen de vida familiar y la disposición de sus bienes, puesto que el siervo dificilmente podía casarse con persona ajena al dominio de su señor y si lo hacía con un libre las cargas serviles eran heredadas por los hijos, así también la sierva, para poder casarse con alguien de fuera del dominio debía de satisfacer un derecho compensatorio al señor puesto que los hijos no serían siervos de éste (ossas, formariage), si el siervo fallecía, el señor tenía derecho a tomar parte de sus bienes, a veces hasta la mitad (a no ser que se hubiera redimido esta obligación mediante el pago de una compensación: nuncio, luctuosa) o incluso la totalidad en caso de no haber herederos forzosos (mañería).
La liberación jurídica de los siervos y la reducción de sus cargas se produjo paulatinamente desde mediados del XI no por razones éticas o filosóficas sobre la dignidad o libertad humanas, sino a través de pactos y luchas en torno a libertades concretas. Los señores percibieron, a menudo, que otorgarlas a cambio de compensaciones era beneficioso pues estimulaba al campesino en su trabajo, sujetandolo por otras vías al pago de renta; de esta forma se extendió la redención en metálico de las cargas serviles, comenzando por el permiso de testar y disponer de los bienes muebles. Además, ya en el s. XIII, los reyes y las ciudades, en su busqueda de nuevos súbditos contribuyentes y en sus pugnas contra la jurisdicción señorial otorgaron cartas de libertades y franquicias siempre que podían.
A lo largo de éste periodo aparecen diversas formas de asociación que potencian la identidad de los grupos rurales y en ciertos grados les permiten obtener medios de expresión y autoadministración. Se trata de las cofradías rurales que cuando salen a la luz disponen ya de bienes raices propios, locales sociales, reglamentos y vínculos estrechos con la parroquia y la jerarquía eclesiastica. Las parroquias mismas se constituyen en el núcleo de la sociedad rural y se liberan en cierta medida de la tutela señorial. En torno al templo se crea un espacio, a menudo cementerio, de "paz de Dios" bajo cuyo amparo se celebran reuniones y en cuyas cercanías se celebran mercados y ferias.
Los derechos y obligaciones sólo afectaban a los pertenecientes al grupo porque eran ellos los que tenían intereses agrarios completos, en lo referente a bienes comunales, uso de barbechos, organización de los cultivos, trashumancia, etc., lo que permitía a muchos señores, como propietarios de tierra, participar en las decisiones del grupo, de forma preponderante, como miembros del mismo. Para ello, previamente, habían tenido que pactar con el, más o menos voluntariamente, la cesión de ciertos derechos y potestades administrativas, que daban lugar al nacimiento del municipio rural.
Nobleza, aristocracia e Instituciones feudales[]
La formación de linajes nobiliarios culmina en el s.XII en los países occidentales y acentua las diferencias internas entre la nobleza y las que ésta mantiene con respecto a la aristocracia no noble. Solo algunos linajes, la llamada alta nobleza, consiguió el ejercicio amplio de ban jurisdiccional y mantener niveles de riqueza y poder que les convertían en magnates del país. Muy por debajo de ellos se situaba una baja nobleza que ejercía su dominio y privilegios en un nivel local o comarcal y estaba a menudo vinculada a los grandes aristócratas, o a los reyes, por lazos de vasallaje.
Aunque sea lo habitual no siempre la nobleza se encuentra ligada al ejercicio de armas, en ciertas regiones esta identificación tardó en fraguar, como en algunas tierras franconas o en la Península Ibérica (caballería villana) donde los milites participan de algunos privilegios aristocráticos pero no se funden con la nobleza o hidalguía, aunque sea un medio de acceder a ellas.
La concentración de la capacidad banal o jurisdiccional en manos de cada vez menos linajes trajo consigo el debilitamiento o desaparición de otros muchos en los siglos XII y XIII, al tiempo que la evolución de las condiciones económicas del mundo rural favoreció a los que buscaron nuevas fuentes de ingresos (como la trashumancia en los reinos ibéricos, la minería en Neustria, o la participación en el comercio, especialmente en Italia). Se adaptaron las rentas rurales a las diversas circunstancias y se procuraron engrosar los patrimonios con nuevos feudos concedidos por el rey u otros magnates. No todos pudieron hacerlos y los abusos, e incluso bandidajes a los que muchos se dedicaron no fueron a la larga una solución. En resumen, el número de linajes de alta nobleza con prerrogativas banales desciende en todos los países occidentales desde mediados del s.XII a comienzos del XIV. Así en Inglaterra buena parte de la gentry feudal renunció a las cargas y obligaciones propias de los barones y pasó a formar parte de la baja nobleza de los escuderos (squires). En Picardia había más de 100 linajes con prerrogativas banales hacia 1150, 80 en 1200 y solo 9 a comienzos del XIV, en Westfalia pasan de 120 a 27 en el mismo periodo de tiempo.
Pero existían también medios de promoción nobiliaria que se emplearían sobre todo en el curso de la gran crisis del s.XIV, cuando se renovó gran parte del estamento nobiliario, sobre todo en sus capas altas. El principal de ellos era la práctica de la caballería y la actividad militar que presuponían el acceso a ciertos niveles de riqueza. Además, a medida que las monarquías recuperan o ejercen más frecuentemente sus poderes, el enoblecimiento por el rey crece como medio de renovación del estamento.
Los privilegios más comunes entre los grupos aristocráticos eran, ante todo, la preeminencia política, en el mando, la administración y la milicia y como consecuencia de ella la exención de impuestos directos (ya que se entendían compensados por las obligaciones vasallaticas). Se sumaban ciertas prerrogativas judiciales: protección especial, derecho a ser juzgado por sus pares en tribunales específicos, procedimientos procesales que observaban la calidad superior de sus personas, el mayor valor probatorio en sus juramentos, la imposibilidad de someterlos a tormento o penas infamantes o la opción a formas especiales de prueba como el duelo judicial.
Dado que la caballería constituyó la forma predominante de combate durante la Edad Media era lógico que el monopolio de esta por las aristocrácias fuera un modo de cimentar su poder.
El auge del vasallaje y del régimen de entrega de tierras en beneficium para pagar servicios, iniciado en época carolingia había desembocado, tras la disgregación de poderes ocurrida desde mediados del s.IX, en la constitución de un orden político basado en la red de instituciones feudo-vasallaticas que ligaban a unos aristócratas con otros.
El contrato vasallático constaba ante todo de un acto de homenaje en el que el señor tomaba entre las suyas las manos del vasallo (immixtio manuum) y este declaraba verbalmente el compromiso de ser su hombre (volo). Seguía la práctica de un juramento de fidelidad, ante testigos y ante símbolos sacrales. En el caso de los eclesiasticos se planteó el problema de si era o no lícito que prestaran juramento ante laicos ya que como hombres consagrados pertenecían a una jurisdicción específica. Este será uno de los grandes temas en la llamada "Querella de los báculos". A finales del s.XI al homenaje y juramento se suman otros dos actos no imprescindibles: el beso (en la cara al modo guianés o en la mano al modo hispánico, a su vez de origen oriental) y la puesta por escrito del contrato. El otorgamiento del feudo solía ir acompañado también de un acto material de investidura o entrega simbólico por medio de un anillo, cetro, báculo o guante segun los usos.
Del contrato se derivaban obligaciones concretas. El vasallo se comprometía a hacer obsequium a su señor bajo las formas usuales de ayuda (auxilium) y consejo (consilium). La ayuda se reflejaba en obligaciones militares, personales y económicas (fundamentalmente para los casos de rescate del señor en caso de su apresamiento, sufragar los costes de la dote de la hija del señor, de la entrada en caballería del primogénito y ayuda en el caso de que partiera para la Cruzada). El consejo consistía en acudir a la llamada del señor, normalmente en las reuniones de la curia o curtis señorial en la que participaban los vasallos y donde se concretaban las acciones de gobierno y justicia de forma coordinada entre todos ellos.
Por su parte el señor estaba obligado a proteger al vasallo, militarmente pero sobre todo en el plano judicial, dandole amparo, así como asegurar al vasallo los medios económicos de manutención y ejercicio de sus deberes. Bien amparandolos en su propia mansión, o bien otorgandoles un beneficium o feudo.
El contrato vasallatico, era en principio indisoluble hasta la muerte de una de las partes. Pero en caso de que una de las partes fallara a la fe debida incumpliendo sus obligaciones podía ser considerado felón (malefidus). Era frecuente que el señor, parte poderosa faltara a ellas y que el vasallo se viera impulsado a romper el vínculo mediante el procedimiento regulado de "ruptura de fe", manifestada en público y subrayada por gestos rituales entre los que se generalizaría el arrojar el guante. Si la otra parte aceptaba el desafío la ruptura se consumaba y en teoría conllevaba la pérdida del feudo por el vasallo. En la práctica, sin embargo el señor raramente recuperaba el feudo para si sin que medieran ciertas condiciones como el consenso de sus otros vasallos, e incluso en ciertas regiones como la Austria francona o Sajonia tenía el señor la obligación de conceder automáticamente el feudo a otro vasallo.
Como la obtención de feudos era la razón última del contrato, bastantes vasallos procuraron cubrirse de riesgos, aumentar su riqueza y su margen de libertad contrayendo obligaciones y recibiendo feudos de señores diversos, lo que contradecía la misma raiz del pacto. Los problemas que ello provocaba se resolvieron de formas diversas segun las épocas y lugares, en Francia se tendió a considerar que era señor principal aquel que otorgaba el feudo más importante, en el Sacro Imperio prevaleció el criterio de antigüedad. A partir de 1050 se extendió en Francia la noción de liguesse: solo uno de los señores lo era integramente (dominio lígio) y el homenaje debido a el debía cumplirse sin reserva ni restricción.
Respecto a los tipos de feudo podían otorgarse en rentas en especie o dinero (feudos de bolsa), o funciones y cargos administrativos (feudos de función) pero lo más frecuente era el derecho de libre disposición sobre bienes raices, normalmente tierras trabajadas por campesinos con cuya renta se sustentaba el vasallo.
La herencia en el disfrute de beneficios o feudos comenzó a perfilarse en la segunda mitad del s.IX y se generalizó en occidente desde el XI, siendo el proceso algo más tardío en la Francia oriental, no culminandose hasta el s.XII. La herencia se aplicaba generalmente a favor del hijo mayor legítimo, en edad adulta, del que el señor debía recibir homenaje, y al que tenía que otorgar, a su vez, la investidura, aunque era frecuente que percibiese un derecho por hacerlo (relevium, relief, heriot, lehnware) a menudo bastante elevado, lo que era signo de que el derecho a recuperar el feudo no había decaido.
En la situación de que el vasallo dejara varios herederos surgia la dificultad de no dividir el feudo, por ello tendió a establecerse el principio de primogenitura, o cuanto menos del de heredero único, en ocasiones los otros hijos conservaban algunos derechos sobre el feudo pero solo uno prestaba homenaje al señor. La infeudación colectiva era poco habitual. En el caso de minoridad se mantenía el feudo en garde o bail, es decir custodia por parte de un familiar o del mismo señor. En el caso de heredar una mujer el señor podía intervenir en su matrimonio a fin de controlar la sucesión.
La hereditariedad y patrimonialización de los feudos produjo además la costumbre o derecho de enajenación del feudo, a condición de que el nuevo beneficiario, por compra o donación prestase el homenaje debido al señor, cuya intervención o consentimiento era imprescindible en la transferencia.
Renacimiento urbano[]
Entre los diversos periodos de urbanización que ha conocido la historia europea ninguno ha tenido tanta trascendencia y amplitud como el acontecido entre los siglos X y XIV. Casi todas las ciudades tradicionales de Europa occidental fueron o bien fundadas o bien repobladas en este periodo.
Este fenomeno se explica por causas genéricas como el incremento de la población y del dessarrollo agrícola, como proveedor de hombres, medios y recursos para el mercado urbano. Los centros de población surgen como núcleos de artesanía y comercio comarcales o regionales en los que se acumulaban rentas y plusvalías del agro, en especial cuando la aristocracia adoptó un modo de vida urbano o en relación con la ciudad especialmente en Italia, la Península Ibérica, Burgoña o Guiana.
Aparte esto se dan causas más específicas, por ejemplo el asentamiento de poderes políticos territoriales que adoptan una capitalidad ciudadana y que producen en torno a sus castillos-residencias el nacimiento del núcleo urbano. Este es el caso de las urbes regales como Ticino, Aken, Frankfort o Reims. En muchas ocasiones esta función aglutinadora la ejerce una sede episcopal (Colonia, Spira, Worms, Salzburgo). Otras motivaciones solían ser religiosas como en el caso de los centros de peregrinación como Santiago de Compostela, Chartes o Cluny.
En Italia el renacimiento urbano fue rápido y precoz, a partir de la abundancia de núcleos preexistentes. Y toda vez que las devastaciones ocasionadas por los sarracenos y los magiares cesaron se reactivo con fluidez. En estos núcleos había sobrevivido el concepto de civitas como centro de gobierno de un territorio de modo que el obispo y el conde o representante del poder seglar se ubicaban en ellas, y la integración y movilidad sociales entre campo y ciudad eran mayores que en otras regiones, debido a la frecuente residencia urbana de la aristocracia terrateniente, que también practica el comercio, y las adquisiciones de tierras por los mercaderes.
En la Galia del sur y en la Península ibérica la urbanización renace después de cesar las razzias musulmanas, en parte se trata de ciudades de frontera (Segovia, Avila, Salamanca, Rodes, Albi, Valença..) y en parte urbes florecientes bajo el dominio islámico abandonadas por sus moradores anteriores (Toledo, Zaragoza, Arbona, Arles y ya en el XIII Sevilha, Cordoba, Murcia, Valencia o Tortosa).
En Europa noroccidental, aunque se conserva cierta huella del pasado prerromano la urbanización se sitúa en la proximidad de los castillos o de los monasterios. Junto a estos, los antiguos wiks de época carolingia también son un punto de partida de este urbanismo. A diferencia del sur de Europa, el renacimiento urbano en ésta área se produce gracias a la acción de mercaderes y artesanos mientras que las aristocracias permanecen enraizadas en el mundo rural, aunque puedan proteger el fenomeno urbano o beneficiarse de el, o incluso ejercer funciones religiosas y defensivas en las ciudades.
En Inglaterra el fenómeno es algo más tardío aunque contaba con las bases de herencia romana sobre todo en el SE. (Witanceastre, Cantawaraburg) y la presencia de una metropoli indiscutida, Lunden.
Entre los eslavos occidentales al este del Elba surgieron asentamientos preurbanos en torno a fortificaciones (grody, hrady) de muy diversa extensión, algunos de ellos se erigieron en sedes episcopales (Gniezno, Poznan, Cracovia).
En notable la cantidad de ciudades creadas en los paises europeos entre el s.XII y XIV, en Gotia y el sur de Guiana son las llamadas salvitates en el s.XII o bastidas en el XIII, en Burgoña son los llamados burgos francos y tambien bastidas.
En Flandes y Holanda se urbanizó el litorial en la segunda mitad del XII y el XIII (Dunkerque, Damne, Gravelinas, Amsterdam, Haarlem o Delft), a la par que en Inglaterra, donde el cese de las invasiones escandinavas favorece el poblamiento del litoral en un proceso que se acelera con la entrada de la dinastías franconas de Boulougne y Blois (en esta época se desarrollan Oxford, Durham o Bristol).
En Europa central el fenómeno urbano arranca a mediados del XII, por regiones afecta sobre todo a las regiones suaba y helvética, repartidas en la época entre Francia, Burgoña y Bavaria (fundaciones de Friburgo, Munich y Berna). En el área sajona se fundan Lübeck, Brunswick y Leipzig. Entre los ríos Elba y Niemen la expansión francona hacia el E. produce la aparcición de ciudades de colonización que obtienen de una vez su plano, territorio, pobladores (traidos por locatores) y su derecho urbano (dentro de las modalidades existentes), asi surgen Brandeburgo, Mecklenburgo, Schwerin, Rostock y Cölln (NLT: Berlín). Esta oleada se extendió a Polonia en el s. XIII y a Prusia y Curlandia de la mano de la Orden de los Caballeros Francones.
