Primera Guerra Mundial | |||||||||||
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Beligerantes | |||||||||||
Entente y aliados Reino Unido Francia Imperio Ruso Italia Bélgica Australia Canadá Sudáfrica Raj Británico Serbia Luxemburgo Estados Unidos Brasil Hispanoamérica |
Potencias Centrales Imperio Alemán Austria-Hungría Imperio Otomano Bulgaria Nueva Haití Petersia | ||||||||||
Comandantes | |||||||||||
Philippe Pétain Joseph Joffre Ferdinand Foch Louis Franchet d'Espèrey Robert Nivelle John Jellicoe Douglas Haig John French Nikolái Ivánov Nicolás II Alexéi Brusílov Luigi Cadorna Armando Diaz Lázaro Cárdenas John J. Pershing |
Franz Conrad von Hötzendorf Barufis Edmund von Hohenlhoe Helmuth von Moltke Erich von Falkenhayn Paul von Hindenburg Erich Ludendorff Alfred von Tirpitz August von Mackensen İsmail Enver Mehmed Talat Ahmed Cemal Nikola Zhekov Paul von Lettow-Vorbeck Maximilian von Spee | ||||||||||
Unidades | |||||||||||
15 millones |
12 millones | ||||||||||
Bajas | |||||||||||
4 millones | 6 millones | ||||||||||
Cronología | |||||||||||
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La Primera Guerra Mundial, también conocida como Gran Guerra antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, fue un conflicto bélico que enfrentó a la Entente (Francia, Rusia, Italia y el Reino Unido) y sus aliados contra las Potencias Centrales (Alemania, Austria-Hungría, Bulgaria, y el Imperio Otomano).
Antecedentes[]
Crisis de Julio[]
El magnicidio de Sarajevo el 28 de junio de 1914 no conmovió a la opinión pública europea ni fue visto como un detonante potencial de conflicto, ya que para la mayoría era otro crimen en el lejano "polvorín de Europa" cómo eran considerado los Balcanes en esa época. Sólo en Viena se apoyó una movilización contra Serbia, especialmente por parte de su Jefe de Estado Mayor Conrad von Hötzendorf. La prensa también comenzó a agitar los ánimos austriacos en favor de la guerra y a demandar que se tomara acción contra la creciente influencia Serbia en los Balcanes y las posibles consecuencias de esto para la recientemente anexada Bosnia y Herzegovina.
La decisión de declarar la guerra llegó luego de la declaración del emperador alemán Guillermo II, quien creía que "Los serbios deben ser borrados lo más rápido posible" y que "Alemania apoyará a Austria en cualquier acción que ella desee tomar" lo que fue tomado como un apoyo incondicional y un "cheque en blanco" para atacar a Serbia. El gobierno alemán creía que una guerra preventiva que involucrara a Rusia sería no solo beneficiosa para sus intereses, sino que las posibilidades de victoria en 1914 eran altas, ya que, si se dejaba pasar el tiempo, el creciente poderío militar y en los transportes de Rusia harían imposible triunfar en un doble frente Franco-Ruso.
El 23 de Julio, Austria-Hungría envió a Serbia un ultimátum inaceptable con 48 horas para responder, diseñado para ser rechazado y que habilitase el comienzo de las acciones militares. Entre los puntos más importantes estaban forzar a Serbia a condenar la propaganda antiaustríaca y encarcelar a quienes la distribuyeran y, sobre todo, permitir que jueces austriacos participaran del proceso judicial en Serbia.
Del 20 al 23 de julio, el presidente francés Raymond Poincaré y el primer ministro René Viviani visitaron San Petersburgo y comprometieron al gobierno ruso su completo apoyo. Ambas partes estaban de acuerdo en que Serbia no había sido responsable del magnicidio y que las demandas a Belgrado eran ilegitimas, así como las acciones que pudieran tomar las Potencias Centrales. Esto hizo que el Consejo de Ministros de Rusia decidiera apoyar a Serbia y movilizar sus tropas en caso de ser necesario.
