Historia Alternativa
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En Chile se considera que existe terrorismo de manera recurrente desde la década de 1970, si bien hay antecedentes de conductas terroristas anteriores pero más focalizadas (como el caso de las Ligas Patrióticas en el norte del país a comienzos del siglo XX).

Antecedentes[]

Aunque el terrorismo como fenómeno estructurado comenzó a manifestarse de manera recurrente en Chile desde la década de 1960, existen antecedentes anteriores que reflejan el uso de la violencia política con fines ideológicos. A comienzos del siglo XX, durante las décadas de 1910 a 1930, existió un grupo de extrema derecha llamado Ligas Patrióticas, caracterizado por su ideología nacionalista, xenófoba y anticomunista. Estas agrupaciones realizaron actos de hostigamiento y violencia especialmente contra inmigrantes y obreros sindicalizados, en particular en el norte del país. Si bien no operaban como células clandestinas terroristas en el sentido moderno, su accionar represivo y paramilitar dejó un precedente en la historia política nacional.

Durante los años 30 a 50, el país vivió un periodo de relativa estabilidad en cuanto a violencia política organizada, con excepción de algunos episodios de represión estatal durante gobiernos autoritarios o bajo estados de excepción. Sin embargo, a partir de los años 60, en un contexto de Guerra Fría y efervescencia ideológica global, surgieron en Chile diversos movimientos radicales que harían uso sistemático de la violencia como método de acción política.

Auge del terrorismo político (1960-1977)[]

A partir de la década de 1960, el país comenzó a experimentar una creciente radicalización política, influida tanto por el éxito de la Revolución Cubana como por las tensiones sociales internas.

Entre las organizaciones más relevantes se encuentra el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), fundado el 15 de agosto de 1965 por jóvenes militantes provenientes del Partido Socialista y otras agrupaciones de izquierda radical. Inspirado en la revolución cubana, el MIR planteaba la toma del poder mediante una insurrección armada del proletariado y el campesinado. Las primeras acciones violentas del MIR comenzaron en 1967, bajo el primer gobierno de Eduardo Frei Montalva, con tomas de terrenos, sabotajes y enfrentamientos con fuerzas policiales. El grupo fue progresivamente adoptando tácticas más violentas, incluyendo asaltos a bancos y ataques a cuarteles.

En 1968 surgió la Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP), fracción más reducida y selecta que combinó actividades de propaganda armada con atentados contra personal político y militar. En esa época también surgieron otras agrupaciones como el Movimiento Campesino Revolucionario (MCR) y núcleos más pequeños con orientación maoísta o trotskista, que participaron en tomas de fundos y sabotajes. En paralelo, comenzaron a organizarse aparatos de autodefensa armada en sectores obreros y estudiantiles urbanos. Si bien muchos de estos grupos actuaban de forma dispersa, compartían una visión crítica del sistema democrático-liberal, al que consideraban incapaz de resolver las desigualdades estructurales del país.

Tras la elección de 1970, en la que el derechista Jorge Alessandri Rodríguez derrotó al socialista Salvador Allende, la tensión social se disparó. El MIR y el VOP intensificaron la acción directa, destacando el fallido intento de asesinato al ex ministro Edmundo Pérez Zujovic en 1971 por parte del segundo grupo, lo cual tuvo como consecuencia que el Partido Demócrata Cristiano acercara posiciones con el gobierno de Alessandri.

Durante este período también surgieron grupos de choque vinculados a partidos políticos, como el Comando Rolando Matus, brazo de autodefensa del Partido Nacional, que se enfrentaba a grupos de izquierda como la Brigada Elmo Catalán del Partido Comunista y la Brigada Elmo Catalán del Partido Socialista. Aunque el Comando Matus no llegó a tener estructura ni accionar terrorista, su existencia refleja la creciente militarización de la política chilena en esos años.