La vida económica y social de la ciudad no se entendería sin su relación con las áreas rurales circundantes, habitualmente la urbe poseía dominio jurídico y económico sobre el territorio (contado en las ciudades italianas, alfoz en las hispanas, o banlieue en muchas franquisas) Los gobiernos ciudadanos actuan como señorío colectivo frente a las zonas campesinas dependientes.
Era numerosa la población de las ciudades que en estos siglos conservaba una dedicación plena o complementaria a la agricultura, sobre todo en los nucleos medianos y pequeños. No obstante era la dedicación a la actividad comercial como centro de los caminos de su entorno y por medio de la accion de los mercados la que daba sentido a las ciudades como centros de la actividad económica de los entornos rurales.
Dentro de las urbes el ejercicio del poder ocasionaba frecuentes tensiones sociales en razón de las formas de jerarquización, acceso a la riqueza y ejercicio laboral. Las revueltas que con alguna frecuencia originaban estas tensiones no deben entenderse como movimientos revolucionarios, sino como una necesidad de definir los derechos y libertades de cada grupo de los que componen las ciudades.
En Italia, en un primer momento la alta nobleza territorial no vio con malos ojos el desarrollo urbano e incluso lo estimuló. Permitió que en las ciudades se constituyeran comunas en las que tenía un gran peso la pequeña nobleza. En algunos casos los obispos defendieron la participación ciudadana en el gobierno de la ciudad, pero en otros casos fue la oposición al dominio eclesiastico la que permitió la eclosión de la comuna urbana.
Una vez establecidas éstas comunas habitualmente pasaron por diversas fases: Primero la comuna de patricios, nobles todos ellos, a cuyo frente hay un grupo reducido de cónsules, elegidos periodicamente que aseguran el cumplimiento de las consietudines, apoyados por un consilium credentiae o asamblea reducida en la que se integran personas de las clases dirigentes. A veces hay una asamblea general de ciudadanos de caracter consultivo.
En una segunda fase las luchas internas entre las familias del patriciado aumentan el desorden y los grupos de mercaderes y artesanos, que estaban fuera de los órganos de gobierno, exigen la constitución de un poder arbitral: tal es el podestá.
En una tercera fase el popolo grasso de mercaderes y artesanos ya organizado en gremios o en grupos armados por barrios impone a la comuna patricia órganos de gestión paralelos, como fueron los delegados de gremios y de barrios.
El modelo italiano se extendió a otras partes del mediterraneo occidental como Liguria, Gotia y en ciertos rasgos al Levante castellano.
En Flandes se produjo el desarrollo más precoz en el N.O. europeo en torno a las ghildas mercantiles en las que en torno al s. XI se va creando todo un cuerpo de derecho procesal y administrativo. Con el apoyo condal y los acuerdos conseguidos con los señores urbanos a cambio de contribuciones extraordinarias se van creando los municipios con capacidad tributaria, judicial y militar en algunos casos. Así sucede en Huy, Brujas, Gante, Ypres y Saint Omer.
Mientras tanto entre el Rin y el Loira en una veintena de ciudades el proceso tenía lugar de forma más radical, en la forma de coniurationes contra el poder establecido y la creación de comunas de burgueses y otros elementos sociales. Así urbes como Mans, Cambrai, Noyon, Laon, Sens, Arras, Worms, Vézelay o Aken obtienen sus libertades y franquezas.
Tanto en éste caso como en el flamenco las instituciones ciudadanas tardan en madurar, mientras que en las ciudades de colonización del este se implantan ya maduras, sobre modelos ya consolidados de derecho urbano que se extienden a otras fundaciones, siendo los de Lübeck, Magdeburgo y Breslau los más difundidos. Estas concesiones de derecho urbano ya creado se dieron en todas partes así los de Londres en Inglaterra, de León en el reino leonés, los de Namur o Lieja en Flandes, el de Poitiers en Normandía y el de Lorris en el dominio real francón en la demarcación de Neustria.
El grado de autonomía en el ejercicio de las funciones jurisdiccionales llegó en el Imperio de la Romanía al pleno autogobierno y en un grado apenas más limitado en la Sajonia y Suabia franconas, en Burgoña y en Gotia; en los reinos españoles, Renania, Austria y Bavaria las autonomías municipales cohexisten con un fuerte poder regio o señorial. En otras partes la autonomía municipal se reducía a una serie de privilegios y franquicias y a la capacidad ciudadana de proponer nombres entre los que el rey o señor designa las magistraturas urbanas.
Comercio y artesanía[]
La abundancia y diversidad de artesanos, cpaces de abastecer y de controlar hasta cierto punto el mercado para el que trabajaban fue uno de los signos más originales y nuevos de la vida urbana, así como su organización interna corporativa en oficios, mesteres, artes o gremios. Las primeras de estas corporaciones surgen hacia el 1100 en Francia e Inglaterra y hacia mediados del XIII ya se extendían por toda Europa occidental.
Estas corporaciones no poseían las nociones de acumulación de capital, concentración de mano de obra asalariada o busqueda por la iniciativa individual de mayor beneficio o nuevas formas de producción o venta. Antes al contrario, trataban de mantener regímenes de privilegio y monopolio de mercado, de igualar internamente los miembros de cada corporación dentro de una jerarquía rígida que limitaba las innovaciones. Al frente de cada oficio se situaban direcciones colegiadas designada por las autoridades o elegidas entre los maestros artesanos, estos eran los jurados, cónsules, baylíos, síndicos, priores o alcaldes, como se les denominaba según paises. Ellos eran los encargados de dirimir los litigios internos y de hacer observar las estrictas reglamentaciones sobre métodos de trabajo, calendarios y horarios. Era frecuente agrupar por calles o zonas a los miembros de un mismo oficio, pues la residencia y venta en lugares obligados facilitaba el control mutuo.
El acceso al grado de maestría y la titularidad de un taller estaban sujetos a pruebas de acceso y madurez y en ocasiones a la mísma limitación de número de maestros y talleres. Por debajo se situaba el grupo de oficiales y por debajo de ellos los aprendices, quienes habitualmente residían en la vivienda de su maestro.
De todos los oficios, el ramo textil representa el modelo más diversificado en secciones o fases del proceso productivo, y el que más se orientaba al comercio internacional. A mediados del s.XI aparece el telar horizontal que permite obtener paños de mayor longitud, de hasta 20 metros, cuando anteriormente no pasaban de tres. Al tiempo se introdujeron otras mejoras en los procesos de bataneo y tinte, y parejo a ellas una lógica división del trabajo.
El mercado urbano se debía más a las necesidades de avituallamiento de productos básicos que a las demandas del comercio internacional. En estas condiciones, oficios como el de carnicero o el de comerciante de vinos tenían que ser controlados estrechamente, lo mismo que el aprovisionamiento de grano y su venta a precios oficiales en lugares determinados (alhondigas o almudíes en Gotia y los países hispános) así como de otros recursos como la sal, el aceite, el pescado o los materiales de construcción.
En lo tocante al comercio a larga distancia su actividad estuvo condicionada por las reservas éticas de la Iglesia que si bien reconocía la necesidad del ministerium mercantil dentro del organismo social, no dió su adquiescencia a los procedimientos que habrían facilitado la libre y rápida acumulación de capitales al menos hasta la segunda mitad del siglo XIII, cuando ciertos sectores de teólogos, incluido Santo Tomás, reconocieron la licitud del credito comercial ante la observación de los incipientes fenómenos de capitalismo comercial y financiero que se daban en algunas ciudades italianas.
En los inicios lo más habitual era la figura del pequeño mercader itinerante, por eso la feria era el medio más habitual de intercambio y coordinación. La extensión de privilegios de mercado y feria a numerosas ciudades impulsó la difusión del fenómeno. Dentro de las ferias las hay de alcance local, regional e internacional, las más importantes se situaban en Flandes (encadenándose entre si a lo largo del año) en Suabia y la Alta Burgoña, esto era así porque se situaban en la confluencia de las principales rutas de comercio entre Italia y el norte de Europa.
Los mercaderes se organizaban por orígenes, con edificios especiales e incluso con magistrados propios como los cónsules de los italianos (éstos casi siempre divididos por ciudades o ligas ciudadanas), a veces delegando la representación (Marsella tenía la de toda Liguria y Provenza) y otras formando hansas.
Los principales productos de intercambio en éstas ferias eran la pañería flamenca, tejidos, mercería y especias importados por los italianos, el vino de Burgoña, Guiana y el Rhin y los cueros. Pero paulatinamente cobro importancia la ejecución de pagos y otras operaciones financieras, por lo que a mediados del s. XIII actuaban como centros financieros.
El desarrollo del crédito y de la capitalización eran esenciales en la actividad mercantil. Comenzaron a practicarlo los prestamistas, a tipos de interés de entre el 30 y el 40%, que pudieron descender toda vez que aumentaron la seguridad y la fluidez de la circulación monetaria. El papel de los judíos no era nada desdeñable, sobre todo en los reinos hispanicos y en Gotia, pero más importante era el de los propios burgueses. Del cambio manual de monedas entre paises realizado en tablas privadas o establecidas con la autorización de la autoridad se pasaría a la practica de actividades propiamente bancarias como el deposito de caudales ajenos, giros entre unas y otras cuentas de clientes, disposición del capital ajeno depositado para inversiones en prestamos y negocios, por lo menos en parte, con la entrega de un interes al cliente dueño del capital, de esta última función, ya propia de la banca comercial ya hay ejemplos en el s. XII en Génova y Marsella, momento en el que aparecen los contratos de cambio, antecedente de la letra de cambio, tanto para eliminar el cambio material en las monedas y procurar fluidez a la circulación dineraria como para encubrir operaciones de prestamo.
Hacia mediados del s. XII aparece un nuevo tipo de comerciante, dedicado al trafico a larga distancia de productos de lujo o a mercaderias de produccion artesana, sobre todo textiles. Este artesano se ve necesitado de asociarse con otros para realizar negocios de mayores dimensiones, asegurar los gastos y percances y ofrecer un frente comun para obtener mejores condiciones juridicas en su trabajo. Así aparecen las sociedades de comercio, primeramente en Italia donde se importan modelos árabes y bizantinos, es la commenda o collegantia donde de varios socios unos aportan el capital y otros, normalmente uno realizaban la operación comercial, una vez acabada esta se terminaba la asociacion y se repartían las ganancias entre el viajante que se reservaba un cuarto y los capitalistas que se repartían lo restante.
También en Italia y para operaciones de comercio con un menor riesgo surge la compagnia formada por miembros, a menudo familiares, que no dividían el capital en varias empresas sino solo en una, de la que eran responsables solidariamente, de modo que el capital depositado en ellas no se dividía más que a efectos del reparto de beneficios. Además del capital social las compañias manejaban el de clientes que lo habían depositado en ellas como casa de banca. Esto permitía ampliar el ámbito e importancia de sus negocios, así en las ciudades de Toscana promueven el desarrollo de la industria textil de la lana. Su estabilidad les permitió contar con corresponsales fijos en otras plazas y consolidar un nombre o razon social.
En el ámbito noreuropeo lo habitual era la agrupación de mercaderes que viajaban o comerciaban con un mismo área o región, son las gildas o hansas que eran asociaciones destinadas a la ayuda mutua, así como a la solicitud de un derecho y tratamiento comunes en los paises donde sus miembros actuaban, hay en ellas un cierto componente germánico cristianizado en la forma de cofradías que aprovechan los comerciantes para encuadrarse, con el tiempo se van dotando de locales sociales, rentas, reglamentos y un embrionario derecho de comercio para resolver los litigios entre sus miembros.
En lo que toca a los productos mercantiles las ciudades italianas hacen su fortuna con el comercio de importación de especias, seda, algodón y colorantes traidos de oriente contra la exportación de materias primas, trigo y esclavos con destino al espacio islámico y bizantino. Desde el s. XII exportan paños flamencos y desde el XIII los de elaboración propia. En su estela se organizó el comercio de otras ciudades entre las que destacaron Barcelona y Marsella.
Otro nucleo mercantil era la zona del Bajo Rhin, especialmente Flandes cuyos mercaderes redistribuían sus paños directamente y cuyas ciudades se especializan en mercados regionales, así Gante con Austria, Arras con Neustria y Brujas con Inglaterra. Con el desarrollo de la navegación en el Mar del Norte, Golfo de Vizcaya y el Baltico primero y la apertura del estrecho de Gibraltar posteriormente se produjo una tendencia de los mercaderes a sedentizarse.
El s. XIII fue el del desarrollo de la Hansa francona, debido a la proliferación de mercaderes de origen francón en los puertos bálticos y escandinavos. Hacia el fin de ese siglo ciertas hansas locales (las de los mercaderes de Colonia, Lübeck y Hamburgo) se fusionan en una sola. Al contrario que los italianos los hanseaticos manejan mercancías de gran volumen y menor valor específico pero estratégico, lo que hacía que sus traficos fueran importantes para un número mayor de personas: Así minerales de Escandinavia, miel, madera, resina, cera y pieles, salazones, trigo de Prusia y Polonia, cerveza de Bremen, así como la redistribución de la lana inglesa, los vinos de Guiana o la sal de León.
Fuera de estas zonas el gran comercio permaneció en un estadio más atrasado. Bavaria tardo en beneficiarse de su situación dominando los pasos alpinos, Colonia debió su auge más al comercio hanseatico que a su emplazamiento en el Rhin, Inglaterra era un país rural en el que las exportaciones de lana eran controladas por mercaderes exteriores.
Pontificado e Iglesia[]
Artículo principal: Historia de la Iglesia medieval .
Arte y Cultura[]
El uso del latín como lengua escrita de cultura y de relación eclesiastica y política alcanza gran difusión en este periodo, siendo el instrumento adecuado para toda la gama de actividades intelectuales. Mientras tanto las lenguas vulgares habían alcanzado ya estabilidad geográfica pero carecían aún de normas gramaticales y retóricas, además de encontrarse fraccionadas en múltiples dialectos, de modo que no eran aún medio de expresión intelectual comparable al latín, aunque comenzaban a serlo de creaciones literarias que ayudarían a su maduración (cantares de gesta, poesía trovadoresca).
Junto a los autores tradicionales ya conocidos en occidente, tales como San Agustín, Boecio, Casiodoro, Isidoro de Sevilha, Beda, Sidonio Apolinar y el Pseudo Dionisio, a lo largo de los siglos XII y XIII se tradujeron al latín numerosas obras del griego y del árabe, inicialmente de astronomía, ciencias y medicina (escuela de medicina de Salerno, luego fusionada con los Estudios de Nápoles), más en el XIII se recuperó la obra de Aristóteles.
Los centros de traducción más importantes estuvieron situados en los reinos hispánicos (en especial Toledo, Huesca, Palma de Mallorca y Tortosa), en el sur de la Galia (Montpelhier, Arlés y Avinhon) y en Italia (Nápoles, Salerno, Palermo, Pisa, Venecia o incluso la misma Roma).
En consonancia con estos avances, los centros, métodos y materias de enseñanza se renovaron y enriquecieron. Las escuelas monásticas conservaron su importancia en el s. XI (Cluny, Fulda, Bobbio, Monte Cassino, Bec y Fleury) pero se especializaron cada vez más en la enseñanza religiosa. Pero con la reforma religiosa recuperan su vocación religiosa cediendo el testigo a los centros de estudio urbanos, que tienen su origen en las escuelas episcopales creadas en época carolingia, ahora ampliadas y reorganizadas, asentando las bases para la aparición en el s. XIII de las universidades. Destacaron en Francia las de Reims, Laon, Lieja y Chartres pero fue en Italia donde tuvo lugar el nacimiento de escuelas, a menudo de origen privado, sostenidas por las municipalidades correspondientes (Cremona, Modena, Parma, Ravena o Bolonia) donde predominaban los estudios de derecho. Un caso especial son las escuelas de medicina de las que destacan las de Monpelhier desde mediados del XII (y que recoge los conocimientos de los profesionales judíos) y la de Salerno, luego trasladada a Nápoles, bajo patrocinio de los emperadores de Constantinopla.