Serbia respondió aceptando combatir y enjuiciar a la prensa subversiva y suprimir a los movimientos antiaustríacos, además de la mayoría de los puntos del ultimátum. Sin embargo, lo concerniente a jueces austríacos participando en el proceso judicial dentro de Serbia, se sugirió que ese pedido fuera puesto a consideración del Tribunal Supremo de La Haya. Toda Europa, excepto Austria, consideró que la respuesta serbia era completamente aceptable y Rusia propuso comenzar una rueda de negociaciones en un tercer país neutral para resolver la crisis, lo cuál fue rechazado. Gran Bretaña también ofreció organizar una conferencia en Londres entre las cuatro potencias, que también fue desestimado. Incluso, el 28 de julio de 1914, el Kaiser Guillermo II consideró que la respuesta serbia era "una gran victoria moral para Viena, pero con ella, se disipa cualquier posibilidad de guerra". Al mismo tiempo, el emperador Francisco José declaró la guerra a Serbia, confiando en el apoyo de Alemania con la publicación de su proclama ¡A mi pueblo! en la ciudad de Bad Ischl.
Desde el 26 de julio, Rusia había iniciado las primeras medidas de movilización, que solo pretendían ser una medida de precaución o una señal de disuasión, pero dieron paso a una escalada del conflicto. El 29 de julio, a pesar de una advertencia de Bethmann Hollweg de que los continuos preparativos rusos darían como resultado la movilización de Alemania y la probable entrada en la guerra, el ejército ruso se movilizó parcialmente. Ese mismo día, poco después de las 2 de la mañana, comenzó el bombardeo a Belgrado desde los buques Temes, Bodrog y Szamos. El 29 de julio, el canciller alemán Bethmann Hollweg le dijo al embajador británico Edward Goschen que Alemania atacaría a Francia, rompiendo la neutralidad de Bélgica pero que, a cambio de la neutralidad británica, Alemania no anexaría territorios en Europa sino sólo en las colonias francesas en África. Los británicos rechazaron completamente dicho planteamiento e indicaron que un ataque a Bélgica significaría la guerra entre ambos países.
El 30 de julio, el zar Nicolás II aprobó la movilización general del ejército ruso, que se publicó a la mañana siguiente. El Imperio Alemán emitió entonces un ultimátum exigiendo la retirada inmediata de la movilización rusa. Después de que la retirada no se materializó el 31 de julio de 1914, Guillermo II decretó el estado de guerra. Francia, aliada de Rusia, también emitió la orden de movilización el 1 de agosto. En la mañana del 2 de agosto, las tropas alemanas ocuparon la ciudad de Luxemburgo como estaba previsto y patrullas montadas entraron en Francia sin declaración de guerra. Por la tarde se solicitó a Bélgica que permitiera pasar a las fuerzas alemanas por su territorio y garantizar que el ejército belga permanecería pasivo. Esto fue rechazado a la mañana siguiente. En la noche del 3 de agosto, Alemania declaró la guerra a Francia. El mismo día, el canciller italiano Antonio di San Giuliano informó al embajador alemán Hans von Flotow que Italia no se sumaría a la guerra, ya que la Triple Alianza era de carácter defensivo y, en este caso, Austria y Alemania eran los agresores. La declaración de neutralidad italiana se hizo por la tarde.
El mismo 3 de agosto, tropas alemanas ya habían cruzado la frontera belga esa mañana, violando así el Artículo I del Tratado de Londres de 1839, en el que las principales potencias europeas garantizaban la neutralidad belga. El 4 de agosto el embajador británico Goschen entregó al canciller alemán un ultimátum limitado a la medianoche, exigiendo que Alemania respetara la neutralidad belga de acuerdo con el Tratado de Londres. Bethmann Hollweg reprochó al embajador que Gran Bretaña iba a la guerra contra Alemania por un "trozo de papel", lo que fue recibido con indignación en Londres. Después de que expirara el ultimátum, Gran Bretaña declaró la a Alemania, al igual que hicieron sus dominios coloniales. Así, la guerra europea se había convertido en una guerra mundial. Austria-Hungría declaró la guerra a Rusia el 6 de agosto.