El 11 de septiembre de 1973 un comando vinculado al MIR atacó al general René Schneider, marcando la violencia contra altos mandos militares. En respuesta al incremento de la violencia, el gobierno de Alessandri creó en 1974 la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI), una agencia de seguridad interior formada mayormente por personal militar y orientada a la infiltración y desarticulación de grupos subversivos.

Revolución de 1977[]

Artículo principal: Revolución de 1977

FRMR[]

Aun con los recuerdos de la fallida revolución de 1977 frescos en la sociedad chilena, a finales del segundo gobierno de Eduardo Frei Montalva apareció el Frente Revolucionario Manuel Rodríguez, una organización guerrillera de ideología marxista-leninista creada en abril de 1982 y dirigida en su mayoría por prófugos de aquella insurrección, quienes se habían reorganizado desde el exterior con respaldo del régimen cubano. El objetivo de este grupo que todavía reivindicaba la lucha armada como vía valida para alcanzar el poder era la destrucción del gobierno burgués y su reemplazo por una dictadura del proletariado. El FRMR consiguió engrosar sus filas con decenas de jóvenes desilusionados con los fracasos electorales de los partidos de izquierda, pero sobretodo por su supuesta renuncia a defender a la clase obrera al adoptar un proceso de renovación política. El FRMR se dio a conocer en medio de la campaña presidencial de 1982 con dos ataques, una bomba en el Congreso y un intento de asesinato contra el alcalde de Santiago, Federico Willoughby-MacDonald, por lo que esto llevó al entonces candidato presidencial Patricio Aylwin a poner como su prioridad al llegar la Presidencia el detener a esta organización que no tardo en ser catalogada como terrorista por todos los partidos de la ADENA, y por la mayor parte de la izquierda, excepto el Movimiento Democrático Popular que se mostró reacio a usar tal calificación, pese a que los recuerdos de los eventos de 1977 estaban todavía frescos. Aun así, condenaron el ataque al alcalde Willoughby-MacDonald.

La tarea de desarticular al FRMR fue encargada al Comando de Seguridad Interior, fuerza antiterrorista especializada formada en 1978, pero demostró ser más difícil de lo esperado, debido a que dentro de la guerrilla hubo presencia de ex conscriptos de la Guerra Sudamericana, quienes facilitaron armamento que quedó del conflicto y brindaron datos sobre antiguos refugios construidos en las montañas, que los terroristas usaron para ocultarse y movilizarse.

Durante los siguientes tres años, aunque con una frecuencia cada vez menor, el FRMR realizo varios de atentados como el que destruyo el vuelo 387 de Aeronor en 1983, y otros crímenes como la Matanza de Viernes Santo de 1984, que causaron un fuerte impacto en la sociedad. Empero, su mayor ataque fue el atentado contra la comitiva presidencial, el 7 de septiembre de 1985, donde el propio presidente Aylwin casi resultó asesinado. La acumulación de estos fue lo que termino por marcar un giro definitivo en la política nacional respecto al terrorismo, ya que tan solo cuatro días después todas las fuerzas políticas, incluyendo al PS-Almeyda y Partido Comunista, aceptaron firmar sin cuestionamientos el Acuerdo de Unidad Nacional por la Democracia, una declaración transversal que rechazaba definitivamente todas formas violentas para alcanzar el poder, cuestión que sería añadida a los principios de todos los partidos políticos, algo que había quedado pendiente desde el fin de la revolución de 1977. Esto, además de una colaboración completa para denunciar a simpatizantes de terroristas de las filas partidistas, un hecho que llevaría a la salida de ciertos elementos de la izquierda que pese a todo se negaban a desterrar la vía armada.

Luego de una importantes reestructuración alrededor de 1984, el Comando de Seguridad Interior continuo su labor por ubicar a los miembros del FRMR. Si bien no pudieron detener hechos como el atentado a la comitiva, si pudieron prevenir otros ataques y para noviembre de 1985 habían conseguido cortar las fuentes de financiamiento de los terroristas, así como ubicar casi la totalidad de sus bases, preparando un gran operativo para acabar con toda la organización.