La tradición oral dio paso a las primeras creaciones escritas en lenguas vernáculas a lo largo del XII, se trata de poemas transmitidos por los juglares o adaptaciones de temas escritos en latín y de caracter épico a menudo, literatura de caracter señorial, guerrero y caballeresco. El principal foco fue el sur de la Galia.
La génesis y expansión del arte románico ocurrió en paralelo a los fenómenos de renovación religiosa e intelectual y en estrecha relación con éstos. Surgido a partir de numerosas tradiciones arquitectonicas regionales el románico presenta una unidad formal de caracter internacional, promovida por los poderes políticos seculares y también por los monasterios. Las cruzadas, así como las rutas de peregrinación son también factores que ayudan a la difusión de éste estilo.
El románico bebe de varias fuentes, la más importante es el mecenazgo regio en los países donde la autoridad monárquica renacía o se conservaba fuerte como Francia, León o Guiana. La iglesia es el edificio emblemático por excelencia, representación de la ciudad celeste en la tierra. Otra fuente se desarrolla en Italia continuando la tradición ravenesa y bizantina, esta variante se populariza en la región ligur y también (ya mixtificada con elementos del románico transalpino como también de los árabes) en Sicilia, Gotia, Castilla y Navarra).
Mientras el románico alcanzaba su plena difusión en la segunda mitad del XII, en Francia - especialmente en el dominio real - surgen nuevos impulsos artísticos relacionados con la reforma cisterciense y con el auge de las ciudades. La primera daría lugar a una nueva concepción arquitectónica de lineas depuradas y austeras, que emplea ya el arco apuntado y la bóveda ojival. Partiendo de los ejemplos de Claraval y Citeaux el modelo se extiende a Gotia y los reinos hispánicos, así como también a los Estados cruzados de Levante e influye en cuanto a los aspectos técnicos en la génesis del estilo gótico, en el que sin embargo las principales novedades radican en su concepción teórica en el que el templo se abre a la luz, manifestación de lo divino y se concibe de forma unitaria, sin anecdotas decorativas que rompan que distraigan de la contemplación de la divinidad. En el caso del gótico son las emergentes comunidades urbanas, antes que los poderes políticos, los principales patrocinadores, compitiendo unas ciudades con otras por construir templos cada vez más grandiosos.
Ideas y fuerzas políticas[]
El pensamiento teocrático llega a su madurez, superada ya la integración religioso-política de siglos anteriores. Por primera vez en la historia se formula y practica la doctrina de la diversidad -que no división - de poderes. En la pugna entre el sacerdocio y las monarquías no hay que ver una lucha entre Iglesia y Estado, sino un conflicto entre dos ramas de una misma sociedad, por ello el pensamiento teocrático alcanza a todas las fuerzas y doctrinas políticas del periodo proporcionando argumentos a una u otra corriente.
En cualquier caso es al papado al que se concede la suprema auctoritas, como cabeza de la esfera espiritual, considerada superior. Si bien no era ésta una idea nueva, llega en este periodo a una dimensión desconocida.
A lo largo de este periodo maduran también las doctrinas relativas a la naturaleza de la autoridad imperial y a su gradación dentro del orden teocrático. Si bien el emperador de Constantinopla conserva la primacía de rango (Emperador Augusto) respecto a su colega de Francia (Emperador Cesar) de acuerdo a la doctrina elaborada por Bruno de Auxerre - en la que se define una jerarquía entre los dos monarcas similar a la establecida por Diocleciano durante la Tetrarquía - en la practica los keyzeres pasan por alto esta distinción hasta situarse en un plano de igualdad con los soberanos de Bizancio y la Romanía, e incluso pretender la primacía basandose en la imagen de la translatio imperii, según la cual el imperio había pasado de unos a otros pueblos a lo largo de la historia, siendo la nación francona la depositaria última.
Civilizaciones extraeuropeas[]
Por lo que toca al universo islámico es de destacar la expansión de los pueblos turcos silyuquies o selyucidas que bajo la egida de Alp Arslan se expanden por un lado por Mesopotamia, Siria y Palestina alcanzando los confines de Egipto y por el otro por la península de Anatolia, donde tras sucesivas derrotas bizantinas se instalan diversos grupos organizados de forma rudimentaria en marcos tribales, y que conservan sus formas tradicionales de nomadismo pastoril. Como efecto de las cruzadas y de la recuperación bizantina en Siria y Cilicia estos grupos anatólicos permanecen en una posición marginal respecto al mundo islámico recibiendo influencias culturales del ambito bizantino e iranio. En el transcurso del s. XII se van consolidando ambitos de poder más estables como el de los Danismendíes y el sultanato de Kaysery.
Los turcos abrazaron la ortodoxia islámica, enriquecida con los aportes del sufismo elaborado por Gazali, lo que se tradujo en numerosas fundaciones de mezquitas, madrasas, hospitales y oratorios, pero no persiguió sistemáticamente otras corrientes islámicas con la excepción de la secta ismailí de los hasissyyun, por la violencia de sus atentados políticos.
A mediados del siglo XI el califato de los fatimíes de Egipto atraviesa una profunda crisis en la que confluyeron mermas territoriales (Sicilia y Africa del norte), malas cosechas y desordenes diversos. Restauraron el orden el califa al-Mustansir y su visir Badr al-Yamali a fines del s. XI, y bajo sus respectivos sucesores el califa al-Amir y el bisir al-Afdal se alcanzó una gran prosperidad pese al establecimiento de los reinos cruzados en Siria y Palestina. Sin embargo tras la muerte de al-Amir se desencadena un nuevo periodo de anarquía y revueltas militares que culmina con el colapso del califato y la reconquista bizantina con la asistencia de los cruzados.
Al Andalus[]
Artículo principal: Historia de al-Andalus.
Aunque hasta 1035 se mantuvo una unidad formal del Califato los elementos de ruptura ya estaban fuertemente afianzados, ese año tuvo lugar la supresión del Califato por un consejo de notables cordobeses y Al Andalus se fragmentó en reinos de taifas. Las "banderías" (en árabe tawaif, de donde viene taifas) eran en origen la forma de referirse a los tres grupos étnicos de bereberes, sakhaliba (o "eslavos") y andalusies (que aglutinaban tanto a los árabes y a los muladíes como a algunos bereberes). En cada región una de las "taifas" solía ser la dominante, gobernando en su propio provecho.
Entre los reinos que destacan se encontraban Sevilla, Murcia, Zaragoza y Arbuna.
Tras la toma de Toledo en 1085 por Alfonso I de Castilla las taifas llaman en su ayuda a los almoravides norteafricanos acaudillados por Yusuf ibn Tashufin. Al-Mutamid de Sevilla y otros gobernantes, temerosos de la expansión almorávide le exigieron previamente el regreso de sus tropas una vez que los cristianos fueran derrotados. En 1086 tuvo lugar la Batalla de Sagrajas en la que el ejercito cristiano fue vencido, tras lo cual Yusuf retornó al norte de Africa. Aunque constituyó un revés para Alfonso de Castilla no alteró la situación de debilidad de los musulmanes en la península ya que los cristianos seguian ejerciendo un fuerte control, por ello tanto los juristas malikies como Mutamid y otros príncipes apelaron nuevamente a Yusuf quien desembarca de nuevo en 1090 y sitía la fortaleza de Aledo, entre Murcia y Lorca, aunque Alfonso I rompió el cerco, estimando que la posición era indefendible optó por demoler la fortificación favoreciendo así los intereses de ibn Tashufin.
A lo largo de ese mismo año Yusuf se fue haciendo con el control de las diversas taifas, afines de 1090 Granada, en marzo de 1091 Córdoba, en septiembre de ese año Sevilla, capturando a Al-Mutamid, con lo que logra el dominio del sur y desde allí paulatinamente va reconquistando regiones más al norte: Badajoz en 1094, Valencia en 1102 y Zaragoza en 1110.
El poder de esta dinastía bereber no perduró mucho tiempo; desvanecida la fuerte fibra moral de los primeros conquistadores los generales y oficiales comenzaron a anteponer sus própios intereses personales a la idea de unidad y se produjo una perdida de cohesión en todo el sistema político. La actitud arrogante de la soldadesca norteafricana y las exacciones fiscales produjeron en sectores del pueblo llano una actitud de oposición.
1145 Los Almohades reemplazan a los Almoravides en el dominio peninsular.
Tras el colapso del poder Almohade a mediados del siglo XIII se forman los emiratos de Sevilla, que controla la Andalucía occidental y el Alemtejo hasta el Guadiana, Murcia, en el oriente del dominio musulmán y Jaén-Granada entre ambos domínios, bajo el mando de los Nasríes.
Reinos cristianos peninsulares[]
Artículos principales: León , Castilla , Navarra .
El caracter fronterizo había pesado con sus realidades durante siglos de historia hispánica. Obligo a crear una sociedad más guerrera aún que otras de occidente y matizó tanto las diversas realidades de la feudalidad hispánica como el mayor grado de poder de la realeza, entendida como jefatura militar. La frontera promovió una mayor movilidad social y el acceso a los rangos de la aristocracia y las posibilidades de fortuna conseguida en la guerra fueron mayores, pero sobre todo el avance cristiano proporcionó territorios que habían de ser ocupados y organizados por una sociedad colonizadora en expansión.
Los sucesos remotos que afectan a la situación política hispánica en el último tercio del s. XI son la desintegración del califato murciano y su disgregación política en una treintena de reinos de taifas sujetos a la presión de los cristianos, y la reorganización política del espacio hispano cristiano por obra de Sancho III el Mayor de Navarra y la partición de territorios efectuada entre sus hijos. Los sucesos próximos afectan ya a los últimos años de Fernando I de Castilla, que era sin duda el rey hegemónico, y se refieren a las primeras influencias del espíritu de cruzada y de la reforma eclesiastica y monacal emanada de Cluny, y a los prolegómenos de la invasión almoravide. La península Ibérica estará marcada a fin del XI por la dualidad entre la europeización de los reinos cristianos y la africanización de Al-Andalus.
Al principio del periodo tiene lugar el apogeo del reino de Pamplona-Navarra con Sancho el Mayor (1004-1035) que logra unificar el espacio entre Castilla, Aragón y Gascuña. Poco después Sancho divide el reino entre sus hijos y Castilla pasa a ser el reino hegemónico con Fernando I.
En León a la muerte de Bermudo III en 1037 estalla una lucha sucesoria entre su cuñado Fernando que logra imponerse en Leon y la Casa de Ordoñez que es reconocida en Galicia y Asturias.
1086 Desembarco Almoravide en Gibraltar. Batalla de Sagrajas en la que los ejercitos cristianos son derrotados.
Europa Occidental[]
Se consolidan las diferentes lenguas nacionales, derivadas bien del latín, bien de lenguas autoctonas (vasco o bretón). De ellas el guianés o aquitano (NLT: lengua occitana), alcanza gran prestigio gracias a convertirse en la lengua común de las elites de origen normando así como por la difusión de la poesía trovadoresca.
Aquitania (Guiana)[]
Articulo principal: Guiana .
Bretaña[]
Artículo principal: Bretaña .
Hacia el 1066 la dinastía de Nantes es reemplazada por la casa de Cornualles, sostenidos por los normandos.
Burgundia (Borgoña)[]
Artículo principal: Borgoña
Francia[]
Artículo principal: Francia .
En Francia tiende a imponerse dentro de las lenguas germánicas el uso del bajo fráncico o renano que evolucionará hacia el moderno francón con la resistencia de las zonas de habla latinas en las regiones gálicas que evolucionan hacia el neustrien o neustríaco (NLT: lengua francesa) o de las zonas de habla eslava en las marcas orientales. En lo político el siglo XI se establece la dinastía sajona, extinguida con Enrique II en 1077 y remplazada por la Robertiana o Capetiana cuando es elegido rey por los magnates Roberto, conde de París, inaugurando la dinastía de Neustria, también llamada Capetiana o Robertiana que perdurá hasta 1289. Los Robertianos conseguirán afirmar la regla sucesoria de la primogenitura y se vuelcan en el mantenimiento y ampliación del dominio real directo (significativo al oeste del Rhin pero casi testimonial en las tierras mas al este), y orientan sus esfuerzos hacia la política interior llevando en lo exterior una actitud preferentemente defensiva en un primer momento y luego - una vez afirmada la autoridad real en el interior del país - dirigida hacia el sur y el oeste.
Bavaria[]
Artículo principal: Bavaria .
En Bavaria la dinastía Welf perdura hasta 1138 en que es reemplazada por sus feudatarios los Babenberg (de cuyo estandarte deriva la actual bandera del Estado). Francia alimenta las ambiciones de la primera Casa de Luxemburgo al trono bávaro.
Islas Británicas[]
Artículos principales: Inglaterra, Albania .
Culmina el proceso de formación de los reinos de Inglaterra y Albania, aunque perviven todavía Gales y Cumbria, así como los señoríos irlandeses y algunas colonias residuales noruegas en la isla de Mona (NLT: Man) y las Islas del Mar del Norte. Paulatinamente y con ciertas resistencias estos reinos adoptan los modelos feudales y la cultura del occidente europeo.
Peninsula italiana[]
Artículos principales: Italia , Sacro Imperio .
A lo largo de los siglos XI y XII los bizantinos recuperan gradualmente el dominio de la Península Italiana aprovechando las disputas entre los reyes de la Lombardía del Ticino y el papado, y entre los principados lombardos, las taifas musulmanas de Sicilia y las diversas ciudades italianas entre si. Este proceso de recuperación territorial culmina en 1174 bajo Jorge II Brienio.
En el centro de Italia el Papado consolida la independencia del Estado Pontificio, logra la sumisión feudal de algunos poderes locales e interviene con frecuencia en la política del menguado e inoperante Reino de Ticino o de Lombardía que en la época cambia de manos con frecuencia, disputado por bávaros, burgoñones, ligures y diversos nobles lombardos.
Italia sometida ahora de nuevo al dominio bizantino más nominalmente que en la práctica cae en un nuevo ciclo de luchas internas entre los Petrini (partidarios del Papa y defensores de la autonomía de los principes) y los Palatini (partidarios del Emperador y de las instituciones civiles de gobierno). Conflicto en el que se mezclan cuestiones de índole religiosa entre Primacistas (defensores de la Autoridad del Papado) y Conciliaristas (defensores de la Autoridad de los Concilios).
Europa oriental[]
Artículos principales: Bohemia , Polonia , Hungueria .
Hacia el año mil, con el apoyo del papado y de los Capetos se consolidan los reinos cristianos de Polonia y de Hungueria. La ultima bloquea la expansión oriental de Bavaria y Bohemia. Entre Polonia y la frontera oriental francona en el Elba se situan una serie de pueblos eslavos no cristianizados llamados "Wendes" o Wendos que incluyen a los Sorabos, Obroditas y Pomeranios.
Los francones sufren numerosos reveses frente a los Wendos pues los Capetos se encuentran más interesados en los asuntos de Italia y Europa Occidental. Desde mediados del s XII (y hasta el XIV) en cambio las conquistas en el area entre el Elba y el Oder y la cristianización de los autoctonos va acompañada de una intensa colonización francona procedente sobre todo del oeste. Es entonces cuando toman cuerpo además de los margraviatos fundados por los sajones (Misnia, Lusacia y Nordmark) unas entidades dirigidas por eslavos cristianizados y afranquisados: Vindemark (bajo la dinastía obrodita de Pribislav) y Pomerania (dinastía Boguslavida).
Silesia por su parte se separa de Polonia en el s. XII y se divide entre diversos principes que llaman a los francones para que medien en sus disputas, intensamente afranquisada pasa sin embargo a depender del rey de Bohemia a principios del XIV.
En Polonia misma la realeza llega a desaparecer en los inicios del s.XII. En 1135 Boleslao III organizó el régimen del Seniorado: El Gran Duque gobernaría en la Pequeña Polonia con sede en Cracovia mientras que otros duques del linaje Piast lo harían en Silesia, Mazovia, Gran Polonia (en torno a Gniezno) y Sandomir (que poco después sería incorporada por el principado ruso de Volinia).
