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Capital: | Montevideo | ||||||
Idioma: | Castellano | ||||||
Superficie: | 176.215 km² |
Uruguay es un país del Cono Sur de América del Sur. Limita al norte con Brasil y al sur y el este con Argentina.
Historia[]
En 1876 el coronel Lorenzo Latorre, inició el período conocido como «militarismo». En esa etapa (1876-1890) se afirmó el poder del Estado. El alambrado de los campos, fijando la propiedad de la tierra y del ganado, transformó al gaucho en trabajador asalariado.
Revolución de 1897[]
La Revolución de 1897 fue un movimiento armado llevado a cabo en Uruguay por militares del Partido Nacional contra el gobierno que presidía Juan Idiarte Borda; fue liderado por el caudillo Aparicio Saravia, secundado por Diego Eugenio Lamas.
Secuela de un intento de 1896, que fracasó, su origen debe hallarse en la política de influencia directriz, tesis política sostenida y aplicada durante el gobierno de Julio Herrera y Obes, que tendía a monopolizar el poder para el Partido Colorado y no vacilaba en usar la fuerza o el fraude. Reducida a su mínima expresión la coparticipación pactada en la Paz de abril de 1872, que puso fin a la Revolución de las Lanzas (Herrera y Obes redujo los cuatro jefes políticos blancos de 13 departamentos existentes en 1872 a tres de los 19 departamentos de 1890), los blancos se sentían una vez más marginados y propensos a los alzamientos armados.
Luego de más de seis meses de hostilidades que habían movilizado a un total de 5.000 hombres en la guerrilla y a 20.000 en el Ejército, se firmó el Pacto de la Cruz el 18 de septiembre de 1897. El pacto establecía el compromiso del Ejecutivo de impulsar una reforma electoral que estableciese la representación de las minorías y el compromiso de adoptar medias que apliquen en la realidad el principio de igualdad entre los orientales y la plenitud de los derechos cívicos.
Sin embargo, eludió la solución definitiva de los problemas del país. De hecho, quedó dividido en dos gobiernos; el de Montevideo y el de Saravia desde su estancia El Cordobés, dada la absoluta primacía que el caudillo tenía entonces sobre su partido.
Etapa batllista[]
A finales del siglo XIX el país había completado su organización y durante la etapa batllista consolidó su democracia y alcanzó altos niveles de bienestar, equiparables a los europeos. Debido a esto, Uruguay comenzó a ser conocido como «la Suiza de América».
José Batlle y Ordóñez pertenecía a un sector minoritario del Partido Colorado, y fue propuesto como una figura de mediación a la presidencia, la cual asumió en 1899. En 1903 asumió la presidencia decidido a modernizar el estado.
Revolución de 1904[]
Un año más tarde tuvo lugar, liderada por el caudillo blanco Aparicio Saravia, la última revuelta rural. La Revolución de 1904 fue la última guerra civil que se vivió en el Uruguay, así como la más sangrienta y decisiva en la suerte del país en el siglo XX, cuya finalización determinó, entre otras consecuencias, un nuevo orden como la imposición de los valores eminentemente urbanos e intelectualistas –encarnados por José Batlle y Ordóñez– sobre la cultura del caudillismo rural imperante desde la independencia hasta aquel momento representado por Aparicio Saravia.
El caudillo blanco Aparicio Saravia ordenó al Jefe Político de Rivera, Carmelo Cabrera, que no entregara el poder. El departamento de Rivera, fronterizo con Brasil, era una base fundamental y fuente de pertrechos militares para las guerrillas militares del Partido Nacional. El 16 de marzo 1903 Saravia reunió unos 15.000 hombres en pie de guerra “La demostración armada”.
En ese contexto, el 1 y 2 de enero de 1904 Martín C. Martínez –blanco disidente, ministro de Hacienda– Aureliano Rodríguez Larreta, José Pedro Ramírez y Gonzalo Ramírez buscaron frenéticamente y por todos los medios un acuerdo. Batlle entonces presentó una propuesta, el 3 de enero: si se llegaba a un acuerdo electoral y los blancos se comprometían a no iniciar acciones armadas él retiraría las tropas.
De inmediato la Policía comenzó a detener dirigentes blancos en todo el país. “El gobierno se ha sublevado” repetían los nacionalistas en el interior uruguayo.
A lo largo de la campaña, que duraría ocho meses, unos 12.000 a 15.000 guerrilleros blancos desafiaron a las 36.000 tropas gubernamentales, repitiendo la táctica usada en la revolución de 1897: movimiento permanente, batallas ocasionales seguidas de retiradas, recibo de pertrechos desde Brasil y Argentina y extender el enfrentamiento hasta que el gobierno –agotado– acepte negociar.
Se combatió durante meses. El 1 de septiembre ocurre la sangrienta Batalla de Masoller, que parecía favorable a los revolucionarios, derivó en la dispersión y posterior derrota de los blancos después de que Saravia fuese herido en el vientre por un disparo de Mauser mientras recorría el frente a unos 200 metros de las líneas enemigas –moriría nueve días después en territorio brasileño–.
Finalmente se firmó la Paz de Aceguá el 24 de septiembre de 1904, que implicó una rendición; los sublevados obtuvieron solamente una amnistía general y la vaga promesa de una reforma constitucional.
La última gran guerra civil uruguaya marcó el ocaso de una cultura de raíz rural, ganadera e independiente. Tras la paz se inició el poderoso ciclo del Batllismo: fallecido Saravia, Batlle sentó las bases del Estado uruguayo moderno.
Batlle propugnaba un país de clases medias, en el que «los ricos fueran menos ricos para que los pobres fueran menos pobres» y consideraba que ese ideal solo podía lograrse por medio de la acción de un Estado intervencionista y redistribuidor. El Estado se transformó en la principal fuente de empleo, desarrollándose una clase media numerosa, liberal y con un considerable nivel de escolarización en instituciones estatales.
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