El 1 de enero de 1986 dio comienzo a la llamada Operación Tiltil, donde las fuerzas antiterroristas consiguieron detener al grueso de los integrantes del Frente Revolucionario Manuel Rodríguez, incluyendo todo su liderazgo. Se estima que un tercio de los rodriguistas murió durante de los enfrentamientos. Los pocos que escaparon no pudieron reorganizarse y fueron eventualmente capturados o se exiliaron para no volver nunca.

Informe Vial[]

Artículo principal: Informe Vial

Una vez que la amenaza del FRMR fue eliminada, el presidente Aylwin sabia que era hora que la sociedad chilena empezara a sanar las heridas dejadas por los últimos diez o viente años de disputas internas o externas, y por ello a mediados de 1987 anuncio la creación una comisión encabezada por Gonzalo Vial Correa, ex-ministro de Educación durante el segundo gobierno de Frei, conformada por varias figuras destacadas, para que que investigara los diversos hechos de violencia política, militar, paramilitar y terrorista desde 1969 hasta 1986.

Aylwin recibió el Informe Vial el 7 de agosto de 1988, declarando entre lágrimas que "nunca más en Chile tengamos que enfrentarnos entre compatriotas o con nuestros vecinos", y llamó a iniciar una nueva etapa en la historia del país, en donde el diálogo primara por sobre la violencia.

Nuevas amenazas[]

Tras la disolución del Frente Revolucionario Manuel Rodríguez en 1986 y el consenso político alcanzado con el Acuerdo de Unidad Nacional por la Democracia, se vivió un periodo de relativa calma en materia de violencia política. Sin embargo, a partir de mediados de la década de 1990 comenzaron a aparecer nuevos grupos clandestinos, con motivaciones más diversas, métodos menos estructurados y vínculos tanto locales como internacionales.

Estos grupos no alcanzaron la envergadura del FRMR, pero sus acciones han mantenido vigente la preocupación por la seguridad interna. La mayor parte de estos emergentes movimientos fueron desarticulados en sus primeras fases, aunque algunos han persistido en forma de células operativas, especialmente en contextos de alta conflictividad social o territorial.

A continuación, se resumen las principales organizaciones surgidas desde 1990:

Nombre Descripción
Nueva Resistencia Manuel Rodríguez Escisión residual del FRMR formada por exmiembros no capturados tras la Operación Tiltil. Intentaron reactivar una línea armada marxista-leninista durante los años 90, con apoyo limitado desde el exterior. Sus acciones fueron esporádicas y simbólicas (panfletos, pequeños artefactos explosivos) y no lograron articulación nacional. La NRMR fue finalmente desmantelada en 1999.
Brigada Nacionalista Patria Nueva Grupo de extrema derecha que surge en respuesta a la violencia del FRMR. Tiene vínculos con antiguos elementos de la seguridad interior y veteranos de la Guerra Sudamericana. Estuvo activa particularmente en los años 80 y se disuelve formalmente en 1991 tras una investigación parlamentaria. Se les vincula con acciones de "limpieza social" y represión no oficial.
Milicias Populares Grupo de inspiración marxista que intenta revivir la estrategia insurreccional post-FRMR. Activo principalmente en sectores urbanos del Gran Santiago. Vinculado a intentos de formación de células en universidades y organizaciones sindicales radicalizadas. Se disolvió tras una operación conjunta de inteligencia civil y policial durante el gobierno de Joaquín Lavín.
Comando Libertario Lautaro Inspirado en ideas anarquistas y autonomistas, este grupo tuvo origen en círculos estudiantiles a fines de la década del 2000. Entre 2010 y 2015 realizó atentados incendiarios contra bancos, empresas multinacionales y organismos estatales, en coordinación con colectivos extranjeros afines. Utilizan artefactos de bajo poder, comunicados en redes sociales y una estética de guerrilla urbana. Su accionar disminuyó tras una serie de detenciones entre 2016 y 2018.
Cruz Negra Grupo ultraderechista, de inspiración católica integrista, nacionalista y reaccionaria. Apareció en 2014 en respuesta a lo que consideraban una “crisis moral y civilizatoria” provocada por el laicismo y el avance de los derechos sexuales y reproductivos. Ha realizado ataques contra clínicas de salud sexual, agrupaciones feministas y una sede de la Universidad de Valparaíso. Fue responsable del atentado incendiario al Teatro en 2019. Se encuentra bajo vigilancia activa por parte del sistema de inteligencia.