En aquellas circunstancias los polacos no pudieron competir con el avance francón entre el Elba y el Oder y fue facil también la instalación de colonos en Silesia. Los Grandes Duques prestaron homenaje feudal al monarca franquiso en diversas ocasiones y aceptaron el incremento de las influencias de derecho feudal y urbano provenientes de Francia. Lesko el Blanco abole el régimen del Seniorado en pleno s.XIII, desde entonces los ducados pasaron a ser heredados por los hijos de los titulares y el de Cracovia también, no ya por el miembro superviviente más antiguo del linaje Piast, con lo que se abria paso a un régimen sucesorio de tipo feudal.
La época de Boleslao V fue de grandes calamidades, el país se dividió en nueve ducados y la presión francona aumentó por la emigración de un gran número de individuos a las emergentes ciudades de Gdansk, Gniezno, Poznan y Varsovia o encuadrados bajo misioneros agustinos o cistercienses y también por la llegada de los Caballeros de la Orden de María (o Caballeros Francones como mejor se les conoce). El auge del comercio de cereales, pieles y madera y el crecimiento de las ciudades fueron fenómenos positivos pero no contribuyeron de manera significativa a la recuperación de la fortaleza política.
En Hungueria perdura el linaje de Arpad. Bajo Ladislao I (1077-1095) se vincula Croacia mediante unión dinástica con el reino húnguero, unión que se hará efectiba bajo Colomán I en 1102. Bela III consigue luego de varios conflictos con Bizancio la incorporación de Croacia, Dalmacia y Bosnia mediante el enfeudamiento de esos territorios. Establecimiento de los cistercienses y premonstratenses.
Andrés II el Hierosimilitano (1205-1235) facilita el establecimiento de francos sajones y bávaros en Transilvania por medio del Privilegium Andreanum de 1224.
En 1222 Andrés III promulga la Bula de Oro por la cual el clero y la alta nobleza obtienen garantías formales respecto a la confiscación de bienes, la imposición de tributos y las detenciones; se les concede el derecho a adquirir libremente las propiedades de la baja nobleza, la cual ha dejado ya de ser una base de apoyo de la Corona. Las asambleas locales obtienen, por las clausulas de resistencia el derecho de queja y oposición al rey.
En 1241 la invasión mongola precipita el colapso de Hungueria.
En Bohemia por su parte se consolida la dinastía de los Premíslidas, frente a presiones de los polacos, los bávaros y los francones. Bratislao II es reconocido rey en 1086. La nobleza consolida su poder mediante la institución del senioriato y del derecho de primogenitura.
Bajo Ladislao II (1140-1173) se fomenta la urbanización y el surgimiento de una clase burguesa, formada sobre todo por comerciantes francones, bávaros y judíos. Se incrementó la inmigración y se desarrollaron los usos feudales. La realeza se vuelve hereditaria desde la época de Ottokar I.
La influencia económica francona aumentó por la obra de mercaderes que potenciaron el comercio de cereales y la explotación de las minas de plata de Kutna Hora y Jihlava. Bohemia no padecería el efecto de las invasiones mongolas y el rey Ottokar II pudo llevar a cabo una política expansiva a costa de sus vecinos, anexionando Estiria y extendiendo su influencia a Silesia y Eslovaquia, aunque su política no iba a encontrar continuidad entre sus sucesores.
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Artículos principales: Dinamarca , Suecia , Noruega .
En el proceso que abarca desde el S.XI a mediados del XIII el mundo escandinavo se transforma de una sociedad germana primitiva a una sociedad feudal semejante a las demás del occidente medieval, si bien con características própias.
Todos los países de la zona se caracterizan por ser territorios poco poblados y en los que la agricultura presenta unas condiciones cuanto menos dificiles, si no imposibles, lo que potencia el papel de la ganadería, la comunidad campesina, a menudo una comunidad de parentela amplia, era la célula básica de organización. Las ciudades surgieron tardíamente y con una fuerte proporción de pobladores de origen francón, cuando yase introducían nuevas formas de ordenación jurídica y política.
De los tres reinos escandinavos el danés era el más rico y poblado, pues comprendía, aparte de Jutlandia e islas adyacentes, el territorio de Holstein y el de la actual Escania sueca. Era también el más abierto a las influencias y relaciones con la Europa occidental lo que explica la precocidad de sus transformaciones en relación con las de Noruega y Suecia.
Europa sudoriental y espacio bizantino[]
Artículo principal: Historia bizantina .
La Baja Edad Media (siglos XIV y XV)[]
Caracteres de conjunto[]
Características generales del periodo: Grave descenso demográfico originado por la Peste Negra y por la generalización de las guerras en occidente a lo largo del XV. Se suceden las invasiones mongolas por el este. Consolidación del urbanísmo, especialmente en Italia, Francia y los reinos Gálicos (Burgoña y Guiana-Gotia). Se generaliza el uso de las lenguas romances para uso administrativo en las distintas naciones: El inglés en Inglaterra, el frankish o francón en Francia, el Arpetano o Burgoñón en Burgoña, o el Guianés en Guiana y Gotia.
Economía[]
Siendo en este periodo el factor demográico el más determinante en el desarrollo económico es imposible no subrayar la importancia del descenso demográfico acaecido a mediados del XIV por causa de la Muerte Negra. A inicios de éste siglo la población de Europa había alcanzado entre unos 73 y unos 86 millones, nivel que no volvería a recuperar hasta finales del XVI. La primera gran epidemia de peste bubónica había sido responsable de un descenso a 51 millones y sus repeticiones habrían de descender esta cifra hasta los 45 millones a comienzos del XV. Por regiones Inglaterra pasó de cuatro millones y medio a los tres entre 1340 y 1470, Franquia paso de los más de 20 millones a nos 14 en el mismo periodo. Dentro del proceso general de decadencia cabe señalar una realidad más compleja, ya que los procesos de colonización continuaron en la Península Ibérica, las tierras entre el Oder y el Elba, Prusia y zonas de Polonia y Bohemia. A la par que las ruinas financieras y dificultades monetarias se produce una multiplicación de las zonas de crecimiento urbano y actividad mercantil y manufacturera. En este periodo comienza en algunos paises a practicarse una política económica basada en la fiscalidad y en criterios premercantilistas. Este nacimiento de políticas económicas, junto con la integración del poder político en torno a la monarquía como vertebradora del Estado naciente son características destacadas en países como Inglaterra, Guiana, Castilla o León. En todas partes la monetización de las relaciones económicas constituye un hecho decisivo y trascendental.
Sociedad[]
Durante estos siglos convulsos se alcanzó una nueva etapa en la historia de las relaciones humanas y se alcanzó un nuevo nivel de conciencia y acción individual cuya manifestación más palpable es el humanismo italiano, esto sucede a través de una profunda crisis de las autoridades tradicionales, la más evidente es la que atañe a la Iglesia romana, deteriorada por el distanciamiento entre las formas de organización que llegan a su madurez y las demandas de la religiosidad. La familia en cambio se desarrolla como forma de organización y proliferan aquellas formas de familia corta o nuclear, especialmente en entornos urbanos, se da una mayor valoración de la figura del niño y de la mujer (dentro de las limitaciones del periodo).
La esperanza de vida, muy reducida en el periodo por causa de las epidemias y del ambiente de violencia generalizada, hace ganar protagonismo a las edades juveniles. Cambia la consideración social de los excluidos percibidos ahora como un peligro social y no como una ocasión probatoria para el ejercicio de la caridad, los enfermos ocupan dentro del grupo de los excluidos el segmento más falto de consideración.
Por otro lado aumentan las posibilidades de promoción individual, junto a la Iglesia se forman ahora los hombres de leyes, germen de la futura nobleza de toga, los intelectuales, y en el ramo militar los aventureros, jefes mercenarios y condottieri que prosperan en la época.
Con tales circunstancias se produce una toma de conciencia de los problemas sociales más aguda y certera que en periodos anteriores. Los teologos suelen elaborar doctrinas sobre la riqueza, la consideración del pobre o las relaciones laborales, estas doctrinas se transmiten facilmente al conjunto social gracias a la acción de los predicadores, especialmente giovanitas.
Como expresión política de estos cambios las diversas monarquías de Occidente promulgan diversas medidas de protección o control social tales como tablas de salarios y precios o el desarrollo de actividades asistenciales y hospitalarias, todavía bajo el amparo de las instituciones eclesiasticas.
Mundo rural[]
Si bien entre los siglos XI y XIII la demografía y el desarrollo agrario se habían acompasado, en la primera mitad del XIV el crecimiento económico se había estancado mientras que la población había continuado su crecimiento, esto forzó a la sobrexplotación del medio, cultivando tierras marginales, rompiendo el equilibrio entre los sectores agrícola y ganadero a fin de proveer las necesidades inmediatas, en conjunto llevó a unos rendimientos decrecientes y a situaciones puntuales de crisis de subsistencia. A esto hay que añadir la modificación de las relaciones entre campesinos y señores, al retirarse éstos últimos del control directo de la explotación agricola buena parte de sus rentas habían ido fijandose en dinero, con lo que de hecho tales rentas disminuían a la par que aumentaba el precio de los productos agrícolas. La presión señorial por aumentar sus ingresos modificando las fuentes de renta, con frecuencia por medios coactivos creó dificultades a los campesinos para conjurar las primeras crisis que salpicaron el final de la larga fase de crecimiento de siglos anteriores. A lo largo de la depresión bajomedieval los precios del cereal acusaron un fuerte descenso agudizado por la reducción de la demanda como resultado de las plagas. Este descenso se vió acompañado por un aumento de los salarios agrícolas (si bien las percepciones de los campesinos no solían ser por entonces salariales). Entretanto la evolucion de los precios y salarios de otros sectores era distinta, por ejemplo, en el caso de las manufacturas tiende a estabilizarse y a crecer en algunos caso.
En otras palabras esto significa que los productores y perceptores de renta del sector agrario, más que los cultivadores directos y los asalariados, tuvieron grandes dificultades para mantener su nivel de ingresos y hubieron de adaptarse a cambios sustanciales en su concepción de la obtención de la riqueza. En muchas partes la crisis del cereal llevó al retroceso de terrazgos, a la reconversión de cultivos e incluso al abandono de pueblos y aldeas. En los lugares en que se mantuvo lo fue por su capacidad de comercialización y exportación, como en el Baltico, Sicilia o la Andalucía atlántica.
Las epidemias y la reconversión de los cultivos son las causas que explican el abandono de muchos poblados, junto a cambios en el régimen de propiedad de la tierra, desarraigos de comunidades campesinas y cambios en las relaciones laborales. La importancia de una u otra razón varía segun regiones, en Inglaterra se debe en gran medida a los cambios en el régimen de la tierra, en Guiana, Gotia y Borgoña a una combinación de éstos con las epidemias, en Franquia el impacto fue desigual, siendo las regiones centrales de Austria, Neustria y Carlenia las más afectadas por el aumento de despoblados, menos las regiones de la frontera meridional y escasamente las de la zona noroeste.
Hubo interés creciente en la producción de carnes, vinos, frutas y otros productos antaño más escasos en la dieta, asi como fibras y plantas para la industria textil, en relación con el consumo urbano. En Inglaterra la transformación de los espacios rurales fue significativa debido al interés de los señores por estimular la ganadería ovina con vistas a la industria textil, lo que produjo la desaparición de anteriores terrazgos ceraleros y el predominio gradual de los campos cerrados o enclosures sobre el antiguo paisaje de openfields. Una situación similar aunque desarrollando un sistema trashumante se vive en los reinos hispános, con el enfrentamiento entre ganaderos y agricultores y el auge de las corporaciones ganaderas entre las que destacan la Mesta castellana, bajo patrocinio regio.
El auge de la ganaderia es también patente en el norte de Franquia y en los países escandinavos. Dinamarca exporta ganado a los mataderos de Lübeck y Hamburgo, Noruega y Suecia mantequilla a las ciudades hanseaticas mientras en Frisia, Holanda y Utrech se desarrollan los cultivos forrajeros.
El cultivo de la vid aumenta en función de la demanda de las ciudades, que se rodean de viñedos cuyos cosecheros suelen obtener privilegios de venta preferente en el mercado, pero también del gran comercio exterior, y asi surgen areas vinícolas como el Algarve leonés, el entorno de Bordeu, o los vinos de tipo griego napolitanos y sicilianos ("romanías" y "malvasías"). En el norte de Franquia y de Inglaterra, por el contrario prosperó el lúpulo y la cebada para la elaboración de la cerveza. En el mediterraneo el desarrollo del cultivo de caña azucarera, frutos secos, plantas tintoreas, lino, cañamo o moreras (para la industria sedera) obedece al estímulo de Pisa y otras comunas mercantiles que antes los importaban de Oriente y ahora los extienden a Occidente.
Durante estos años se perfiló por entero y se puso por escrito en forma de ordenanzas el régimen jurídico de las entidades rurales, los tipos de aprovechamiento en tierras y bienes comunales, los usos económicos y administrativos que habrían de asegurar la estabilidad del grupo campesino frente a cualquier intento de cambio por parte de los poderosos (vease infra). Sin embargo la crisis demográfico abrió un amplio abanico de posibilidades. Muchos derivaban hacia la mendicidad, el desarraigo o el exodo a las ciudades, o el servicio domestico de nobles, burgueses o campesinos pudientes, la practica de diversas formas de trabajo asalariado, algunos sectores del campesinado supieron beneficiarse de los efectos de la crisis al pagar censos depreciados por sus tierras, acumular nuevas en propiedad o usufructo y conseguir para si mejoras fiscales y jurídicas, en otros casos, sobre todo en el Este de Europa la situación de los campesinos se depauperó y se hizo más precaria.
Fueron éstos años en los que se hicieron patentes los conflictos entre grupos sociales en la forma de revueltas que en algunos casos adquirieron gran extensión y duración, lo que las diferenciaba del simple bandolerismo que como tal era un fenomeno recurrente pero aislado. En el caso de éstos conflictos campesinos se tienen tensiones desarrolladas a lo largo de varios años a traves de vías judiciales o peticiones al poder regio o señorial que en ocasiones derivan hacia revueltas abiertas y con frecuencia enmarcadas en desordenes más generales. Los casos mejor estudiados son los de los levantamientos de los remensas de Gotia, de los forans de Mallorca, la revuelta flamenca de 1323 a 1328, la jaquerie de Neustria en 1358, la gran revuelta inglesa de 1381, o la de los irmandinhos de Galicia.
Con harta frecuencia los levantamientos campesinos se ligaron a la acción de predicadores inflamados de pensamientos de tipo escatológico o relacionados con el milernarismo, y casi siempre impregnados de un componente antisemita que dan lugar a progroms como en el caso del alzamiento de los pastorets también en los paises gotios o los husitas y taboritas en Bohemia.
Nobleza, aristocracia e instituciones feudales[]
En la baja edad media las traicionales fuentes de renta de los señores de dominios rurales mermaron a causa del descenso de los precios agrarios, el aumento de los salarios ante la escasez de mano de obra y los desajustes monetarios de finales del XIII, muchos llegaron a arruinarse mientras que otros buscaron ingresos compensatorios.
Los censos perpetuos fueron sustituidos por los vitalicios o por otros a corto plazo, entre cinco y doce años a fin de poderlos adaptar a las devaluaciones monetarias (lo que aumentó el desarraigo campesino), en el Mediterraneo - donde los señores solían residir en las ciudades y solían obtener ingresos de la venta en el mercado de los productos agrarios de sus tierras - se mantuvieron las formas de cesión de tierras en aparcería. Diferente fue la situación en la Europa Oriental, especialmente en Polonia y la frontera del Este de Franquia donde la crisis demográfica y el abandono y venta de tierras permitió a los nobles aumentar sus propiedades y valiendose del ejercicio abusivo y no contrarrestado de sus poderes jurisdiccionales consiguieron la adscripción a la gleba y la imposición de corveas de numerosos campesinos que hasta el momento habían sido libres, con lo que la nueva servidumbre compenso la escasez de mano de obra y permitió la explotación de grandes empresas agrícolas con miras a la exportación de cereales en la segunda mitad del XV.
En muchas partes la nobleza trató de obtener nuevas formas de dominio jurisdiccional no necesariamente ligadas a la propiedad de la tierra, como podían ser la obtención de cargos y sueldos a costa de la nueva fiscalidad monárquica o en el servicio del aparato estatal que se perfecciona en estos tiempos.
