La rebelión de Siva II, también conocida como Primer Alzamiento Moriya, fue un conflicto desarrollado entre los años 500 y 503 en la isla de Lanka, durante los primeros años de gobierno del Mahā Næṇavat Siddhārtha I de Anuradhapura. Estuvo causado por las protestas de la nobleza pro-monarquía que para ese entonces todavía tenía mucho poder en el país; éstos, descontentos por la invasión kalabhra, decidieron levantarse en armas contra los monjes que lideraban el país y nombraron a Siva Moriya, sobrino del rey Moggallana, como monarca de Anuradhapura.
Antecedentes[]
La causa inmediata del conflicto gubernamental se encuentra en la segunda invasión Kalabhra a la Lanka, ocurrida entre el 495 y el 497. El emperador Tevveengya, harto de los abusos cingaleses contra la población tamil de la isla, decidió ocupar el territorio y derrocar al rey Moggallana I, quien combatió valientemente a las tropas indias y se ganó la fama de héroe nacional; surgieron de este conflicto decenas de poemas épicos ensalzando la figura de este rey y la de su padre, Dathusena (455-473), quien había recuperado su país tras la ocupación de los Seis Reyes Dravídicos (436-452).
Estos escritos crearon una fuerte conciencia nacional que, tras la ocupación tamil, sólo pudo ser calmada mediante una marcada política pacifista, propia de un gobierno teocrático budista, que en ese entonces estaba llevado por el sacerdote mayor del Maha Vihara. Aun así, entre las élites cingalesas, la esperanza seguía latente y comienzaron a urdirse planes contra el joven Mahā Næṇavat, que era un niño de 7 años considerado la reencarnación de Buda.
Pronunciamiento de Siva II[]
En esta compleja situación, un noble Moriya muy relacionado con los antiguos reyes anuradhapuritas logró zafarse de las autoridades tamiles y creó una fuerte red de apoyos en el sur de Lanka, lo que le sirvió para alzarse en el año 500 contra el gobierno del sacerdote mayor del Maha Vihara y del joven Siddhārtha I, que todavía no había tomado el poder del país. Fue entonces cuando Siva II se autoproclamó rey y demostró las carencias del nuevo Estado teocrático.