Conflicto Mapuche[]

El conflicto mapuche en Chile ha tenido múltiples dimensiones —social, política, territorial y cultural—, pero desde mediados de la década de 1980 comenzó a adquirir también una expresión violenta protagonizada por grupos radicalizados. A pesar de los esfuerzos institucionales por abordar las legítimas demandas indígenas mediante organismos como la INPO (Instituto Nacional de Pueblos Originarios), el fenómeno del terrorismo étnico se fue consolidando en paralelo, principalmente en la zona sur del país.

Origen y primeras manifestaciones (1980s)[]

Durante el gobierno de Patricio Aylwin (1982–1988), el Estado comenzó a registrar las primeras señales de organización radical mapuche, sobre todo en la región de la Araucanía. Aún sin acciones armadas de gran escala, comenzaron a detectarse ocupaciones ilegales de predios, sabotajes a maquinaria agrícola y panfletos con demandas de restitución territorial y autonomía. A fines del gobierno de Aylwin, se creó la Comisión Nacional para Asuntos Indígenas, integrada por académicos, dirigentes mapuche y representantes del Estado, con el fin de analizar la situación de los pueblos originarios y proponer soluciones estructurales.

Institucionalización y radicalización (1988–1998)[]

Durante el gobierno de Arturo Alessandri Besa (1988–1994) se creó la INPO (Instituto Nacional de Pueblos Originarios) como una entidad encargada de promover políticas públicas, inversión en infraestructura y programas de desarrollo en comunidades indígenas. A pesar de su enfoque técnico y el aumento del presupuesto para estas zonas, la aparición de grupos radicales —como los autodenominados Resistencia Territorial Lafkenche y Weichan Auka Mapu— marcó un quiebre en el enfoque dialogante. Estos grupos comenzaron a usar tácticas de sabotaje e incendio de maquinaria forestal y agrícola.

Hacia mediados de los 90, durante el gobierno de Gabriel Valdés (1994–1998), se registró un aumento de ataques incendiarios y tomas violentas de predios, sobre todo en las provincias de Malleco y Cautín. Es en este contexto que surge informalmente un grupo radicalizado que posteriormente daría origen a la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM), la cual se consolidaría como estructura operativa en 1998, ya durante el siguiente gobierno del PDC.

Consolidación de la violencia y respuesta estatal (1998–2006)[]

Durante el gobierno de Frei Ruiz-Tagle (1998–2002) se multiplicaron los atentados incendiarios contra camiones, faenas forestales y casas patronales en la Araucanía y Los Ríos. Aunque el Ejecutivo enfatizó el diálogo, se decretaron estados de excepción parciales en algunas comunas. El Ministerio del Interior impulsó una reforma a la legislación sobre delitos terroristas, aunque enfrentó resistencia parlamentaria.

Con la llegada de Soledad Alvear (2002–2006), la INPO fue reformada y elevada a la categoría de organismo autónomo, con control parlamentario, presupuesto propio y presencia territorial ampliada. La presidenta también impulsó la compra y restitución de tierras por medios institucionales, lo que ayudó a descomprimir algunas tensiones. Sin embargo, algunos grupos más radicales consideraron insuficientes estas medidas y continuaron con atentados incendiarios, destacando el incendio intencional de 6 camiones forestales en Lanco (2004). La presidenta condenó enérgicamente estos actos, señalando que "el diálogo no puede coexistir con el fuego".

Actualidad[]

Notas[]