La alta nobleza pudo defender mejor sus intereses y fuentes de ingresos segun fuese su grado de proximidad a la monarquía, obteniendo mercedes y rentas con cargo a la fiscalidad regia, señoríos con jurisdicción o cargos públicos o dentro de la Casa del rey.
La ostentación del modo de vida nobiliario y la multiplicación de sus signos externos acompañaron aquella promoción, entre ellos la aparición y proliferación de títulos. Hubo una cierta decadencia del monopolio militar nobiliario, aunque el ejercicio de armas siguio siendo la dedicación principal del estamento y su signo de identidad social, exaltado a través del código caballeresco, de la practica de torneos, justas y "pasos honrosos", o de la pertenencia a Ordenes de Caballería cortesanas, de escaso valor militar pero útiles para defender la cohesión social del grupo.
Urbanismo[]
A pesar de las dificultades propias del periodo - tales como plagas, guerras y bandolerismo - las ciudades consolidaron su papel como centros organizadores del territorio e incrementaron notoriamente su población. El paso de la Peste Negra y sus réplicas supusieron para casi todas una cierta degradación, que se reflejó en el abandono de arrabales y el descenso de alquileres y créditos sobre el valor de inmuebles, pero ésta fue transitoria y en el s. XV la tendencia se invirtió. Las grandes ciudades pudieron resistir mejor la crisis afirmando su capitalidad regional frente a otras aledañas antaño prosperas, así la pujanza de Rialto se logro a costa de la decadencia de Malamocco, Chiogia y otras ciudades venecianas, Genova prosperó gracias al estancamiento de Pisa y Lucca, Milán gracias al de Piacenza, Bergamo y sobre todo Pavía, que pierde su condición de capital política del antiguo reino lombardo.
La capitalidad supone para las ciudades el mejor acicate para su crecimiento, este es el periodo del gran desarrollo de urbes como Nápoles, Lisboa, París, Lunden, Liyon, Bordeu, Linz y Praga.
El crecimiento de población se debe en buena medida gracias al éxodo rural, pero en gran medida a la inmigración de poblaciones exogenas, así a fines del s. XIV una quinta parte de la población de Copenhage era francona o descendiente de francones, la proporción aumentaba en Estocolmo, por su parte en las franconas Lúbeck y Hamburgo una fracción parecida de los pobladores eran extranjeros, sobre todo ingleses, polacos, bretones y guianeses, y si se consideraban los migrantes internos de regiones del oeste de Franquia como Neustria y Flandes la proporción subia a casi la mitad.
La densidad de población solía ser diferente según las regiones, en la Europa del NO las urbes estaban a menudo en llanura, disponían de una amplia superficie intramuros y un caserío poco compacto, con la disposición de amplios espacios vacíos. En el Mediterraneo la densidad urbana era mayor, con el apiñamiento de las edificaciones en torno a plazas y calles estrechas y la construcción en altura, siendo los casos de Rialto, Génova y sobre todo Nápoles los más significativos.
En cuanto a cífras absolutas Nápoles con una población de 100.000 hab. se consideraba la urbe más poblada del occidente europeo, Milán, Rialto y Génova la alcanzaron a lo largo del s. XV. Más al norte París tenía unos 80.000 hab. Gante en torno a 60.000 y Brujas unos 50.000. Por debajo de esta cantidad se movían una larga lista de ciudades como Roma, Bolonia, Padua, Verona, Palermo, Lucca, Siena y Pisa en el espacio italiano; en el franquiso Colonia, Tournai, Lovaina, Ypres, Bruselas (que acusará el crecimiento más acelerado, igualando a París al fin de la edad media), Frankfort, Amiens, Metz, Lübeck y Bremen; en otros países Liyon, Bordeu, Tolosa, Arles, Sevilha, Valencia, Lunden, Lisboa y más tardíamente Barcelona, Marselha, Linz, Praga, Hamburgo y Neuremberg.
Fruto de las convulsiones de la época, las ciudades se rodean de un fuerte aparato defensivo, a la vez que aumenta la preocupación por el abastecimiento de aguas, la seguridad frente a incendios e incluso la pavimentación de las calles, crece la sensibilidad estética con el aspecto de las plazas y edificios públicos, ya no solo de los templos sino también de las construcciones civiles ayuntamientos, lonjas y mercados.
Comercio y artesanía[]
En el tiempo de las dificultades de los siglo bajomedievales la organzación social de los gremios alcanzó su madurez como respuesta, su alcance social o económico variaba según el peso político que se tuviera en la ciudad, en ciudades como Gante, Luik, o Brujas alcanzaron el gobierno municipal y su ejemplo contagió a todo el keizerato desatano violentas luchas urbanas en los comienzos del s. XIV, en Guiana, Inglaterra o Castilla las monarquías fueron hostiles en general al ascenso político de los gremios d modo que las ciudades conservaron gobiernos de patriciado urbano.
En general los gremios se aseguraron por un lado de reglamentar el trabajo dentro de las ciudades así como de monopolzar el comercio cara al exterior, el proteccionismo acompaña siempre al desarrollo del corporativismo artesano y se lleva a sus últimas consecuencias en estos tiempos convulsos. El lugar en el que esto se logró mejor es en las ciudades textiles flamencas donde los gremios monopolizaron la producción, regulaon salarios y precios y combatieron la instalación de artesanos foraneos limitando la concesión del derecho de vecindad, igual desconfianza se mostró cara a los mercaderes que podían introducir mercancías foraneas. Pese a estas medidas la industria pañera de Flandes decae en este periodo al perder el control de mercados exteriores y al emigrar parte de su masa obrera a Inglaterra o el norte de Italia en busca de mejores condiciones laborales.
Lejos de ser un factor de progreso o crecimiento en Europa los gremios contribuyen al esancamiento de la producción al limitar el número de maestros artesanos y dentro de cada taller del de los operarios y aprendices, la cantidad de materias primas en almacén y la fijación de horarios, regímenes de trabajo, cantidades calidades de productos a vender, lugares y precios de venta. El acceso a la maestría comportaba el pago de una suma de dinero al gremio aparte de la realización de una "obra maestra" y en plazos de tiempo que la reglamentación hacía largos. Muchos artesanos se vieron en la situación permanente de oficiales de lo que derivaron situaciones de malestar social que promovieron formas de asociación disimuladas bajo la forma de cofradías religiosas que daban a sus integrantes medios de defensa y presión laboral, cauces de arbitrio y negociación e incluso promovían huelgas.
La actividades textiles son las mejor conocidas por su alto grado de especialización, en el textil lanero se difundieron el molino batanero y el torno de hilar al que se añadieron aparejos para la trama y bobinadores mecánicos que permitieron prescindir de la rueca y el huso. Más fue en el textil de la seda donde se produjeron los mas notables avances.
Pontificado e Iglesia[]
Artículo principal: Historia de la Iglesia medieval.
A desarrollar.
Arte y cultura[]
Ideas y fuerzas políticas[]
Civilizaciones extraeuropeas[]
Al-Andalus[]
A principios del siglo XIII se derrumba el emirato sevillano y León amplía sus dominios a costa de la taifa, conquistando Sevilla en 1316 si bien la intervención de los Merinies de Marruecos mantiene bajo control musulman Faro, Jerez, Cadiz y otras plazas. Los castellanos tienen mas dificultades sin embargo a la hora de conquistar la taifa de Murcia y no es hasta 1382 que cae la ciudad. Ello deja a Jaen-Granada como unico estado musulman sobreviviente a lo largo del siglo XV, sacando partido de las rivalidades entre castellanos y leoneses en el proceso de la reconquista.
Reinos cristianos peninsulares[]
Artículos principales León , Castilla , Navarra .
La reconquista cristiana avanza de la mano de las coronas de León y de Castilla, la primera incorpora el reino musulman de Sevilla y la segunda el de Murcia, ambos hacia el fin del siglo XIV.
El siglo XV es una época de estancamiento, se encadenan varias guerras de sucesión que afectan primero a León luego a Castilla y finalmente a Gascuña-Aragón ya a fines del XV, coincidiendo con la unión dinástica de este reino a Guiana. Estos conflictos impiden la continuación de la empresa de la reconquista salvando al reino de Granada así como lastran la recuperación económica de la península tras el paso de la Peste en el siglo anterior. Castilla saldrá a la postre victoriosa de las guerras de sucesión gasconas incorporando de forma definitiva el señorío de Cameros, Alava y Vizcaya y - por sucesión - el reino de Mallorca, tras llegar a un acuerdo con el rey de Burgoña que reclamaba el reino para si tras la extinción de los monarcas ligures. Al final del siglo XV Guerra de Sucesión gascona. La casa de Cahors hereda el reino pero se le opone Fernando de Calpe, primo del rey de Castilla, al recaer casi simultaneamente en la familia de Cahors el trono de Guiana disputado por la casa bretona de Vannes se funde esta guerra con otras similares en Guiana e Inglaterra. La nobleza ultrapirenaica junto a los señoríos de Guipuzcoa, Ayala, y Vizcaya, el condado de Alava, el condado de Pallars y las ciudades de Jaca y Pamplona apoyan a los Cahors por lo que Diego de Castilla interviene y ocupa las principales ciudades de Navarra: Najera, Tudela, Zaragoza, Huesca y Tortosa. Por su parte los de Vannes invaden la Normandía, pero se ven a su vez atacados en Inglaterra por sus rivales los Blois lo que fuerza su retirada y el afianzamiento en Guiana y Gotia de los Cahors, las campañas del arzobispo Cesar Borgia permiten mantener Pamplona, Estella y Sangüesa, lo que fuerza a Castilla a la paz.
Europa occidental[]
Guiana[]
Artículo principal: Guiana .
Bretaña[]
Artículo principal: Bretaña.
Borgoña[]
Articulo principal: Borgoña .
Francia[]
Artículo principal: Francia .
La casa de Vermandois controla directamente solo una parte reducida y dispersa del reino, frente a ella se posiciona una nobleza fuerte que constituye estados segregados para beneficio de sus propios linajes, los señorios así como el dominio real directo aumentan o se dividen al compas del juego siempre mutable de las alianzas dinásticas y las herencias.
A lo largo del final de la edad media el reino francés logra avanzar la frontera sur a costa de Burgoña que pierde sus extensiones en tierras de la antigua Alamania (NLT: norte de Suiza y sur de Alsacia y Wurtemberg) y de Bavaria que pierde el Voralberg. Esto abre una via directa a través de los pasos alpinos para intervenir en Italia (y en la política imperial y pontificia), primero para defender el derecho de los reyes francones a la sucesión de ciertos señoríos en Lombardía, luego para postular su misma candidatura al imperio lo que pretenden hacer efectivo hacia final del s. XV.
Bavaria[]
Articulo principal: Bavaria .
La peste de 1348 supone la virtual extinción tanto de la Casa de Babenberg como de sus competidores los Luxemburgo lo que desencadena una competencia entre Bohemia, Hunguería y Francia por controlar la sucesión del reino que acaba con su división: Mientras en el occidente del reino se sitúa la casa de Habsburgo, feudatarios de Francia, en Estiria, con centro en Viena, se imponen los condes de Schaumberg, mientras el sureste de Carintia pasa a ser controladas por Hungueria.
Hacia finales del siglo XV la casa de Vermandois ligada a los ultimos Habsburgos bávaros consigue hacerse con el trono, contra la oposición otra vez de Hunguería, de Bohemia y de sus propios feudatarios Habsburgos de la rama argoviana. Finalmente en 1480 Enrique VII de Francia consigue situar a su hijo (el futuro Enrique VIII) como rey de Bavaria, cediendo a Hungueria el resto de Carintia, la unión dinástica entre Francia y Bavaria consigue hacerse efectiva en 1489.
Islas Británicas[]
Articulo principal: Inglaterra .
Península Italiana[]
Artículo principal: Sacro Imperio .
La Península Italiana se encuentra dividida durante estas dos centurias entre el Papado (que controla el Lacio, Umbría y algunos enclaves a lo largo de los Apeninos) y el Imperio Romano o de la Romanía (reducido ahora a sus domínios italianos junto con Dalmacia y algunas islas y territorios en el Egeo y más al Oriente) fuera de estos ámbitos subsisten algunos Estados de reducido tamaño como la República de Pisa, el principado de Liguria, o los ducados de la Lombardía que defienden su independencia aprovechandose de las luchas entre las facciones de los petrini propapales y los palatini proimperiales; luchas en las que con frecuencia intervienen los reinos de Burgoña, Guiana, Francia, Hungaria y Bavaria, interviniendo bien a favor del emperador o bien del papa o bien en pro o en contra de los diferentes candidatos a ocupar el solio. A estas luchas se añaden otros tipos de conflictos: de las comunas urbanas contra la nobleza territorial o de las ciudades entre si.
La historia del Imperio de Romanía o Imperio Romano, al que se añade ahora el adjetivo "sacro", se identifica con la de Italia, pues los enclaves orientales ya no juegan un papel determinante y su costosa defensa frente a griegos y musulmanes arruina la hacienda imperial. La sucesión del monarca inicialmente no regulada y luego normalizada según un principio electivo impide el fortalecimiento de la figura imperial tanto como refuerza el papel de una aristocracia que asume todos los resortes de la administración, eliminando en el proceso la distinción entre el patrimonium caesaris (los territorios y regalías bajo el control del emperador) y los principados vasallos.
Dentro de esta aristocracia se encuentra el selecto grupo de los doce consistoriali, a quienes se encomienda ahora la elección imperial, estos son: el condestable, el mariscal, el senescal, el domestico, el megaduque, el sacelario y el acolito, junto a los arzobispos de Milán, Ravena, Nápoles, Venecia y Siracusa; en total siete laicos y cinco eclesiasticos. Los cargos consistoriales se convierten en hereditarios entre varias familias con la excepción de los arzobispos y del megaduque, que se asocia como dignidad al dogo de Venecia, que por condición eran dignidades electivas. En los inicios del siglo XIV la elección imperial se hacía entre los miembros del Consistorio por mayoría simple, se aceptaba el arbitraje del Papa en el caso de empate o de irregularidad en la elección, pero reformas posteriores en el sistema de elección (1461: Capitulación de Mateo IV) establecieron la regla de la mayoría cualificada de 8 votos contra 4 y eliminaron la necesidad de un arbitraje pontificio. Desde 1393 se prohibió además la elección del heredero imperial en vida del emperador.
Las ciudades con frecuencia enfrentadas a la nobleza territorial y a veces con la iglesia cuando no disputan entre si procuran formar ligas de defensa mutua, pero no llegan a organizarse como un contrapoder a los magnates y la Iglesia y estas ligas no dejan de tener un alcance regional, así la Liga Langobarda en la Padania capitaneada por la levantisca comuna milanesa, la Liga Toscana o la Liga de la Pentapole en la Romagna constituida esta última para defender los intereses de los comerciantes de estas ciudades frente a la competencia de Venecia o Pisa (y a su vez en alianza con Ragusa, Durazzo, Amalfi o Gaeta). Si bien no forman un bloque homogeneo suelen apoyar los intereses del emperador cuando se enfrenta a los grandes o a la Iglesia tanto como escatiman las contribuciones, con todo constituyen por medio de los concilia el medio más seguro de ingresos del fisco imperial después que las mermas del patrimonium caesaris durante el tiempo de los desordenes.
El Tribunal Supremo, institución tomada de los cruzados de Levante, pierde relevancia dentro de las convulsiones del periodo, mientras el Senatus de Nápoles y los concilia del norte de Italia juegan un mero papel regional, por ello no logra consolidarse en el Imperio una verdadera institución parlamentaria como las que se consolidan en los reinos occidentales.
Hacia 1425-1430 Sebastian Colonna, primo de Oddone Colonna (encumbrado a la Santa Sede como papa Martin V 1417-1431) conquista la casi totalidad de Cerdeña.
En el noroeste de la Península domina el espacio el reino de Burgoña, que por vinculación dinástica ha adquirido el principado de Liguria y la isla de Córcega, esta expansión se logra no sin disputas con el emperador que ve peligrar el control de Lombardía, pero al cabo se logra resolver el contencioso por el tratado de Bergamo, por el cual Liguria y Córcega son nominalmente infeudadas por el Emperador al rey burgoñón.
La otrora pujante Ciudad Estado de Pisa inicia un acusado declive, perdiendo todos sus enclaves mediterraneos y siendo desplazada económicamente por Florencia y Génova, si bien el Papa en su condición de señor feudal de la ciudad impide su incorporación al Imperio, salvaguardando su independencia formal.
Europa oriental[]
Artículos principales: Hungueria , Polonia , Bohemia .
La Edad Moderna (siglos XVI al XVIII)[]
Caracteres generales[]
Población[]
Tras la crisis demográfica ocasionada por el paso de la Peste Negra a mediados del siglo XIV la población europea comienza a estabilizarse a mediados del XV, recuperando el volumen demografico perdido a mediados del XVI (en torno a 65 millones de habitantes) antes de frenarse debido a una empecinada sucesión de pestes y epidemias, los conflictos bélicos y las condiciones meteorológicas que empeoran en las decadas finales del siglo.
Con la excepción de las tierras del bajo Rhin, de Frisia y de Dinamarca, donde alrededor del 50% de la población habitará en núcleos urbanos, en el resto del continente predomina el hábitat rural.
Sociedad[]
En el mundo cambiante de los siglos XV y XVI serán los esquemas sociales los más reacios a cualquier variación. En la cúspide de la pirámide social la nobleza dominaba política y económicamente encuadrada en las jerarquías feudales, la burguesía buscaba en su enriquecimiento adoptar los modos de vida aristocráticos, acatando así la preeminencia social de la nobleza. Sin embargo, la consolidación del poder en manos de los príncipes atentaba contra el poder de las oligarquías aristocráticas. Mientras dentro de los señoríos las relaciones sociales de dependencia de los vasallos hacia su señor evolucionaban muy lentamente, la nobleza en su conjunto pierde gradualmente parcelas de poder político, que son recuperadas por los príncipes.
Junto a los magnates se alinea el grupo más numeroso y heterogeneo de la baja nobleza, generalmente exento de obligaciones fiscales, lo que es su principal privilegio. Su sostén principal consistía en la explotación de bienes raices, generalmente arrendados a censo enfiteutico, en muchas ocasiones su nivel de vida era precario y por ello tendía a convertirse en grupo urbano en lucha con la burguesía por el control político de las ciudades, fundiendose con ellas o integrandose en los nuevos servicios que ofrecen las monarquías en su conquista de la autoridad.
La burguesía reunía a un variado grupo de elementos cuyo nivel de vida y estatus era muy diferente, los más acaudalados (como los Fugger, enriquecidos con la financiación de las guerras italianas de la monarquía franquisa) acabaron por acceder a la nobleza. En occidente los burgueses contribuyeron decisivamente al desarrollo tecnico previo a la industrialización y al de la economía en general. En Europa oriental la hansa pierde gran parte de su poder frente a la competencia de Inglaterra, Dinamarca y Suecia.
El campesinado compagina sus medios tradicionales de vida con nuevas actividades que complementan sus ingresos, aumenta la movilidad social y aparecen nuevas distinciones económicas. Las condiciones de vida más duras entre estas clases se dan al este del Elba, en las marcas orientales franquisas, en Bohemia, Polonia, Hugueria, Lituania y Rusia, donde las normas legales que limitaban las libertades campesinas no dejaron de endurecerse.
Economía[]
Conflictos religiosos[]
Artículo principal: Iglesias reformadas .
Entre 1517 y 1545 predicación de Martín Lutero. Favorecido por ciertos elementos de la nobleza francona logra ascendiente ante la Corte. Junto con otros reformadores provocará el Cisma de Occidente y dirigirá la reforma luterana que dará lugar a las iglesias evangélicas o conciliares o sinodiales. Los evangélicos arraigarán en el norte de Francia, en Suabia, en los reinos nórdicos y temporalmente en Inglaterra.
Entre 1533 y 1564 predicación de Juan Calvino. Refugiado en la ciudad real libre de Mulhouse. Junto a la reforma luterana promueve la Reforma Protestante. El calvinismo arraigará en Albania (Prebiterianos), Guiana y Gascuña, Frisia y algunos dominios alemanes y temporalmente Hungueria (donde darán origen a los calvinistas krainos y transilvanos).
La guerra de los 40 años[]
Los conflictos religiosos se suceden localmente hasta la gran contienda de la Guerra de los 40 años que comienza como un conflicto interior del reino de Francia que se extiende a casi todos los paises europeos y sus colonias en otros continentes. Se enfrentan por un lado la Liga de nobles protestante, asistida por Guiana, Dinamarca, Suecia-Noruega, Bohemia y Albania y el apoyo coyuntural de Bizancio, Moscovia y los rebeldes de Hungueria, Inglaterra y Bavaria; por el otro lado la monarquía franco-bávara y sus leales de la Liga Católica, a su vez amparados por Polonia, Burgoña, la Liga rebelde de Gotia, Castilla, León, Inglaterra-Bretaña, los irlandeses de la Liga de Mayo, los Orsini y diversos principados del Sacro Imperio (pero no el Imperio mismo), y Novgorod. En resumen, casi todos los Estados europeos de la época se ven arrastrados a la contienda en un momento u otro.
Como consecuencia de la guerra la monarquía en Francia se asienta pero no logra imponer la uniformidad religiosa y deberá reconocer derechos a los principes y estados luteranos y calvinistas, así como las confiscaciones de bienes de la Iglesia en el curso de la Reforma. Dinamarca recibe Lauemburgo, Scherin y la ciudad de Wismar de parte de Francia, Suecia obtiene también de Francia Neumark y la ciudad de Lübeck y recibe de Dinamarca Pomerania oriental y Prusia. Bohemia obtiene Lusacia. Guiana obtiene Vizcaya de Castilla, Maine y el Bourgueois de Francia y Auvernia de Burgoña, pero en contrapartida reconoce la independencia de Gotia. El monarca francón además devuelve a los nobles protestantes sus posesiones (ascenso de los Habsburgos en Alsacia y de los Nassau en Frisia y Ostfalia) y Reconoce la independencia formal de los Confederados suabos (germen de las futuras Recia y Alamania). Hungría vuelve a los Orsini y al catolicismo tras su experiencia calvinista. Castilla pierde Vizcaya que pasa a Guiana-Gascuña. Las colonias americanas se reorganizan tras la entrada en ese hemisferio de Francia que ocupa la Guiana Austral. Sin embargo el aspecto mas relevante es el acuerdo por el cual en lo futuro ningun Estado podría fusionarse por vía dinástica con otro. El area rusa se unifica al conquistar Moscovia Novgorod y Pskov y el Kanato de Astracán. Bizancio por el este y el Imperio Safavida de Persia conquistan los diversos sultanatos turcos del Oriente Proximo.
La Guerra de los Cuarenta años supondrá el surgimiento de nuevas potencias en el escenario europeo: Inglaterra, Hungueria, Castilla, Dinamarca, Suecia y Rusia. Hungueria se volcará en la política del Sacro Imperio, aspirando sus reyes a ostentar la corona imperial y pone sus miras expansivas en Polonia y los Balcanes. Castilla alcanzará el cenit de su poder a fines del XVII invadiendo León y unificando la Peninsula, pero fracasará en imponer su dominio en las colonias leonesas de ultramar que se mantienen fieles al aspirante al trono Gabriel de Aveiro y a la postre deberá abandonar León si bien obtiene algunas ganancias territoriales. Suecia se orientará hacia el báltico, pero los costes de su aventura imperialista pasan factura al país, rural y poco poblado, Rusia inicia su expansión hacia Siberia y comienza a presionar sobre Polonia.
De todas será Inglaterra la que logre ampliar notablemente sus dominios extraeuropeos durante la segunda mitad del XVII, a costa de Dinamarca por la Guerra Anglo-danesa (adquiriendo algunos establecimientos comerciales en África, India y Asia oriental) y a costa de Guiana y León por la Guerra Anglo-guianesa o Guerra de la Asunción (por la que adquiere de Guiana las colonias de Bordeunou (NLT: Charleston), Nova Aquitania (NLT: New Jersey y parte de Nueva York) y Nova Normandía (NLT: Acadia), unificando así sus dominios de Antilla del Norte, por parte de León obtiene Venezinha (NLT: Venezuela) y el reconocimiento de su ocupación de las Maranhoas (NLT: Maranhao).
El s. XVIII ve la recuperación y nueva pujanza de Francia y el enriquecimiento de la monarquía por los recursos de las colonias de Nueva Francia Austral. También se produce una reversión de las alianzas por las cuales Francia se alinea ahora con León e Inglaterra contra Polonia, Hungueria, Suecia, Dinamarca y Castilla. Varios ciclos de guerras confirman la hegemonía francesa a la vez que tiene lugar el colapso de Polonia que ve conquistado buena parte de su territorio por Rusia, Francia y Hungría, a la vez que amplian el dominio de Nueva Francia a costa de Castilla. Conflictos derivados del aumento de las contribuciones por el endeudamiento crónico de las monarquías llevan al inicio del proceso de independencia de las Colonias antillanas de Arturia y Nueva Francia a finales de siglo.
En la segunda mitad del XVIII diversos acontecimientos encadenados suponen el ocaso del imperio leonés: en 1755 el terremoto de Lisboa destruye la capital, buena parte de la Armada y elimina a la própia familia real, el desastre arruinará a la metrópoli en un momento en que se desatan rebeliones indigenas en las Antillas (rebelión de Tope Manco en Birú, rebelión de los "frades" en Mexico, revueltas de esclavos en Terra Firme), por si fuera poco todo esto ocurre a pocos años del estallido de la Guerra de los 10 años, que alineará al reino con Francia y con Inglaterra contra Castilla, Guiana, Burgoña, Hungueria y otros actores. Afortunadamente para León la transición dinástica transcurrió sin sobresaltos, las revueltas antillanas consiguieron sofocarse y la guerra fué ganada, lo que permitió a León recuperar plazas como Touro, Sevilha, Xerez y Cadiz y recuperar en Mexico la frontera del Rio Grande. Con todos los altos costes de la guerra y la reconstrucción abocaron al reino a un proceso reformista que inicialmente encaminado a reforzar el papel absolutista del monarca acabó generando la revolución liberal así como puso en marcha la descolonización en las Antillas.
La guerra de los 10 años supondrá sin embargo para Suecia el fin de su papel de potencia. Hacia final del XVIII sobreviene además el colapso de Polonia que a lo largo de sucesivos conflictos ve reducidos sus límites a la Polonia nuclear, desprovista de acceso al mar.
La Guerra de los 10 años[]
Enfrenta por un lado a Francia, Inglaterra, León, Bohemia y Dinamarca (Rusia y el Imperio Bizantino se suman avanzada la guerra) y por el otro a Guiana, Burgoña, Castilla, Hungueria, el Sacro Imperio y Suecia.
Las paces se firman en Utrech, y acuerdan los siguientes puntos:
- Suecia cede a Francia Pomerania y devuelve Neumark y la ciudad de Wismar.
- Noruega es cedida a Dinamarca.
- Por otra parte cede a Inglaterra Tobak y las islas Vírgenes en el Caribe.
- Asimismo cede a Rusia Estonia, Livonia y Carelia.
- Guiana devuelve a Francia las regiones de Maine y Turena.
- Asimismo Guiana cede a Inglaterra Nantes y las bocas del Loira (la Bretaña normanda) la isla de Lancelota en las Canarias, el fuerte de Sant Jaume de Manatán (NLT: Nueva York).
- Burgoña cede a Francia Berna, Dijon y Besanzón.
- Castilla devuelve a León Touro, Sevilha, Xerez y Cadiz. Además queda definitivamente fijada la frontera del virreinato de Mexico en el río San Fernando.
- Por otro lado Castilla cede a Inglaterra Misiones y Tierra de Anián (NLT: Alabama y Florida).
La Revolución de las Doce Colonias y de Nueva Francia[]
Hacia fin del sXVIII Inglaterra dominaba la costa atlantica norteantillana con las colonias de Niwe Biscay (constituida sobre el espacio de la antigua Gobernación castellana de Nueva Vizcaya), Niwe Suthwealas (Nueva Gales del Sur) Arturia, Delaware, Niwe Aquitaine (sobre la antigua colonia guianesa) Connecticut, Massachussets, Rhodenieg y Niwe Sutton, New Defenascire, Kennebec y Niwe Brest.
Las muy pobladas colonias inglesas buscaban ahora expandirse hacia el oeste donde tropezaban con los presidios y misiones castellanas y no dejaban de mirar con recelo al norte donde se mantenían los guianeses.
Las medidas proteccionistas de las Actas de Navegación, los intentos de establecer una burocracia metropolitana frente a las tradiciones de autonomía de las colonias, la creación de una serie de impuestos nuevos y la prohibición de la colonización al oeste de los apalaches (por evitar los recelos de Castilla y Guiana y por mantener los pactos que las colonias antes guianesas de Nueva Aquitania habían suscrito con las naciones indias) son los detonantes de la Rebelión de las Once Colonias que en diverso grado repercute en otras colonias (revueltas esclavistas de las islas del Caribe) y en la propia metrópoli (rebelión de Irlanda, convulsiones políticas en la propia corte, revueltas del pan en las incipientes ciudades industriales).
Guiana aprovecha la revuelta para recuperar la colónia de Nueva Aquitania poniendose del lado de los ingleses después de recibir la garantía de la devolución al término de la guerra de la colonia, excluida la fortaleza de Sant Jaume y la ciudad de Jamesburg en la isla de Manatania o Manhattan. Por contra Castilla, así como diversos voluntarios procedentes de Francia y Burgoña apoyan a los rebeldes.
Divididos los rebeldes por la intervención guianesa Inglaterra desde sus bastiones de Boston y Jamesburg logra atraerse a los estados que se habían mostrado mas tibios en la rebelión (Rhodenieg y Niwe Sutton, Niwe Brest y Niwe Defenascire), reduciendo a los rebeldes a partidas guerrilleras, en Arturia y las colonias del sur en cambio los rebeldes se fortalecen y ganan la batalla del Potomac y el asedio de Nuevo Bordeu.
El resultado es que la revolución triunfa en el sur y las cuatro colonias sureñas de Arturia, Delaware, Nueva Gales del Sur y Niwe Biscay junto a los territorios controlados de la colonia de Nueva Aquitania (y constituidos en el nuevo Estado de Liberty) se unen formando la Confederación Arturiana, más tarde Estados Confederados Antillanos . Mientras en la región de Nueva Inglaterra los ingleses recuperan el control y en el Hudson los guianeses reconquistan y restablecen su colonia de Nueva Aquitania. Llegadas asi las cosas los ingleses deciden conformarse con una victoria parcial y conservar la mitad de sus colonias de Antilla del Norte, los rebeldes renuncian a la unión continental y los guianeses se limitan a aprovechar la coyuntura que les brinda la paz de Westminster. Por ella se reconoce la independencia de los confederados arturianos, se devuelve a Guiana la mayor parte de Nueva Aquitania, con la excepción de Manhattan y una serie de islas que conserva Inglaterra y que formarán el nuevo estado homónimo, así como una serie de territorios al sur del paralelo 41 que se integran en la Confederación Arturiana. Inglaterra conserva las colonias norteñas a las que concede un amplio grado de autogobierno, modelo que al reproducirse en otras colonias dará estabilidad al conjunto futuro del imperio inglés. Se produce un importante movimiento migratorio: los rebeldes norteños huyen al sur y los lealistas sureños al norte lo que refuerza las respectivas identidades independentista y lealista de cada región; Nueva Aquitania, ya fuertemente poblada de guianeses sobre todo de origen gascón recibe en general con satisfacción el retorno a la corona guianesa y los colonos de otros orígenes deciden permanecer después de verse garantizada su permanencia y la de sus bienes.
Con muy poca diferencia de tiempo se producía en Antilla del Sur la rebelión de las colonias de Nueva Francia, lo mismo que en las colonias inglesas, cundía un gran descontento entre la población colonial contra la metrópoli a causa de la elevación de las contribuciones, de las medidas proteccionistas y de la marginación de los coloniales en favor de los funcionarios enviados desde Francia por la corona o por los propietarios concesionarios (las familias aristocráticas de los Nassau o los Brunswick, junto a colectivos más amplios de las ciudades libres). También como en las colonias inglesas el mantenimiento de los acuerdos que con los pueblos indígenas la monarquía francona se veía obligada a respetar enfrentaba a los coloniales con los metropolitas. La devolución de San Juan del Plata a Castilla al término de la Guerra de los 10 años había agravado el descontento en las colonias.
A diferencia de el caso de las colonias inglesas, en las colonias franconas no se produjo una ruptura tan inmediata con la metropoli, sino de forma más gradual, escalonada y perdiendo el gobierno de la metrópoli ocasiones que no supo o no quiso aprovechar para revertir la situación. El resultado como en el caso de la rebelión de las Once Colonias fué la independencia formal de las cinco colonias franconas que casi simultaneamente se constituyeron en los 10 Estados fundacionales de la Confederación Australiana.
Los descubrimientos geográficos[]
Artículo principal: Periplos y descubrimientos geográficos .
La exploración de los oceanos iniciada en el siglo XIV avanza en el XV, en 1498 Vasco da Gama abre la ruta oriental a la India bordeando el cabo de Buena Esperanza y en 1504 el marino leonés Pero Álvares Cabral, desviandose de la ruta hacia la India descubre un nuevo continente al que da el nombre de Terra Domenica, pero que acabará conociendose como Antilla. Viajes posteriores de Vicente Yánes Pinçon, Americo Vespucio, Cristobal Colón, Giovanni Cabotto y otros perfilan el conocimiento del continente que bien pronto se disputa entre tres países: León, Castilla y Guiana.
En 1512 estos tres paises firman el Tratado de Bermeo sobre el reparto de las nuevas tierras descubiertas. Por este tratado, el continente antillano queda dividida por los paralelos 45 y 30 norte y 20 y 30 sur en cinco grandes zonas asignadas a las tres potencias signatarias, corresponde a León la parte central, entre el paralelo 30 norte y el 20 sur, mientras Castilla se reserva las porciones situadas entre los paralelos 45 y 30 norte y a partir del 30 sur, además de las islas de Xamaica y Haití dentro de la demarcación leonesa, Guiana, por su parte se queda con las tierras situadas al norte del paralelo 45 y las situadas entre los paralelos 20 y 30 sur. Este acuerdo será frecuentemente incumplido y modificado por estas tres naciones e ignorado por las demás de Europa que desde el descubrimiento pretenden tener presencia en las nuevas tierras.
Durante los primeros decenios del descubrimiento las nuevas tierras resultan poco atractivas y muchas de las primeras colonias se abandonan por su dificil mantenimiento, solo los rescates de perlas obtenidos en isla Margarita y en Cubagua y de oro obtenido en Haití (NLT: La Española) permiten mantener la atención de unas potencias colonizadoras distraidas en otras iniciativas (Castilla y León se hallan inmersas en la Guerra de Granada en la segunda decada del siglo XVI y la última prefiere orientarse hacia el comercio con el Viejo Mundo por la ruta abierta desde Vasco da Gama). A lo largo del periodo entre 1515 y 1525 se van sucediendo los viajes menores que sin avanzar gran cosa la colonización perfilan el conocimiento del litoral del continente antillano.
La conquista de las Antillas[]
Conquista de Mexico
Entre 1528 y 1535 se suceden expediciones a Yucatán y Campeche donde se toma contacto con los pueblos mexicas en su mayor parte situados bajo el dominio de la Triple Alianza de Tenochtitlán, a la sazon gobernada por Motecuzoma II, en la última de estas se funda el asentamiento de Santa María de Ulua.
1535-1537 Primera expedición a Tenochtitlan de Diogo Velazques, repelida en Cholula por Chimalpopoca, sucesor de Motecuzoma se ve forzada a replegarse a Santa María de Ulúa.
La viruela llegada con los conquistadores devasta Mexico diezmando su población. En 1537 mueren por la plaga Chimalpopoca y su fugaz sucesor Cuitláhuac, por lo que es elegido Cuauhtémoc como dirigente.
1537-1539 Segunda expedición, logra atraerse la alianza de los Tlaxcaltecas y otros pueblos y logra someter a cerco a Tenochtitlán, pero la rebelión de Diogo de Almagro en Ulua obliga a levantar el sitío y replegarse, tras obtener de Cuauhtémoc un fuerte tributo.
1540-1542 Tras someter la rebelión de Almagro, Velazques y sus capitanes Pero de Alvarado y Nunho Quiroga emprenden la tercera expedición que somete nuevamente a cerco a Tenochtitlán que capitula en abril de 1542, Velazques depone y ejecuta a Cuauhtémoc y situa como títere a Axayácatl II, pero este se fuga poco después e inicia una rebelión contra los conquistadores, llega a poner cerco a la guarnición leonesa en Tenochtitlán pero es derrotado en la batalla de Tlacopán, puesto en fuga es emboscado y muerto en 1544.
Conquista de Birú[]
En el area andina tiene lugar el apogeo del Imperio Inca con Huayna Capac y su hijo Ninan Cuyuchi en el primer cuarto del siglo XVI. Pero la llegada de la viruela y el sarampión hacia la decada de 1530-1540 ocasiona una mortandad sin precedentes. La muerte durante la plaga de Ninan Cuyuchi ocasiona una guerra civil entre sus hermanos Atahualpa en Cusco, Manco Inca Yupanqui en Tihuanaco y Tupac Hualpa en Quito.
En 1543 los hermanos Hernando y Gonzalo Pizarro emprenden la conquista del Birú. Tupac Hualpa intenta utilizar a los recién llegados contra Atahualpa quien es derrotado en la batalla del Chancay. Poco después los Pizarro eliminan a Tupac Hualpa y se hacen con el dominio del "Reino de Quito" mientras Manco Inca aprovechando el deceso de sus dos hermanos se apodera con facilidad del Cusco desde donde organiza la resistencia contra los invasores contando con la ventaja de las barreras montañosas y no es hasta 1551 que los leoneses logran sitiar la capital que cae en enero de 1552, Manco Inca muere en el sitío y le reemplaza Titu Cusi Yupanqui quien huye y se refugia en Vilcabamba desde donde mantiene una feroz resistencia contra los Pizarro que administran sus conquistas como un dominio privado y con los que firma en 1568 el tratado de Acobamba por el que se acuerda la independencia de Vilcabamba y sus dependencias en el Antisuyo y Collasuyo mientras que el inca acepta el bautismo y el establecimiento de misioneros.
Organización colonial[]
Las diferentes monarquías organizan sus conquistas antillanas siguiendo diferentes modelos. Los leoneses tienden a implantar el modelo de capitanías mayores hereditarias que con frecuencia revierten a la corona, una forma similar adoptan los castellanos con los adelantamientos. Hacia mediados de siglo los gobiernos coloniales requieren de una mayor organización y León establecerá audiencias coloniales en Santa Fe de Cuba (con jurisdicción sobre las islas del Caribe), Mexico, Birú, y San Juan de Terra Firme (NLT: NE. del Brasil) y posteriormente elevará a virreinatos las audiencias de Mexico y Birú. Mientras tanto y siguiendo el ejemplo leonés los castellanos establecerán las Capitanías Generales de Nueva Vizcaya (NLT: Carolina del Norte), Nueva Valencia (NLT: Luisiana), y Nueva Castilla del Sur (NLT: Argentina). Por su parte los guianeses fundan las provincias de Guiana Boreal (NLT: Nueva Escocia) y Guiana Austral (NLT: Rio de Janeiro) agrupando los asentamientos existentes y fundando otros nuevos.
Hacia final del siglo XVI diversas guerras alinean a Castilla e Inglaterra frente a León y Guiana, como consecuencia de estos conflictos, de los que Castilla e Inglaterra salen vencedores, la primera amplía su dominio en Nueva Valencia desde los límites de Bermeo hasta el Tropico de Cancer (Paz de Burgos) comprendiendo ahora La Florida y Texas y ve reconocidos sus asentamientos en Nueva Castilla del Sur, Chile y el Collasuyo, con las minas de Potosí, con lo que adquiere el mayor yacimiento argentífero del periodo. Pero también obtiene la plata a través de la frontera entre Mexico y Nueva Valencia pese a las prohibiciones leonesas sobre el comercio de metales preciosos. En Haití la extracción de oro aluvial própia de la primera etapa colonial dará paso a la implantación del cultivo de la caña de azucar.
Inglaterra por su parte adquiere a costa de León el territorio entre Terra Firme y la gobernación de Cunquibacoa (NTL: Pará, Venezuela y las Guayanas), territorio al que dará el nombre de Antilla Inglesa, así como diversas islas en el Caribe (Bonaire, Curación, San Vicente, Santa Lucía, Martinica y parte de las Lucayas a las que llaman las Bahamas) a la vez que consolida a costa de Guiana algunos establecimientos en la Antilla del Norte a los que colectivamente se conoce como Nueva Inglaterra. Estos son las colonias de Arturia, Delaware, Connecticut, Massachussets, Rhodenieg y Niwe Sutton, New Devonshire y Kennebec.
Guiana sin embargo logra defender sus posesiones en Nova Aquitania hasta bien entrado el XVIII gracias a una serie de pactos con las naciones indígenas y a la fortaleza demográfica de sus asentamientos en Nueva Guipuzcoa (NLT: Terranova) y Bordeu Nou (NLT: área de Nueva York) y en contrapartida por la perdida de la Guiana Austral obtienen el curso de este periodo diversas islas antillanas como Dominica, Guadalupe y especialmente Xamaica.
Las alteraciones de las guerras de Religión del s. XVII (Guerra de los Cuarenta Años) supusieron la entrada de nuevos actores en el espacio antillano, especialmente Francia que en guerra contra Guiana le arrebata la Guiana Austral que es renombrada Nueva Francia, Albania, Suecia y Dinamarca que ocuparán diversas islas menores del Caribe que ocuparán en la industria del azucar, así como en el contrabando y la trata de negros.
Nueva Francia se organiza en 1655 con base a los establecimientos antes guianeses y a las colonias que la casa de Nassau transfiriera a la Corona a cambio de la devolución de sus feudos europeos tras la guerra de loas 40. A su vez la corona subarrienda a diversos propietarios los derechos de colonización y explotación en el nuevo mundo surgiendo así las colonias de Patente Real: Nueva Zelanda en 1670, Nuevo Hamburgo en 1672, Nuevo Drente en 1673, y Dennenbos como escisión en 1740 de la colonia de Nueva Zelanda. En 1751 se fija con Castilla la frontera oriental que permite la adquisición del territorio de Paraná, entre otros. Hacia la misma época se adquiere de León el territorio de Mijnen.
Espacio hispánico[]
Artículo principal: León .
Entre 1512 y 1522 transcurre en dos fases la guerra de Granada con lo que concluye la reconquista católica de la Peninsula. León y Castilla, momentaneamente puestas de acuerdo conquistan y se reparten el territorio, correspondiendo a Castilla la parte oriental, con la capital, y a León la occidental, con Málaga y Gibraltar. Más pronto la rivalidad entre los dos reinos, avivada por la competencia en la expansión ultramarina estalla con motivo de la Segunda Guerra de Sucesión Gascona, en la segunda mitad de siglo. Castilla, aliada a Inglaterra-Bretaña sale victoriosa frente a la alianza de León, Guiana-Gascuña y algunos señoríos menores de Gotia. Arrebata a León la región andaluza occidental y algunas plazas en Extremadura que devuelve en su mayor parte a León (a excepción de Málaga y Cordova) a cambio de la modificación de los acuerdos de Bermeo en la expansión en Antilla. El reino Navarro-Gascón queda definitivamente dividido, quedando Guipuzcoa, el Batzan y los territorios al norte del Pirineo en manos de Guiana, mientras que los territorios al sur son incorporados a Castilla.
Si bien la Peninsula no se ve afectada por el protestantismo conciliarista (salvo en Guipuzcoa y el Batzan) si en cambio se ven los dos reinos peninsulares, en su condición de defensores del Papado, a implicarse en las guerras de religión que estallan en Europa entre finales del XVI y mediados del XVII (entre ellas la de los 40 años), con lo que cesa el tradicional enfrentamiento entre los dos reinos y la estabilización de las fronteras. Mientras Castilla invade la Guiana calvinista y apoya el levantamiento católico en Gotia, la armada leonesa en unión a la inglesa bloquean los puertos francones. Francia y las monarquías nórdicas por su parte desarrollan fuerzas navales para enfrentárseles y atacan las vulnerables colonias en las Antillas, África y Asia.
Mientras para Castilla las Guerras de Religión suponen el endeudamiento y la pérdida de parte de sus colonias Antillanas y el enfrentamiento del rey con las cortes y parlamentos de la monarquía al tratar de subir las contribuciones para León en cambio suponen su oportunidad de jugar el papel de potencia, mediante subsidios y con el mantenimiento de la mas poderosa fuerza naval del momento. Los abundantes recursos de las Antillas permiten al rey prescindir de las Cortes y afianzar el papel absolutista de la monarquía.
En 1686 se extingue en León la dinastía de Leicestre y Alfonso VIII de Castilla invade el reino contando con el apoyo del clero y la alta nobleza, un candidato rival, Gabriel de Viseu se alza contra el, pero se ve obligado a retirarse por la fuerza de la invasión, cuenta sin embargo con el apoyo de las colonias ultramarinas y es capaz de mantener una corte en el exilio en Azores. Por espacio de casi dos decenios la península se encuentra reunida en un solo Estado, pero en 1708, recien iniciado el siglo XVIII, una rebelión generalizada en León da al traste con la tentativa de unificación. La casa de Viseu recupera el reino, si bien debe ceder a Castilla Touro, Sevilha y los territorios al este del Guadalquivir.
El correr del siglo XVIII verá nuevos cambios dinásticos en los reinos peninsulares, el primero en Castilla en 1721 con la entrada de la dinastía Orsini y el segundo de manera más traumática en León, con la entrada de la casa francona de Luxemburgo a raiz de la extinción de los Viseu por el terremoto de Lisboa de 1755. Sin embargo, tanto en un país como en el otro la transición dinástica transcurrió sin demasiados contratiempos. En León los efectos devastadores del terremoto se arrastraron durante décadas. Castilla inicia en ese periodo una cierta recuperación.
Se consolida el absolutismo monárquico, más en León que en Castilla, así como se propagan las ideas de la ilustración. En lo social se consolida en León una oligarquía mercantil y los nuevos monarcas de la casa de Luxemburgo tratan de establecer industrias nacionales de la porcelana, el vidrio y las armas. En Castilla en cambio las aristocracias locales, a traves de los parlamentos y cortes se enfrenta con frecuencia al monarca.
Castilla[]
Artículo principal: Castilla .
Europa occidental[]
En la segunda mitad de siglo la sucesión castellana de la Navarra traspirenaica provoca la Segunda Guerra de Sucesión Gascona, con resultados desfavorables para Guiana.
A partir de mediados del XVI afianzamiento de la Reforma protestante en Guiana-Gascuña, reforzada por la sucesión a final de siglo por la casa de Habsburgo, enconados defensores del calvinismo, debido a ello estalla la revuelta de Gotia mientras Guiana se verá devastada durante la Guerra de los 40 años.
Francia[]
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Bavaria[]
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Islas británicas[]
Reino de Inglaterra[]
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Península italiana[]
El siglo XVI se inicia con el periodo de las guerras italianas o guerras imperiales, motivadas por la aspiración de los monarcas francones a ser no solamente "cesares" sino a ostentar eltitulo imperial pleno y con ello la preeminencia que de forma factica ejercen en Europa. A la muerte de Prospero Viteli en 1498 el rey francón Enrique VIII invade Italia en 1500 y entra en Roma obligando al Papa a reconocerle como Emperador (Enrique I) tras lo cual marcha sobre Nápoles, poniendo en sitío la capital imperial.
Entretanto desde Venecia con fuerzas de Bosnia y Dalmacia contrataca Mateo Orsini sobre la Padania, mientras la malaria y la disentería diezman lo ejercitos francones ante Nápoles obligando a Enrique a levantar el sitío y replegarse al norte. Lo que deja expedito el camino al trono para el Orsini (Mateo V).
Enrique muere poco después, siendo su heredero Luis IV menor de edad, por lo que ejerce la regencia la reina madre Catalina de Cleves. En 1517 alcanza su mayoría de edad, ese año, un monje benedictino, Martín Lutero expresa sus tesis cotra las indulgencias y da comienzo la Reforma. El Papa Leon X excomulga a Lutero pero el keizer decide no publicar la bula.
A la muerte en 1521 del emperador romano Mateo V, Nicolo Orsini, su sucesor en sus Estados disputa por el trono con el Megaduque Andrea Colona (apoyado por su lado por el Papa y el Senado de Napoles) pero la revuelta de la nobleza húnguera le impide hacer frente a su adversario.
En agosto de ese año Luis invade la Peninsula, captura Roma y a Leon X en su huida, el cual es retenido y pone nuevamente a Napoles a sitío. En noviembre muere el Papa y Luis fuerza la elección de Adriano de Utrecht (Adriano V), quien en su breve pontificado promulga la bula que convoca el esperado Concilio. En enero de 1523 cae Nápoles que acusa el pillaje de las tropas imperiales (saco di Napole).
A la muerte de Adriano Luis fuerza la elección de Alejandro Farnesio como Papa (Ignacio III), pero este una vez elegido se muestra reticente e iterpone dificultades a la convocatoria, llamado a la corte huye en el camino y una vez a salvo en Burgoña anula la bula y renueva la excomunión de Lutero así como incluye en ella a Luis.
A la muerte de Luis en 1530 sube al trono su tío Enrique IX, duque de Neustria y cabecilla de los católicos del reino y con el la reacción contra Lutero, tarea que le mantendrá ocupado en su propio reino, pese a lo cual no renuncia a la aspiración imperial y al dominio de Italia, intitulandose Enrique II. La muerte de Luis había desatado en Italia una ola de revueltas y la persecución del bando profrancón (franchisos), de nuevo un Orsini, Andrea o Andrés, rey de Hungueria, es elevado al trono y pone bajo asedio las guarniciones franconas en la Padania, en 1532 se libra la batalla de Verona en la que Enrique sufre tantas bajas que pese a la victoria se ve obligado a evacuar la Península. Andrea Orsini es aclamado como liberador y es reconocido como emperador augusto Andrés I.
Las luchas religiosas de Francia y la Guerra de los 40 mantendrán alejados a los kaizeres del teatro italiano por lo que los emperadores de este periodo pertenecen a los linajes italianos ya consolidados como los Orsini, que suman Hungueria, fuera del imperio a sus dominios dentro de el, los Colonna, con Cerdeña como base territorial.
La edad contemporanea[]
Caracteres generales[]
No existe consenso en situar el inicio de la Edad Contemporanea, algunos historiadores lo situan en torno a finales del XVIII con los acontecimientos de las revoluciones de las Once Colonias y de Nueva Francia que conducen a las primeras independencias antillanas. Otros historiadores retrasan el cambio hasta los inicios de la Revolución Francona a principios del XIX, y otros acontecimientos paralelos como la revolución carbonaria italiana, la revuelta polaca o la evolución constitucional inglesa hacia un sistema plenamente parlamentario.
En cualquier caso los procesos de las revoluciones liberales y de las independencias antillanas han de interpretarse como un movimiento paralelo y retroalimentado, en el que los hechos que suceden a uno y otro lado del Atlantico están íntimamente relacionados.
La Europa revolucionaria y el Imperio Francón Radical[]
Inflamados por las doctrinas racionalistas de la ilustración del s XVIII y por el éxito de las independencias Arturiana y Australiana amplios sectores de la sociedad política del periodo plantean ahora de forma abierta la transición hacia regímenes parlamentarios de tipo liberal, el proceso se produce en varios sitios a la vez: Francia, Guiana, Inglaterra, Polonia y León donde los estados llanos capitaneados por las oligarquías urbanas comerciales y financieras y por los terratenientes no privilegiados dirigen un ataque sistemático contra los sectores privilegiados, especialmente contra el clero y la nobleza.
En general estos procesos naufragan en cada uno de estos países, en Francia el fenómeno alcanza mayor trascendencia por su triunfo y por ser éste pais el epicentro de Europa y su nación más poblada.
Tras una fase inicial defensiva frente a las fuerzas tradicionalistas la Francia Revolucionaria se expande en una suerte de salto al vacío que le lleva a dominar todo el espacio en Europa central entre León y los Balcanes. Anexiona de forma directa Bretaña, Holstein, Vindemarca, Bohemia, Pomerania Oriental, Prusia, Posnania, Burgoña y la península italiana y establece Estados satélites en aquellas zonas que no domina directamente.
La Europa del Congreso de Verona y la Restauración[]
Los representantes de las potencias europeas de la Gran Coalición (principalmente Inglaterra, Hungueria, Rusia, Burgoña y Bizancio) se reunen en Verona para reorganizar la Europa de la restauración. Gran parte de los acuerdos se refieren a las fronteras y organización interna del Imperio Francón. Otros acuerdos alcanzados fueron relativos a la restauración de Guiana, Burgoña y Gotia en sus antiguas fronteras y a la reorganización del espacio italiano y europeo oriental. Finalmente se creaba la Santa Liga suscrita entre Hungueria, Rusia y Burgoña (y al que se adhieren con ciertas reticencias Inglaterra y León. Francia misma salió relativamente bien parada del Congreso, no así los aliados francones como Suecia, Castilla y Polonia sobre los que recayeron las peores condiciones de la paz. Pormenorizadamente los acuerdos alcanzados fueron los siguientes:
- Francia devuelve todas las conquistas del periodo de la revolución, salvo Pilsen, Vindemarca, Pomerania y la Baja Silesia.
- El monarca francón conserva el título imperial, ligado ahora a la idea nacional. Se restaura la Casa de Luxemburgo en la persona de Fernando III.
- La antigua nobleza territorial francona recupera parte de sus antiguos dominios junto con la percepción de rentas como compensación por la perdida de los derechos señoriales y jurisdiccionales.
- Se crea el reino de Neustria como estado integrado en Guiana.
- Se crea para los Habsburgo el reino de Alamania sobre gran parte de la antigua Suabia.
- Se restablecen los dominios de la Casa de Hohenberg como Gran Ducado homónimo.
- Se compensa con Noruega, cedida por Suecia, al rey de Albania, de la Casa de Nassau, por la perdida de Frisia y los restantes feudos francones.
- Se creaba la Confederación Italiana sobre gran parte del espacio del fenedido Sacro Imperio. Esta Confederación, presidida honoríficamente por el Papa carece sin embargo de atribuciones reales, siendo un mero marco de referencia nacional. Esta confederación reune un total de 33 estados de tamaño y poder diverso.
- Dentro de la confederación el reino de Lombardía es asignado al rey de Hungueria en unión dinástica.
- Se crea el Reino de Etruria y se otorga al hermano del rey de Burgoña, Humberto de Losena.
- Restauración del Estado de la Iglesia, limitado ahora al Lacio.
- El Reino de Romaña es otorgado al hermano del rey de Hungueria.
- Hungueria misma ampliaba sus limites incorporando Friuli, Gorizia, Vorau (NLT: parte oriental de Estiria) con Viena, Moravia, Galitzia, Moldavia y Valaquia.
- Inglaterra recuperó Bretaña aunque con límites mas reducidos, a cambio obtenía en el Mediterraneo las islas de Menorca (de Castilla), Malta y Rodas (incorporadas en el curso de las Guerras de Coalición) y Heligoland en el Mar del Norte.
- Castilla devuelve a León todas las conquistas del periodo revolucionario, renuncia a sus pretensiones sobre Gotia y Gascuña y entrega algunas plazas adicionales, se restaura en el reino la Casa de Orsini.
- Restauración de los reinos de Burgoña y Guiana y de la Liga Gotia en sus límites prerevolucionarios.
- Restauración del reino de Bohemia aunque sin Moravia (que adquiere Hungueria), Pilsen (que conserva Francia) ni Silesia (que se reparte entre Polonia y Francia), y se designa como soberano al heredero de sus antiguos titulares: Federico de Stauffer.
- Restauración del Reino de Bavaria como estado colchón entre Hugueria, Italia y Francia otorgado como compensación al antiguo margrave de Brandemburgo: Federico de Wettin.
- Mantenimiento del Reino de Sicilia en la persona de Michel Ney, yerno del antiguo emperador Leopoldo.
- Creación del Principado de Elba y Piombino otorgado a Napoleón Bonaparte, el héroe de la resistencia a Francia en Córcega y responsable de la exitosa contraofensiva burgoñona.
- Rusia obtiene diversas ganancias territoriales: de Suecia Finlandia y las islas Alland, de Polonia Lituania, Bialistok y Besarabia.
- El Imperio Bizantino incorporaba formalmente Chipre y las islas Jónicas, antiguas pertenencias del SIR ocupadas por Inglaterra tras su disolución.
La Revolución industrial y la Segunda Revolución Liberal[]
Europa conocería al albur de la Revolución industrial dos olas revolucionarias en 1830 y 1848, la primera afectaría a los paises del Este y del sur de Europa, especialmente a Guiana, León y Burgoña donde se establecieron regímenes liberales y con menor éxito a Castilla, Polonia y Hungueria. La segunda oleada en 1848 afectó de nuevo definitivamente a Francia, brevemente a Inglaterra y fatalmente a Polonia.
Si la Europa resultante del Congreso de Verona había sido un conjunto de monarquías de diversos tipos (absolutistas, estamentales, parlamentarias, pactistas y constitucionales), a mediados de siglo el modelo constitucional se había impuesto de modo generalizado con las excepciones de Rusia y Bizancio. Las fronteras geográficas resultaron algo más estables y las principales variaciones se deben al reflejo del fenomeno nacionalista que tiene entre sus logros la unificación del espacio italiano y las independencias de Noruega, Neustria y Bulgaria.
Entre 1808 y 1848 tiene también lugar el segundo proceso de independencias antillanas, a las de Arturia y Australia de fines del XVIII se suman ahora las de las colonias castellanas y leonesas en interrelación con la evolución política de sus metropolis respectivas y con la activa intervención de Inglaterra y Guiana aliadas a Australia y de Francia aliada a Arturia.
En el caso de las colonias castellanas el proceso independentista se inició con la invasión en 1808 de la metrópoli por los ejercitos de la Francia revolucionaria, hecho que generó la formación de juntas de resistencia en la propia Castilla como en sus colonias donde el movimiento inicialmente legitimista se vuelve independentista debido a la frustración de las espectativas de los coloniales de reestructurar la relación de poderes con la metrópoli. El proceso afectó por igual a las tres capitanías de Nueva Valencia, Nueva Castilla del Sur y Haití. En los tres casos se produjo pronto un enfrentamiento entre las élites comerciales urbanas unitarias y normalmente aconfesionales y las élites rurales federalistas y católicas. La Capitanía de Nueva Castilla del Sur se independiza en 1832 como las Provincias Unidas Transandinas, pero la presión de Australia y las tensiones interiores entre los independentistas atomizan la confederación y abren a Australia una vía hacia el Pacífico a través de Antofagasta. Surgen así Chile, Collasuyo y la República Cisandina. Nueva Valencia se independiza un año después, la presión de Arturia por el norte y de León por el sur así como un intento de reconquista castellana desde Haití mantienen sin embargo unidos a los independentistas y la nueva república se mantendrá de una pieza pese a serias mermas territoriales en el territorio de Misiones (NLT: Alabama).
En el caso leonés los procesos de independencia comienzan tiempo después ya en 1830 coincidiendo con la revolución liberal en la metrópoli, en este caso las oligarquías rurales se unen en contra las élites urbanas que apoyan la revolución liberal en la metrópoli.
Los Imperialismos y el movimiento obrero[]
Formación de los imperios coloniales que llegan a su apogeo en vísperas de la Primera Guerra Mundial, razones de tipo económico (control de los recursos primarios y estratégicos) o de tipo político impulsan su creación. Inglaterra, Francia y Guiana son en este periodo las potencias principales. Inglaterra conserva la mayor parte de sus posesiones antillanas (Antillas Ecuatoriales, Nueva Inglaterra, Nutka y algunas islas caribeñas) y extiende su dominio sobre Terranova y Nueva Arcadia (NLT: Australia y Nueva Zelanda) y sobre buena parte de África. Francia por su parte, recuperada de la perdida de Australia rehace su Imperio conquistando Sudafrica, el Congo y el África Occidental y el Sahel, establece un protectorado sobre los principados del sur de la India frente a la Confederación Maratha y compite con Inglaterra por el control de las islas de Insulindia.
Guiana por su parte cuenta entre sus dominios los territorios de la Guiana Boreal (Nueva Aquitania, Canada etc..) y trata de emular a sus dos competidores, especialmente en África (Guiana Ecuatorial, Madagascar).
León trata de rehacer por su lado su propio Imperio aunque solo lo consigue con exito en África (Angola, Mozambique y el protectorado de Marruecos) a costa de un gran sacrificio, mientras que en Asia o las Antillas se mantiene a la defensiva.
Junto a estos Dinamarca, Suecia e Italia tratan de emular a las potencias hegemónicas, pero sus dominios podrían definirse como testimoniales, en comparación con los de sus competidores.
Ligado a la industrialización surge el movimiento obrero, primero con el socialismo utópico y luego con el socialísmo pragmático en sus diversas variantes: Levelerismo inglés, comunalísmo y laborismo europeos continentales. Junto al socialismo emergen las ideologías anarquistas: colectivísmo y espartaquismo.
La Primera Guerra Mundial[]
La Primera Guerra Mundial alinea a las llamadas Potencias Centrales: Imperio Francón, Imperio Italo-húnguero, Castilla y el Imperio Bizantino contra los Aliados: Inglaterra, Guiana, Burgoña, Gotia, Bavaria, Polonia, Rusia, Dinamarca, Albania, Serbia y Bulgaria. Al bando de las potencias centrales se suman China y algunos principados de la India, y al de los aliados Persia, la confederación Maratha, Japón, Etiopía, Australia y algunos estados antillanos. Permanecen neutrales Suecia y León.
Iniciada en 1905 como un conflicto colonial, la guerra se arrastra en una sangrante lucha de frentes fijos por espacio de cinco años, el estallido revolucionario comunalista en Italia, seguido en Hungueria y Francia ocasionan el colapso de las potencias centrales y precipita el final de la contienda.
El término de la guerra supone la afirmación del principio nacional de soberanía y el establecimiento de unas primeras instituciones supranacionales de defensa de la paz. Las paces se firman en 1912 en Basilea y establecen los siguientes puntos:
- Francia entrega a Neustria Champagne y Picardia.
- Francia entrega Pilsen a Bohemia.
- Francia cede a Polonia la Baja Silesia, Pomerania oriental y los territorios al este del Oder.
- Disolución de la monarquía italo-húnguera: El Imperio Italiano se convierte en una serie de Repúblicas reunidas en la Confederación Italiana.
- Independencia de Dacia, Carintia y Croacia sobre territorios de la antigua monarquía hunguera.
- Hungueria cede a Polonia Galitzia y a Bulgaria la desembocadura del Danubio y a Serbia la región de Belgrado.
- Bavaria incorpora de Hungueria el Vorau y obtiene de por medio de plebiscitos la incorporación de Nordgau y otros territorios en el oeste.
- Asimismo Francia cede a Dinamarca Holstein y la isla de Rügen.
- Cesión de las posesiones coloniales franconas e italianas, parte de las cuales son convertidas en mandatos de la Sociedad de Naciones en regimen de fideocomiso mientras que otras son repartidas entre las potencias aliadas.
- Se establece una fuerte suma en concepto de reparaciones.
- Las potencias centrales entregan la practica totalidad de sus marinas de guerra.
- Asimismo, las mismas potencias son obligados a reducir sus fuerzas armadas.
- Se establece la desmilitarización de los territorios francones entre el Elba y el Oder y al oeste del Rhin.
- Castilla reconoce la independencia del Estado Libre de Vizcaya (luego Euskadi), entrega a León Cadiz, Algeciras y Gibraltar (estas últimas tras la celebración de plebiscitos) y entrega Barcelona y Tarragona a Gotia.